Sergio Larraín, el fotógrafo que peregrinó por la vida

Actualizado
  • 02/01/2018 01:00
Creado
  • 02/01/2018 01:00
Sus viajes le permitieron entrar en contacto con todo tipo de culturas y le hicieron desarrollar un compromiso con la sociedad

Sergio Larraín recorrió el mundo con su Leica para inmortalizar personas e instantes únicos que lo llevaron a la fama, pero un día renegó de la fotografía, trató de destruir toda su obra y se entregó a la meditación. Ahora, Buenos Aires recupera al artista chileno que peregrinó por la vida.

‘Su esencia es la de un místico que fue descubriendo lugares, siempre en la búsqueda de algo. Y la mantuvo hasta su muerte', cuenta a Efe Virginia Fabri, directora del departamento de fotografía del Centro Cultural Borges, que acoge una retrospectiva del fotógrafo hasta finales de febrero.

Hijo de un destacado arquitecto de la burguesía chilena, pronto mostró inquietud por conocer otras realidades, lo que lo llevó a estudiar en Estados Unidos y, más tarde, a visitar Europa y Oriente Medio, aunque, en esta ocasión, lo hizo con su padre para escapar del dolor por la muerte repentina de su hermano.

Sus viajes le permitieron entrar en contacto con todo tipo de culturas y le hicieron desarrollar un compromiso con la sociedad y una empatía que canalizó a través del objetivo. Así se acercó a ‘los niños de la calle' que vagaban por Santiago de Chile en los años 50 e inmortalizó sus gestos, sus pequeños pies llenos de barro y sus miradas, mientras jugaban, fumaban, dormían o hacían fuego para cocinar. Ellos están muy presentes en las 160 imágenes y once dibujos que revelan el trabajo que realizó el artista (1931-2012) durante dos décadas. También aparecen sus fotos de su amigo Pablo Neruda en Isla Negra.

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