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- 21/06/2025 00:00
Los recientes acontecimientos de Colombia nos dejan mucho para reflexionar sobre el lenguaje corporal y de quién nos rodeamos voluntaria o involuntariamente. ¿Se pudo prever el atentado? probablemente si, probablemente no.
Ni en los países con agentes bien entrenados se han podido evitar desgracias que han pasado a la historia como fueron los casos de John y Robert Kennedy, también podemos sumar a esta lista el atentado de Reagan, el del Papa Juan Pablo II y el reciente intento de asesinado hacia Trump donde, la bala, si le llegó a rosar su oreja y está vivo por un simple movimiento de cabeza.
Podríamos sumar a estos casos, hechos de la política global que están en los libros de historia de India, México, Paraguay, Colombia, España, Italia, Medio Oriente, Europa Central...
¿Qué hacer? Definitivamente entrenar más a nuestros agentes y tomar en serio este tema de una buena vez y, aun así, siempre existirá un grado de altísimo peligro dentro de la profesión que estas personas decidieron elegir, tanto políticos como sus guardaespaldas.
Para ello, originalmente el lenguaje corporal, el análisis conductual, la detección de mentiras y las micro expresiones fueron estudiadas a conciencia dentro de las Ciencias de la Comunicación, porque son justamente eso, formas de comunicación y no solo un tema de seguridad, al punto tal, de convertirse en pruebas dentro de juicios como es el caso de George Floyd en los Estados Unidos.
El lenguaje corporal es el sistema de comunicación más fluido, importante y revelador con el que contamos, sin duda alguna, me atrevería a decir que es el más explícito.
La ciencia ha demostrado que luego de 15 minutos de haber nacido, un bebé comienza a comunicarse con el cuerpo y micro gestos. Charles Darwin dio inicio al estudio de este tema en su libro “The Expression of the Emotions in Man and Animals” en 1872.
Como mecanismo de comunicación, el lenguaje corporal supone un 93% del impacto percibido en todos los mensajes transmitidos cara a cara. Por lo tanto, hay que asumir la consecuencia de subestimar su poder e influencia. Sin embargo, este tema ha dado pie a mucha confusión y gran parte de los consejos que se dan en la actualidad son erróneos y basados en mitos.
Hay quienes afirman que el lenguaje corporal “nos delata en el acto”, es algo con lo que estoy de acuerdo un 50%... Donde no estoy de acuerdo es, cuando esos mismo que afirman este hecho, dicen poder analizarlo de modo simplista. Esto me recuerda lo peligroso que es verter una mala lectura dejando a un lado muchas variables; lo que puede provocar despidos, divorcios, terminar con amistades, no creerle al veraz, llevar a la cárcel al inocente o, peor aún, liberar al verdadero culpable.
Incluso hay quiénes se atreven a hacer análisis en vivo en programas televisivos dejando a un lado la investigación detallada y algo clave llamado contexto.
El poder del lenguaje corporal es tal, que puede emitir señales sutiles sobre la personalidad de un orador, la veracidad de un político, la psiquis de una persona de interés e, incluso, patologías, parafilias y el perfil de un asesino serial.
Le tengo buenas noticias sobre la importancia de estudiar el lenguaje no verbal, 1) al profundizarlo aumenta significativamente nuestra percepción visual, 2) es menos complicado identificar las emociones y, 3) nos llevará a ser más empático con nuestro entorno.
He dedicado los últimos 10 años de mi vida a estudiarlo a conciencia, a tomar cursos y certificaciones internacionales del FBI, CIA y otras entidades, también a realizar cursos y escribir un libro titulado “los Secretos del Lenguaje Corporal” para que este tema sea más accesible y comprensible en banqueros, corredores de seguro, financistas, profesores, comunicadores sociales en general, políticos, doctores, abogados, fiscales, peritos forenses, policías, psicólogos y psiquiatras.
Sin embargo, hacer que sea un tema accesible, no significa que desvirtúo los hechos y obviedades que pueden entorpecer en lugar de mejorar un proceso comunicativo extraordinariamente efectivo como lo hacen otros “expertos” de oído.
También quiero aclararle algo, hay quienes enseñan y ofrecen cursos de lenguaje corporal para proyección, ¡eso está perfecto!, sin embargo, esos cursos son muy distintos cuando se enseña el lenguaje corporal para comunicación, investigación, seguridad o, para ejercer la justicia y el orden público.
Irónicamente, muchos ejecutivos me preguntan ¿cómo puedo detectar indicios de estrés o conflictos en los miembros de mi equipo?, la típica ¿cómo puede detectar mentiras?, sin embargo, muchos no se dan cuenta que se enfrentan a equipos tan numerosos que rara vez llegan a tener un trato cercano, excepto, cuando llegan esas reuniones individuales disciplinarias. Ahora le pregunto a usted amigo lector ¿es observador?, ¿sabe analizar su entorno y los detalles?, ¿puede reconocer algo tan simple como el hecho de que su pareja se cambió el corte de cabello unas semanas atrás?, ¿sabe escuchar activamente y comunicarse asertivamente?
Es aquí donde ser empático, conectarse con las emociones de los demás, conocer a su personal y, algo de la vida familiar y no ser ese “jefe de hielo, distante y poco accesible” es fundamental para la sana relación laboral, personal y de equipos. Para ello debe sí o sí saber leer el lenguaje corporal.
Lo invito a tomar un curso de lenguaje corporal, detección de mentiras y análisis conductual para perfilación, créame, le cambiará la vida por completo y, quien sabe, hasta se la puede salvar.