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- 21/11/2025 00:00
El ingeniero industrial Eduardo Jaspe ha recorrido más de tres décadas en el mundo corporativo, pero su nombre resuena hoy en la escena literaria panameña. Hace poco se enteró que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró 2025 en dos categorías: novela y cuento, con las obras ‘Veneno adentro’ y ‘Otra vez la noche’, respectivamente. La ceremonia de entrega fue ayer, 20 de noviembre.
El logro lo coloca junto a un grupo reducido de autores que han ganado el máximo galardón literario del país en dos géneros a la vez: Justo Arroyo, Ariel Barría, Neco Endara y Javier Medina Bernal.
El anuncio lo sorprendió al llegar de un largo viaje. “Acababa de bajarme de un avión, después de catorce horas de vuelo. Iba camino a recoger a mi perrita cuando recibí el mensaje: ganaste el Miró en novela. Seguía atrapado en el tráfico cuando llegó el segundo: ganaste también en cuento. Entonces cambié de ruta y fui directo a la Ciudad de las Artes tal como estaba. El cansancio se borró con la adrenalina”.
En una entrevista virtual -que Jaspe realiza con esta servidora mientras este viajaba entre Perú y Panamá-, el autor reflexiona a La Estrella de Panamá sobre su trayectoria y sobre el papel de la literatura en la vida cotidiana.
“Soy ingeniero industrial y tengo un MBA con especialización en finanzas. He trabajado más de 30 años en la industria financiera local, desarrollando toda mi carrera en Grupo Melo, donde actualmente soy CFO [director financiero]. Me siento agradecido con esta empresa, que ha sido mi casa profesional y me ha brindado grandes oportunidades de crecimiento”, cuenta.
Jaspe nació en la ciudad de Panamá, pero mantiene un vínculo cercano con Chiriquí. “Mi familia materna es de Boquete. Muchos de los paisajes y recuerdos de mi infancia allí han sido el germen de cuentos y escenas dentro de mis novelas”.
Su acercamiento a la literatura se remonta a la infancia. “Seguramente fue gracias a mi madre, quien era una lectora entusiasta. Ella me conseguía libros que incluían resúmenes ilustrados por capítulo. Durante la adolescencia seguí leyendo con interés, y esa costumbre me ha acompañado a lo largo de los años. El descubrimiento de la obra de Julio Cortázar despertó en mí una especial fascinación por el cuento. Sin embargo, fue en 2014 cuando di el paso que había postergado durante mucho tiempo: me inscribí en el Diplomado de Literatura Creativa de la Universidad Tecnológica de Panamá. Esa experiencia marcó un antes y un después”.
Luego vinieron más estudios: “Después hice muchos cursos locales y extranjeros. Y todo esto me despertó un interés por algo más formal. Por eso cursé una maestría en Estudios Literarios en la Universitat de Barcelona. Además de la educación formal, lo más importante fue el contacto con otros escritores”.
Aunque su carrera ha estado vinculada a las finanzas, la literatura se convirtió en un espacio de equilibrio, cuenta. “La literatura apareció como una necesidad personal más que una elección. Tal vez todos los seres humanos tenemos esa necesidad y no siempre somos conscientes de ella. Nos acostumbramos a las palabras duras y olvidamos disfrutar el lenguaje. Cuando uno despierta —cuando le da permiso a la conciencia para actuar— se vuelve inevitable escuchar y expresarse. Yo lo hago a través de la literatura”.
Jaspe afirma que el cuento es su “territorio natural”. “Me atrae su economía, su capacidad para condensar un mundo en unas pocas páginas. En los últimos años, la novela me ha permitido explorar otros ritmos y profundidades. En verdad, soy narrador: cuento y novela me van bien”.
Su primer reconocimiento llegó en 2014, cuando obtuvo el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez con “Arcanos mayores”. Un año después ganó el Premio Centroamericano Rogelio Sinán con “Origen del Ninfa”. En 2025 sumó tres distinciones: el Premio de Narrativa Ariel Barría Alvarado con “La conspiración de las garzas”, y el Ricardo Miró en cuento y novela.
“Recuerdo perfectamente el primero. Estaba en mi oficina cuando recibí la llamada. Se me salieron las lágrimas. Me encerré en el baño. Nadie entendía qué pasaba”.
Sobre el reciente doble reconocimiento, comenta: “Que autores del calibre de los jurados hayan escogido mis obras me confirma que vale la pena el riesgo y el esfuerzo. Más que el premio en sí, lo que me conmueve es la certeza de que el trabajo, la búsqueda y la duda también pueden tener una recompensa luminosa.”
Sobre las obras premiadas explica: “El libro de cuentos se titula ‘Otra vez la noche’. Es una galería de intimidades urbanas donde personajes comunes enfrentan momentos que los desbordan. Los relatos exploran el deseo, la pérdida, la culpa y las tensiones en las relaciones humanas.
La novela se llama ‘Veneno adentro’. Es una novela negra en la que un asistente de fiscal investiga el envenenamiento de un inspector de policía. A medida que profundiza en el caso, debe confrontar sus propios traumas y se ve atrapado en una red de poder, tensiones políticas y verdades ocultas”.
Ambas obras, señala, tienen un largo proceso detrás. “Veneno adentro’ nació en 2016, inspirada en un caso real ocurrido en Panamá. Algunos cuentos de ‘Otra vez la noche’ fueron escritos mucho antes. Necesito tiempo para concretar las ideas, buscar las palabras, explorar emociones y elegir la voz adecuada. Mis textos necesitan descansar para madurar”.
Para Jaspe, toda la literatura parte de la realidad. En sus palabras, “el arte, en general, surge de nuestra naturaleza humana. Todo lo que escribo tiene un pie en la crudeza del mundo real y otro en el deseo de una realidad alterna”.
El autor considera que la literatura es esencial para el desarrollo cultural. “Un país sin literatura es un país sin memoria ni espejo. Mientras la historiografía se enfoca en los hechos y los líderes, la literatura se ocupa de las personas comunes. Nos permite reconocernos, amplía la mirada y nos vuelve más empáticos y críticos. Leer y escribir son actos de resistencia y de esperanza”.
Recientemente viajó por Europa de vacaciones. “Estuve en Budapest, Bucarest, Transilvania, Sofía y el norte de Italia. Lo que viví en octubre se ha convertido en material para nuevos textos”.
Jaspe también reconoce la influencia de su familia. “Mi tía, Luz Lescure, es poeta. Ella tiene parte de la culpa de todo esto. También fue quien leyó mis primeros textos”.
Cuando se le pide definir qué significa ser escritor, responde: “Ser escritor, para mí, es andar entre lo que duele y lo que deslumbra, intentando entender algo que está ahí y cuyo significado siempre se escapa”.
Ante la pregunta de qué lo motivó a adentrarse en la literatura, siendo un profesional del ramo administrativo, reflexiona que es la literatura es ese medio para “experimentar la realidad como debería ser”. Reflexiona así: “Es una buena pregunta, y no tengo una respuesta concreta. Aunque mi carrera profesional ha estado siempre en el ámbito financiero, la literatura apareció como una forma de equilibrio, una necesidad personal más que una elección. Tal vez todos los seres humanos tenemos esa necesidad y no siempre somos conscientes de ella. Quizás vivimos con los sentidos apagados, adormecidos, sin darnos la oportunidad de experimentar la realidad como debería ser. Nos acostumbramos a las palabras duras y olvidamos disfrutar el lenguaje, su melodía, aquello que resuena en lo profundo. No lo sé. Lo cierto es que, cuando uno despierta —cuando le da permiso a la conciencia para actuar—, se vuelve inevitable escuchar y expresarse. Yo lo hago a través de la literatura”.
Y deja un mensaje a quienes sienten la necesidad de escribir: “Les diría que lo intenten. La literatura no exige exclusividad, sino verdad. Escribir no depende del oficio, sino de la mirada. Si algo los conmueve, los incomoda o no los deja dormir, pónganle atención: ahí está el germen de un texto con alma. Lo demás se aprende leyendo, escribiendo y volviendo a intentarlo”.