El realismo mágico, a través
de los ojos de Adonaí Rivera

Actualizado
  • 26/05/2024 00:00
Creado
  • 25/05/2024 14:53
El artista panameño participa de una exposición en la Universidad Sorbonne Pantheón de París, que se abrirá al público hasta
el próximo 16 de junio

A simple vista, no se entendería la relación entre el realismo mágico y la celebración de los Juegos Olímpicos -que se llevarán a cabo este año entre el 26 de julio y el 11 de agosto en París, Francia– pero si se examinan detalladamente algunos elementos como la celebración de esa idea idílica de un mundo que comparte en paz y la unión fraternal de los pueblos en un solo rincón del planeta, ayudarían a comprender un poco más la realización de la exposición denominada “Realismo Mágico y Olímpico” que se presenta en la capital gala por la Universidad Sorbonne Pantheón de París, El Club de Empresarios de la Sorbona y la Asociación de Estudiantes ADEIS.

La exposición – que tiene como sede las instalaciones de la Universidad Sorbonne Panthéon de París hasta el 16 de junio y es curada por la comisaria Adriana Silva de la galería Arte al Paso– tiene este año como país invitado a Guatemala y forma parte de las celebraciones de la undécima Semana de América Latina y el Caribe al tiempo que destaca los 50 años del fallecimiento del Premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias, quien es conocido como el creador del realismo mágico y uno de los mayores exponentes de este movimiento literario junto con el colombiano Gabriel García Márquez, quien falleció hace una década.

La muestra reunió a 22 artistas destacados de distintas partes de la región como Guatemala, Colombia, Perú, México, Ecuador, Honduras, Costa Rica, Panamá y República Dominicana dentro de una selección que contempló mostrar la riqueza y la diversidad del arte contemporáneo de América Latina al tiempo que el objetivo principal de la exposición era la exploración del Realismo Mágico a través del arte y, a su vez, el establecimiento de un concepto que vinculara ese universo con los Juegos Olímpicos, poniendo el énfasis en el espíritu de superación, la esperanza y la excelencia de los atletas que compiten en cada edición de esta cita deportiva.

El artista que participó por Panamá fue Adonaí Rivera, quien con su cuadro Cinta por la paz comparte espacio con otros colegas latinoamericanos. Rivera conversó con La Estrella de Panamá al respecto y señaló que participó en una convocatoria para ser seleccionado entre 150 artistas de la región.

“Me siento muy alegre y muy contento de representar a Panamá. Casi me da algo cuando me entero que me escogieron. Es una emoción muy grande porque estar tan lejos y representar a Panamá allá en Francia es muy emocionante. Es un honor que de los 150 artistas, me hayan seleccionado. A mí me escogieron porque la pintura se alinea con los parámetros del realismo mágico como lo son la iluminación, la parte realista, la parte surrealista, la parte fantástica así como otras cosas que componen el realismo mágico. Lo que procuré poner en mi propuesta es que haya mucha fantasía y mucha tranquilidad así como mucha imaginación. A mí no me cuesta mucho ser creativo y plasmar esa creatividad en una imagen. Es algo que tengo innato”, aseguró el artista.

En este cuadro, Rivera representa a una atleta de gimnasia rítmica mientras va dando forma al símbolo tradicional de los juegos olímpicos: los cinco anillos olímpicos que simbolizan la paz en una especie de juego visual.

El artista evaluó que el arte y el deporte se constituyen como una oportunidad para elevar el espíritu del ser humano. “El deportista tiene que entrenar y poner lo mejor de sí en cada competencia así como fortalecer ese entusiasmo y ese ánimo por la vida que se manifiesta también a través del arte. Por esto digo, que el arte y el deporte se conjugan muy bien en ese sentido. Soy profesor de arte en la Universidad de Panamá y le inculco a mis estudiantes esa mística de elevar el espíritu. Aunque sea otra carrera la que uno esté haciendo, tiene que prevalecer el sentimiento de emoción del trabajo. Esto también sucede con la música que nos agrada, con la que nos embarcamos y nos transportamos a otro sitio. Así como el deporte, que nos aleja de las malas compañías y los malos hábitos, sobre todo, a esa juventud que se encuentra desorientada. También quisiera señalar que en la primaria y la secundaria de los colegios deberían inculcar aún más el arte a los estudiantes, ya que eso se ha ido perdiendo últimamente. Y ahora la vida actual se centra sobre todo en la tecnología que va convirtiendo al ser humano en autómata mientras con el arte uno puede expresar sus sentimientos y sensaciones”, dijo.

Rivera prosiguió asegurando que el ser humano es materia y espíritu y, por ende, si el ser humano se torna en materialista y se olvida de su espíritu, es alguien incompleto.

En relación al movimiento del realismo mágico, en el que el artista se inspiró para realizar esta obra, aseguró que pintaba sin saber que lo que estaba plasmando era realismo mágico. “Yo no sabía qué era eso. Cuando me enviaron los parámetros desde París, eché la mirada para atrás y pensé que el realismo mágico que plasmaba en mis obras era totalmente un reflejo de lo que me están indicando en los puntos claves. Sí es cierto que yo leía a Asturias y García Márquez pero no había asociado su obra con mi arte. Yo iba por libre desde hace muchos años hasta esta parte. Yo incursioné en muchos estilos estando por cinco años aprendiendo artes visuales en el Instituto Nacional de Bellas Artes de México y aprendí muchísimo del arte abstracto, del expresionismo, del impresionismo, etc.”, explicó.

El estilo y la disciplina de un artista

Rivera – quien acaba de participar en la exposición Paisaje-Panamá que se realizó en marzo pasado en la Galería Manuel E. Amador de la Universidad de Panamá, con la que buscó conmemorar 50 años de producción artística – exhibe a través de sus últimas obras a un Panamá que se caracteriza por su abundancia de especies como las mariposas y, al mismo tiempo, busca con su arte que la población tome conciencia de la necesidad de preservar el agua, en momentos en los que se vive una importante sequía.

El artista comenzó su trayectoria artística en 1973. Oriundo de La Villa de Los Santos, empezó a pulir su talento en la escuela secundaria y gracias a una beca del Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos se formó en México. Luego regresó a Panamá donde trabajó en diversos sitios como la Escuela de Bellas Artes del entonces Instituto Nacional de Cultura, la Universidad del Arte Ganexa y en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Panamá, donde se encuentra dictando clases actualmente.

“Nunca dejé de seguir produciendo todos los días y tengo una disciplina firme. Todos los días yo dibujo. Siempre digo que el hábito hace al maestro. Cualquier disciplina que uno practique, si uno no la ejercita no sirve para nada. El talento, la disciplina y el esfuerzo son clave. Por otro lado, el arte es una carrera muy dura y difícil y aquí en Panamá todavía no se valora mucho el arte pero tenemos que seguir la lucha. Yo no culpo al panameño, yo le echo la culpa a la educación, que si bien prepara al estudiante en cuestiones académicas, se toca poco la parte intelectual y artística. Si no se enseña a valorar el arte desde niño, cómo a estas alturas se va a valorar. Y es entonces cuando muchos se preguntan ¿para qué sirve el arte? El arte engrandece el alma y el espíritu y engrandece al país. Tan solo hay que fijarse en el acervo cultural de países como México, Argentina, países de Europa y demás. Tenemos que valorar nuestro acervo cultural y elevar el nombre de Panamá donde quiera que vayamos. El hecho de que yo esté en París representando al país es un orgullo para todos los panameños. El arte no lo valoramos porque no nos han enseñado a valorarlo”, señaló.

Rivera – quien complementó posteriormente sus estudios de arte en Brasil, Perú y Cuba – dice que el talento sea cual sea debe ser desarrollado a la máxima expresión.

“La vocación es un llamado a mantenerse firme en lo que a uno le gusta hacer. Por ejemplo, en la universidad veo a muchachos muy talentosos pero, a la vez, muy indisciplinados. Si uno tiene talento pero no disciplina, no se va a ninguna parte por lo que reitero que el talento, la vocación, el esfuerzo y la disciplina son indispensables en todo sentido. Y, por último, digo que uno tiene que ser honesto consigo mismo y no imitar a otros obedeciendo al carácter único e irrepetible de cada uno. La única competencia es con uno mismo y cada día hay que hacer las cosas mejor”, remató.

Adonaí Rivera
Artista
Nunca dejé de seguir produciendo todos los días y tengo una disciplina firme. Todos los días yo dibujo. Siempre digo que el hábito hace al maestro. Cualquier disciplina en la que uno se practique, si uno no la ejercita no sirve para nada.”
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