El lado oculto de los introvertidos

Ser introvertido no significa ser antisocial. Lejos de la timidez o el desinterés social, la introversión encierra cualidades valiosas como la empatía, la creatividad, la reflexión profunda y la capacidad de forjar vínculos auténticos

Si, existen personas antisociales y en nada, repito, en nada se le parecen o acercan a las personas introvertidas las cuales, por cierto, tienen más cualidades interesantes de lo que usted se podría imaginar.

Si usted conoce a alguien o es una persona que disfruta de la soledad y le agrada la tranquilidad, si en vez de las grandes fiestas prefiere los encuentros más íntimos entre amigos y, si a menudo se distrae o pierde el interés en una conversación porque le resulta banal, es probable que sea una persona introvertida.

Las personas introvertidas poseen una serie de cualidades que, aunque a veces son pasadas por alto en la cultura de la extroversión, el ruido, la velocidad y lo banal, una vez que las reconoce dentro de ese caos, son casi una joya humana tanto en lo personal como en lo profesional.

Aunque en el imaginario popular la introversión se identifica con la timidez, gente arrogante, orgullosa o grosera para nada lo son. La introversión es una característica de personalidad que no implica miedo o desprecio ante las situaciones sociales; simplemente son personalidades que necesitan la soledad y prefiere mantener sus emociones en privado.

Una persona excesivamente tímida normalmente, aunque desea mantener contacto social, su miedo se lo impide. Cuando se instaura la timidez, la persona experimenta una sensación de nerviosismo, sobre todo, cuando está frente a desconocidos o debe desenvolverse en grandes grupos.

Básicamente, la principal diferencia entre la introversión y la timidez se refiere a la motivación para compartir tiempo con los demás. La persona tímida desea estar en compañía, pero se siente inhibida delante de los demás, mientras que la persona introvertida no experimenta ese malestar, sino que busca la soledad por voluntad propia.

La introversión-extroversión es un continuo dónde todos nos situamos más arriba o más abajo, es en los extremos dónde podemos encontrarnos con una situación patológica. Existe el caso del trastorno de personalidad esquizoide, donde hay un rechazo a las relaciones sociales, no por miedo, sino por total falta de interés. En este trastorno estaríamos hablando de una situación que requiere de asistencia profesional.

Le comparto amigo lector las cualidades de una persona introvertida, léalas detenidamente y se dará cuenta que, la introversión, tiene en su lado “oculto” más rasgos interesantes de lo que se imagina y, en general, hablamos de personas brillantes.

Rasgo número 1: Prefieren mantener charlas sobre temas más trascendentales e inteligentes. Las conversaciones sobre asuntos banales les suelen molestar y les resultan aburridas, por lo que prefieren no participar en ellas. Por eso, pueden parecer distantes o cohibidos, cuando en realidad, lo que sucede es que el tema no atrae su atención.

Rasgo número 2: Si demuestran interés, tendrá a una persona no con buena, sino, con excelente capacidad de escucha y observación. Dado que su preferencia es escuchar antes que hablar, ello los convierte en personas empáticas, consideradas y muy cautelosas a la hora de expresar algo, eso sí, una vez que lo hacen se desbordan como diques porque es el momento de lucir su cerebro. ¡No ellos(as) sino su cerebro!

Rasgo número 3: Reflexión profunda. Analizan bien las situaciones y valoran el que alguien confíe en ellos(as). Esto va de la mano con el hecho de que son “ratones de biblioteca”, consumen todo aquello que esté relacionado con el crecer espiritual, intelectual o emocional y muy, muy rara vez, consumirán temas basura, por ende, suelen ser excelentes consejeros.

Rasgo número 4: Autonomía. Disfrutan de su propia compañía y no dependen del estímulo externo constante. Esto les permite trabajar bien de forma independiente y tomar decisiones con base en su criterio interno. Lo que también suele ser uno de sus puntos débiles y, es ahí, donde los confunden con los antisociales o conflictivos pues también suelen ser personas asertivas.

Rasgo número 5: Creatividad. Muchos introvertidos tienen una rica vida interior y una gran imaginación. Su tiempo en soledad les permite desarrollar ideas originales y perspectivas únicas por ende su observación aguda es su mayor tesoro pues, al no estar constantemente buscando atención o hablando, los introvertidos tienden a observar todo a su alrededor, lo que los hace perceptivos, detallistas y pozos sin límites del saber.

Rasgo número 6: Relaciones profundas, conforme van avanzando en edad y en su auto descubrimiento, prefieren tener menos amistades, pero más significativas. Son leales y comprometidos con quienes les importan.

Rasgo número 7: Control emocional Generalmente son más reservados con sus emociones, lo que les da una apariencia calmada y estable, incluso en situaciones tensas.

Esta cualidad también va muy de la mano con su capacidad de concentración ya que pueden enfocarse intensamente en tareas durante largos períodos. Eso sí, una vez que estallan, usted se encontrará con un volcán demoledor porque han acumulado mucha información que alimentará ese flujo de magma incontrolable.

Pese a su interés por pasar desapercibidos, la historia nos ha regalado a introvertidos famosos como: Albert Einstein, Isaac Newton, Bill Gates, Steve Jobs, Warren Buffett, Barack Obama, J.K. Rowling, Abraham Lincoln, Steven Spielberg, Mark Zuckerberg, entre otros. Recuerde, no todos los logros deben ser reconocidos públicamente, algunos de los mayores éxitos ocurren en la intimidad y el silencio.

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