La Pollera, traje nacional o elemento de discordia

Actualizado
  • 09/11/2017 01:01
Creado
  • 09/11/2017 01:01
Una iniciativa legislativa que pretende elevar formalmente la pollera al estatus de traje nacional pudiese menoscabar los esfuerzos para presentar un inventario de patrimonio inmaterial ante la Unesco

Favorecer la pollera como único traje nacional de Panamá puede poner en peligro el inventario del patrimonio cultural inmaterial que elabora el Mici, para presentarlo ante la Unesco. Con la idea de proteger nuestro más famoso traje para que no se sigan cometiendo ‘crímenes' a la vestimenta y al folclor y se respete el valor del trabajo de los artesanos, la diputada Katleen Levy y el diputado suplente Maximino Rodríguez, quienes presentaron un anteproyecto de ley para declarar la pollera como el traje típico nacional y promover su estudio, conservación y divulgación, han destapado la olla de grillos.

Levy, quien siempre se ha declarado como una amante de las tradiciones, señala que el debate será ‘interesante' y así ha sido. Mientras algunos estudiosos se oponen a la iniciativa, otros consideran que presenta elementos positivos, pero con ciertas reservas.

IGUALDAD EN LAS CULTURAS

Para la coordinadora general encargada del proyecto de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Panamá del Ministerio de Comercio e Industrias (Mici), Emma Gómez, la propuesta de ley coloca a la pollera por encima de los demás trajes autóctonos.

‘La Constitución habla de que no hay fueros ni privilegios. Al decir que la pollera es el Traje Típico Nacional, le estás dando privilegio a la pollera por encima de todo y no estás siendo equitativo', expresa.

El investigador de indumentarias típicas Eduardo Alberto Cano, concuerda con Gómez y cataloga de "absurdo" el anteproyecto. Recuerda además que Panamá es firmante de la Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), de 2005.

‘Dicho documento dice que no existen culturas por encima de las otras, entonces ¿cómo se supone que vamos a crear una ley donde se pasa por encima del convenio, diciendo que la pollera es más importante que las naguas de las mujeres Ngäbe Buglé o de las molas de las mujeres Guna?', detalla.

EL FOLCLOR NO ES ESTÁTICO

Cano, graduado en Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y con una maestría en tejidos, ha dedicado los últimos veinte años a la investigación de indumentarias de Panamá. Considera también que la propuesta, lejos de ayudar al folclor, lo destruye, al frenar su evolución, propia de un hecho folclórico.

‘El folclor no se puede congelar por medio de leyes, no pueden imponer reglas de atavío, de materiales o de estilos de labores y colores a nuestras indumentarias, porque ¿dónde quedaría el saber y la aprobación del pueblo si no existen opciones para elegir vestirse?', anota.

‘Una ley no puede establecer cómo vestirte ni lo que es correcto o incorrecto, porque los vestidos van evolucionando', dice Gómez.

Agrega que los cambios se perciben en diferentes vestidos, desde los atuendos indígenas hasta la pollera. ‘Hoy se usan diferentes materiales. Las indígenas antes usaban cuentas de barro y ahora las usan hechas en China. Los tembleques de las polleras antes eran de flores, luego se usaron escamas de pescado, después perlas y Swarovski, y alguna se lo mandó a hacer de oro en alguna ocasión'.

‘Una ley no puede decirte cómo ponerte una pollera. De salida, todas estarían violando la ley. Las polleras de hoy no son iguales a las de antes', resalta.

Contrario a Cano y Gómez, el folclorista Eduardo A. Pimentel mira con buenos ojos la iniciativa legislativa, ‘pero hay que ver qué van a regir', determina.

Según Pimentel ‘solo habría que llevar el tema de la conservación', pues considera que es la forma como se puede ‘aguantar un poco a los proyeccionistas de tantas cosas inventadas'.

‘Una buena forma de llevar la conservación, por ejemplo, es guardando la esencia desde lo tradicional hasta la actualidad, sin aumentar o exagerar', indica, esclareciendo que muchas personas hoy día critican lo tradicional, pero es a lo que nosotros, los folkloristas, le encontramos la esencia'.

Asegura que con los cambios exagerados que muchas veces se aprecia en la pollera actualmente, ‘ya la están convirtiendo en un collage '.

‘Sinceramente es un tema muy delicado, pero yo prefiero frenar [las variaciones] que llegar a observar una pollera hecha con detalles de lentejuelas'.

Pimentel asegura que al anteproyecto le agregaría un escrito de expertos, ‘que determine el uso correcto de cada pollera por provincia, y que la persona que esté mal vestida no la pueda utilizar'.

Sin embargo, para Gómez, ‘lo que puede diferenciar lo correcto de lo incorrecto en un vestuario, además de la educación y el buen gusto, es el canon, que es el grupo de expertos que en su momento sustenta cuál es la forma correcta de usar el vestido, pero incluso eso va cambiando con el tiempo', sostiene.

NOMINACIÓN EN PELIGRO

A raíz de la firma por Panamá de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en diciembre de 2003 y que se convirtió en Ley el 7 de julio de 2004, el Mici prepara desde 2011, un inventario del Patrimonio Inmaterial del país para nominarlo a la lista de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, esto incluye la técnica de confección de los diferentes tipos de pollera.

Eduardo Cano es uno de los tres panameños que ha sido capacitado por la Unesco para liderar el inventario, pero considera que esta situación pone en peligro el trabajo que se ha venido desarrollando.

‘Esto no es un juego de chiquillos o de protagonismo. Estoy seguro que muchos ni siquiera se han dado por enterados de los esfuerzos que se han realizado para elevar la artesanía de la pollera a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Estamos a un paso de presentar la solicitud y esta Ley de la Pollera afectaría directamente, en forma negativa, nuestra solicitud', comenta.

Gómez explica que en las postulaciones se debe mostrar cuáles son las medidas legales y las acciones que se han tomado para proteger un elemento, ‘y si bien es correcto que se haga cualquier tipo de ley que ayuda a todas las indumentarias para fortalecer las artesanías, es absurdo que quieras declarar por ley que hay una que está por encima de las otras'.

Enfatiza que lo ideal es dejar que el folclor fluya de manera espontánea. ‘No se puede regular con leyes cómo hacerla ni su uso porque enseguida la estás anulando, no estás dejando que sea una opción de patrimonio'.

ACCIONES Y NO LEYES

Cano favorece la toma de medidas de salvaguarda a favor del traje y de otras manifestaciones folclóricas, en lugar de presentar leyes.

‘Hay varias formas de conservar la pollera, y no con leyes. Una es llevar cursos gratuitos a todos los rincones del país, por personas idóneas. Otra, es incluir nuevamente en el plan de estudio de las escuelas primarias las clases de costura como se hacía antiguamente. También crear cooperativas de artesanas para organizarlas y darles capacitación constante', asevera.

‘‘HAY VARIAS FORMAS DE CONSERVAR EL FOLCLOR. UNA LEY NO ES LA VÍA MÁS ADECUADA DE FOMENTAR LA INMORTALIDAD DE LA POLLERA PANAMEÑA',

EDUARDO CANO

HISTORIADOR DE ARTE E INVESTIGADOR DE LA POLLERA

Crear un banco de materiales para que los costos se abaraten un poco, así como trabajar más en congresos y simposios, son otras medidas. ‘Sugiero que se hagan láminas con mujeres arregladas con el uso correcto, para que la gente aprenda cómo vestir las diferentes indumentarias del país, que se den más talleres sobre arreglos', expresa.

Otra propuesta es que, ‘se aplique la Ley 11 General de la Artesanía Nacional, y se dejen de introducir las telas pintadas al país, que están atentando contra la artesanía nacional y la mano de obra de la pollera', analiza.

Según Gómez, las leyes deben ser para fomentar cosas, abrir espacios de capacitación, llevar respaldo a los artesanos, pero no para definir patrimonio de una región por encima del patrimonio de otra.

‘No hay un vestido típico nacional, hay vestidos tradicionales de las distintas etnias y esos vestidos todos tienen el mismo valor, todos son hermosos, le cuesta mucho a las artesanas hacerlo y nos representan como país con lo diversos que somos. Ese es el punto que debemos tratar de entender, y no a estas alturas hacer leyes que nos dividan más. Además, los legisladores y los que los ayudan a hacer este tipo de ley, también se tienen que capacitar', determina Emma Gómez.

La Asamblea Nacional culminó su periodo de sesiones ordinarias, por lo que la iniciativa legislativa quedaría pospuesta al menos para dentro de dos meses. Queda mucha tela que cortar.

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