Jorge Selarón, el último ceramista, ¿una partida deseada?

La muerte del artista chileno, Jorge Selarón, de 65 años, comenzó como un misterio. El creador de la famosa vereda que es Patrimonio de ...

La muerte del artista chileno, Jorge Selarón, de 65 años, comenzó como un misterio. El creador de la famosa vereda que es Patrimonio de la Humanidad y que se encuentra en la favela de Santa Teresa, Río de Janeiro, Brasil, fue encontrado muerto hace siete días, exactamente el jueves 10 de enero. Quienes apreciaron su arte se desahogaron escribiendo en las redes sociales, sitios donde manifestaron su aflicción.

Fueron 57 países en los que vivió este ceramista, quien desde 1983 se instaló en Río de Janeiro. En Panamá también vivió Selarón, a inicios de la década de 1970. Fue de este país centroamericano donde se inspiró en pintar mujeres embarazadas.

Luego de su muerte, el diario ‘O Globo’ publicó una entrevista en la que el artista de 65 años denunció que desde noviembre estuvo recibiendo amenazas de muerte por parte de un colaborador de su taller.

Pesquisa

La Policía Civil de Río está investigando las circunstancias de la muerte de Selarón, cuyo cuerpo sin vida estaba en una calle del barrio de Santa Teresa, de acuerdo con un portavoz del organismo. Según publicaciones de O Globo, el cadáver presenta señales de quemaduras y junto al cuerpo se encontró una lata de disolvente; pero la Policía no ha confirmado este dato. Mientras que el diario Folha de Sao Paulo informó que los forenses no descartan la posibilidad de que la víctima se haya arrojado el líquido a sí misma.

Símbolo

Selarón se instaló en Río de Janeiro a comienzos de los años 1990 y, por iniciativa propia, comenzó a decorar con azulejos de colores las escaleras de la calle Manoel Carneiro, que une el barrio de Lapa y Santa Teresa, considerados como los dos barrios más bohemios de la ciudad. La obra de Selarón se convirtió en uno de los principales lugares turísticos de esta ciudad y es considerada incluso un patrimonio de Río de Janeiro, desde 2005.

El artista chileno sustituía a menudo muchos de los azulejos que decoran los 127 peldaños de la escalera y, con el tiempo, fue incorporando piezas cerámicas procedentes de ciudades de todo el mundo que él mismo fue comprando en sus viajes o que le regalaron los turistas que visitaban las escaleras.

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