‘Dune 2’ crea un mundo aún más diverso y amplio en la gran pantalla

Actualizado
  • 07/03/2024 00:00
Creado
  • 06/03/2024 17:12
Timotheé Chalamet y Zendaya lideran la continuación de ‘Dune’ en una historia cargada de acción, drama y lucha por la liberación de Arrakis y el legado de la casa Atreides

El cineasta Denis Villeneuve dejó una marca con su adaptación de Dune del libro homónimo de Frank Herbert de 1965; un sueño suyo desde la adolescencia cuando se volvió amante de la saga de Herbert.

En ese momento, la cinta cuyo presupuesto rondó los $165 millones, obtuvo una ganancia global de $404 millones y 10 nominaciones a los premios Óscar, siendo galardonada en seis de las categorías.

Su mezcla de la sensibilidad de un artista con el empuje de un ambicioso director de estudio crea un mundo centrado en una imagen que va más allá de las especificaciones de un guion, e incluso juega con lo modelado en la obra de Herbert.

En Dune 2, que ya se encuentra en las carteleras panameñas, Villeneuve nos demuestra nuevamente su perspicacia y creatividad en hacer giros inesperados en sus historias, personajes entrañables y momentos de tensión que nos hacen llegar al borde del asiento.

Mientras que en su primera parte, Villeneuve se encargó de mostrarnos la historia detrás de la Casa Atreides e introducir al heredero duque de Arrakis, Paul Atreides (Timotheé Chalamet) junto a la guerrera del pueblo Fermen, Chani (Zendaya) y los obstáculos de la guerra por liberar a Arrakis, en Dune 2 encontramos un Paul más comprometido con la causa de los Fermen, un Arrakis al borde de una guerra aún mayor y un futuro incierto tanto para Paul como para Chani.

La mitología integrada en Dune 2 nos adentra aún más en la dicotomía que abraza a los Fermen en su visión de lo que podría significar su liberación, pues mientras unos esperan a un mesías, otros luchan día a día por un camino de igualdad y por encontrar entre ellos mismos a su salvador, en medio de una lucha por mantener el equilibrio entre la fe y la tradición.

Es la naturaleza de la historia desde la óptica de Villeneuve la que sienta las bases y las diferencias entre ambas partes. Mientras Paul se mantiene meditativo, más contemplativo, y más en contacto con los elementos en Dune, para la segunda parte se convierte en un hombre, un guerrillero que se enamora y quiere vengar a su padre, todo el paquete en una película de acción. La inclusión de tecnología de oponentes y estrategias constantes nos muestra una zona de guerra donde todo es posible.

Pero estos elementos no son los únicos que muestran la creatividad de Villeneuve detrás del lente, puesto que la utilización de distintos estilos de colorización cuentan de una forma innovadora la separación de lo totalitario a la libertad, puesto que los colores vibrantes del desierto de Arrakis se contrastan con el blanco y negro de los Harkonnen y el ascenso del barón villano Feyd-Rautha (Austin Butler), quien se presenta como uno de los símbolos de la narrativa de Villeneuve sobre la crueldad y la desesperanza.

El villano Rabban Harkonnen de Dave Bautista ha sido echado a un lado. Lejos de la gracia del barón Vladimir Harkonnen (Stellan Skarsgard) y Feyd-Rautha, un psicópata sádico, ha tomado su lugar. En un juego de poder que se desarrolla entre Butler y Chalamet se logra destacar la posición de ambos personajes: el mal se fortalece con cada movimiento, pero el héroe —casi mesiánico— se convierte en el líder de una revolución activa con sed de venganza y sueños.

El desierto se profundiza

Entre escena y escena, el desierto se convierte en una trampa y en un campo de entrenamiento para Paul y Chani, cuya relación se profundiza cada vez más, hasta que el destino de Paul se convierte en un péndulo que puede cambiar la vida de los Fremen para siempre.

Según vemos a través de la narrativa de Villeneuve, la presencia de Chani se convierte en la consciencia de la película, puesto que es un cambio importante entre el libro de Herbert y la visión del cineasta.

La hija del emperador, la princesa Irulan (Florence Pugh) narra y participa en la cinta, dando un tono más sobrio y controlado al ritmo de la historia, mientras que Chani se convierte en el corazón de la misma, convirtiendola en una historia de amor en el centro.

La cinta utiliza numerosos close-ups de Zendaya como Chani, puesto que sus expresiones muchas veces hablan más fuerte que sus diálogos contados con los demás personajes o directamente con Chalamet. Su expresividad mantiene viva la llama del interés en la historia de los Fremen y la inevitable transformación de Paul en el posible mesías que tanto esperan. Mientras que la integración de Pugh en el guion le da poco tiempo bajo el reflector, su presencia no es malgastada, sino que se posiciona como un peón en el juego de poder entre el emperador y Paul, pero su personaje hace más que solo narrar, se muestra como una estratega entendida de su rol para el control de Arrakis.

La dinámica de los nuevos personajes se mantiene en equilibrio con los protagonistas, creando una tensión necesaria y entretenida entre ambos bandos.

Pero mientras Chani y Paul se acercan más en su relación, el desierto también se convierte en el maestro de Paul para convertirse en un Fremen honorífico. Sin querer ser spoiler, Villeneuve integra a los gusanos de arena como una gran arma a voluntad de los Fremen, lo que significó una investigación y preparación totalmente nueva por parte de Villeneuve.

“Todo lo que filmamos en las profundidades del desierto no fue fácil”, dijo Villeneuve al sitio especializado IndieWire, “porque quería un nivel de realismo que requiriera que creáramos estructuras gigantes o creadores de sombras para que la luz fuera creíble. Los personajes y todas las secuencias de acción requirieron una enorme cantidad de preparación y logística para proteger al equipo del calor. La única escena en la que no quería comprometerme en absoluto fue la del gusano. Técnicamente requirió mucho tiempo e investigación y desarrollo. Esa fue una de las cosas más complejas que he hecho en mi vida”.

Y lo prueba una y otra vez en la cinta, la cual no nos deja esperando por acción en sus dos horas y media de duración. El director de fotografía Greig Fraser (que ganó el Oscar por Dune) y Villeneuve se dedicaron a recorrer Jordania y parte de Abu Dhabi por sus dunas y hacer del desierto de Arrakis un campo minado, capaz de albergar a miles de Fremen y sus cuevas religiosas, así como los hogares bajo arena.

Entre detalles y momentos de acción entre los Harkonnen y los Fremen, Dune 2 se alza como una de las favoritas en la cartelera actual, posicionándose como una secuela exitosa en su primer fin de semana, logrando un acumulado de $182,5 millones, según estimados Warner Bros. Pictures, mientras que una tercera cinta está en proceso de producción.

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