Liz Pinto: 'La fotografía revive momentos, emociones, y eso es lo más bonito que nos puede dar'

La creativa panameña cuenta su historia y ensalza el poder del emprendimiento. Afirma que la fotografía no ha perdido ni un ápice de su influencia y fuerza
Liz Pinto: 'La fotografía revive momentos, emociones, y eso es lo más bonito que nos puede dar'

Hay seres que nacen con una mirada especial. Esos que son capaces de empuñar la cámara, encuadrar la historia y conseguir la estampa ideal. Liz Pinto (ciudad de Panamá, 1991) es de ese grupo. “Soy una fotógrafa panameña y empecé mi negocio en el año 2009, cuando todavía estaba en sexto año del colegio”, evoca. Entiende muy bien que quien se empodera de su talento, le puede sacar provecho.

Hay en ella carisma, ímpetu y empatía. También hay ganas de crecer, aportar y enseñar.

¿Qué tanto tiene Liz de su padre y qué de su madre?

Realmente sí siento que tengo mucha influencia de mis padres, porque una cosa que me motivó a dedicarme a la fotografía es que tuve ese apoyo y esa confianza de parte de mis padres para poder conseguir estos sueños. A los 16 años lo único que sabía era que no quería trabajar para alguien más. Mi mamá me decía, mejor es ser tu propio jefe y dueño de tu tiempo. Mis padres no han sido emprendedores, pero la actitud de superación, de esa entrega, esas ganas sin lugar a dudas sé que las tengo de mi madre. Yo tengo mucha personalidad de mi mamá, pero de parte de mi papá tengo esta parte que me hace analizar más las cosas; yo soy muy emocional y a veces no analizo bien las cosas, no las pienso, entonces mi papá me aporta esa parte de analítica, de ver cuáles son mis opciones, me baja un poco a la tierra, entonces es un buen balance el que ambos me dan y creo que tengo una gran bendición que me ha ayudado a poder llegar a donde estoy.

Liz Pinto: 'La fotografía revive momentos, emociones, y eso es lo más bonito que nos puede dar'

Soy la hermana mayor y en parte también creo que eso influye, porque normalmente se entiende que los hermanos mayores somos los guías. Tenemos un poquito más de presión porque somos los primeros a los que les enseñan todo y esperan mucho de nosotros, pero pertenezco también a una familia muy grande. Cuando comienzo a hablar de mi árbol genealógico no paro, pero una cosa que siento que a mí me influyó también es que me he rodeado de personas que son mayores que yo, y he crecido como aspirando a tener esa madurez y ser como ellas.

¿Cómo fue su infancia? ¿Qué lleva en su memoria de esos tiempos?

Tengo una mezcla de todo. Crecí en la ciudad de Panamá, pero tengo raíces de Azuero porque tengo abuelos de Las Tablas, en Los Santos, y de La Arena de Chitré. Crecí rodeada de esta parte del folclore, mi familia lo valora un montón y también he pasado muchas partes de mi infancia yendo al interior; además, bailé típico durante 10 años, mi familia adora todo lo autóctono y crecí con esa cultura. A pesar de criarme en la capital, siento un gran apego por el interior (de Panamá) y por todo lo nuestro. Disfruto bailar un tamborito o una cumbia, entonces es como una mezcla de todo un poquito, porque incluso tengo familia que vive en el extranjero y que ni siquiera habla español. Siento que yo reflejo lo que dicen de Panamá, porque soy un crisol de razas.

Hábleme del momento en que decidió emprender y de ese primer instante que tuvo en sus manos una cámara fotográfica...
Liz Pinto: 'La fotografía revive momentos, emociones, y eso es lo más bonito que nos puede dar'

La primera cámara que tuve fue una compacta, o sea, de las que solo se puede ajustar el ancho, se hace click y ya sale la foto. Estaba emocionada porque era un regalo de cumpleaños y lo utilizaba siempre en el colegio para tomar fotos de las actividades, pero cuando tuve la primera profesional no era una cámara con lentes, ni siquiera intercambiables, pero mis papás hicieron el esfuerzo de comprarme una cámara porque veían que a mí me gustaba mucho tomar fotos. Yo estaba fascinada con esa cámara, hasta que llegué a mi primer curso de fotografía que fue a las pocas semanas. El profesor que me dio el curso me dijo con mucho dolor: 'Si tú te quieres dedicar a esto, tienes que comprarte una cámara de verdad', y mis ojos se pusieron aguados, estaba prácticamente llorando porque pensaba: '¿Cómo va a ser que acaban de hacer este esfuerzo tan grande mis padres para comprarme esta cámara, y me dicen que no funciona?'. Pero bueno, hice mis primeras sesiones con esa cámara, aunque no fuera tan fácil de utilizar; pude ahorrar con mis primeros trabajos y eventualmente me compré una cámara Nikon con los lentes de kits. Empecé con un equipo muy sencillo, lo que demuestra que uno puede comenzar con lo que tenga a mano. Cuando me inicié no había ni la mitad de los contenidos ni las facilidades que hay hoy para aprender, pero lo que sé es que hay que tener mucha entrega por este arte para poder aprender. Es importante saber la técnica, pero de la gran mayoría de fotógrafos que yo conozco y con los que he podido trabajar, muy pocos se han formado con una licenciatura en fotografía. Yo tengo licenciaturas en publicidad y mercadeo con diseño gráfico, estudié esas carreras porque me sirven para promocionar mi trabajo, me encanta el mercadeo y lo aprovecho en mi negocio de fotografía, pero si me pongo a juntar todas las especializaciones, cursos y formaciones que he hecho a lo largo de estos casi 14 años, valen más que una licenciatura, un posgrado y una maestría.

¿Cuál fue el primer concepto que decidió capturar?

La primera sesión de fotos que hice fue con mi hermana, y la compartí en Facebook, en ese momento no existía Instagram e inmediatamente la gente empezó a comentar que le gustaban esas fotografías, y yo inmediatamente dije 'Okay, puedo hacer un trabajo de esto'. Estaba todavía en secundaria y comencé a promocionarme en los recreos, o sea, lo hice muy a la vieja escuela: bajaba con una computadora, les mostraba a los demás estudiantes las fotos que estaba haciendo y luego ellos iban a mi salón de clases a reservar cupo para fotografía. Yo ni siquiera conducía, así que o los papás de ellos o mis papás o mis tíos me llevaban al lugar de la sesión, y yo les hacía las fotos. Esos primeros momentos realmente ahora los valoro con muchísimo cariño, porque me pongo a pensar que incluso en mi colegio la gente me apoyaba. Siento que tuve esta mentalidad o esta visión de negocio desde el primer momento. Al inicio cobré poco, pero para una chica de 17 años poder decir que se estaba haciendo $50 o $100 todos los fines de semana, ya era algo increíble. Obviamente cuando ya entré a la universidad y la demanda fue creciendo, comencé a analizar más los precios, y a tomar también cursos de finanzas para manejar mejor un negocio que fue creciendo de una manera súper acelerada, y tuve que ir aprendiendo muy rápido.

Y hoy cuenta con casi 200 mil seguidores en @lizpinto10. Ahora su portafolio está en Instagram y es una de las mujeres más influyentes en toda esta comunidad, pero hablando en términos tecnológicos, ¿cómo cree que sobrevive la fotografía profesional en estos tiempos?

Creo que aparte del resultado final, que es la foto en sí, es la experiencia que se le brinda al cliente, porque hacer fotos con una cámara perfecta, muchos lo pueden hacer, pero la experiencia que brindamos los fotógrafos como tal desde la preproducción, todo lo que es el análisis del vestuario, del maquillaje, de la locación, también la experiencia que vas a vivir ese mismo día hasta luego el posprocesado, es algo que no se logra nada más con el resultado final. Los que nos dedicamos a esto te vamos a brindar más que una foto y creo que eso es lo que hace que siga sobreviviendo la fotografía.

¿Qué es lo que Liz Pinto nunca se ha atrevido a capturar a través del lente?

No es que no me haya atrevido, pero creo que no he tenido la oportunidad de documentar la fauna silvestre. Me encantaría, pero eso tampoco es tan fácil porque para eso tendría que formarme, tener toda la preparación no solamente en fotografía, sino también en hacer buceo y todas estas cosas, porque hay un abanico de posibilidades en la fotografía. La gente piensa que nada más se puede fotografiar a personas, pero es que hay tantas cosas que fotografiar, y esas son dos que obviamente me llamó la atención y que algún día espero poder hacer.

¿Y si tuviera que definir cuál es el poder de la fotografía o qué es la fotografía, qué diría?

Es que no sé. Todo el mundo de una vez se inclina por decir que es capturar un instante en el tiempo, lo cual es cierto, pero siento que a través de una imagen, tú puedes revivir momentos. Siento que eso lo que me hace a mí, cuando yo veo una foto –más allá de los resultados– recuerdo lo que viví con ella o lo que viví con las personas que están en ella o las sensaciones que tuve, y hace que sienta de nuevo esa emoción o esa tristeza o esa alegría, así que creo que son como estas pequeñas herramientas que tenemos de nuestro pasado y que nos ayudan a revivir lo más bonito, porque incluso con fotografías que nosotros tal vez no recordemos ese momento, nos causan sensaciones muy bonitas. La fotografía hace revivir, o sea, revive personas, revive momentos, revive emociones, y creo que eso es lo más bonito que nos puede dar.

¿Cuál ha sido esa experiencia difícil de olvidar?

He tenido muchas experiencias de todo tipo, llevo años en esto y aunque uno en las redes ve todo bonito y todo se ve perfecto, hay muchas cosas detrás de cámara que te enseñan. Buenas experiencias, gracias a Dios, son las que más pesan en mi trayectoria. Creo que al final seleccionar una como la más importante me cuesta, pero puedo mencionar algunas; por ejemplo, de buenas experiencias que he tenido cuando me contrataron por primera vez para tomar una boda en el extranjero, eso para mí fue increíble, las personas de afuera están confiando en mí para que vaya hasta su país a fotografiar una boda. O cuando, por ejemplo, algún artista me pidió que fotografiara su concierto, que en este caso fue Luis Fonsi. Son cosas que ayudan y que te dicen que la gente realmente valora lo que haces y tú puedes hacer feliz con tu trabajo a otras personas. Eso es como la gasolina que te invita a seguir dando más de ti para que esas cosas y esas experiencias se vayan multiplicando. Por el lado de las cosas que me han dado aprendizajes, obviamente cuando empecé mi situación era más retadora: era lo del tema de mi edad, de ser mujer, entonces me enfoqué en poder superar esos comentarios. Actualmente tengo muchos estudiantes y sé que ellos sufren y les cuesta superar ese tipo de comentarios. También pasé por ahí y realmente te hacen dudar.

¿Obstáculos machistas?

En mi caso, me he ido rodeando de personas muy buenas, debo decir que he encontrado en mi camino fotógrafos que han sido como mis protectores, o sea que me han cubierto bajo su manto y todo eso, pero sí recibí comentarios de otros fotógrafos o incluso de clientes que cuando me veían a mí, me juzgaban por mi edad, y yo creo que si hubiese sido hombre no hubieran hecho esos comentarios, aunque fuera un chico joven. De las cosas que más recuerdo fue cuando una vez, en una boda, yo llegué y mi papá se metió en la fotografía para ayudarme a mí en estas coberturas de bodas, porque yo estaba teniendo mucho trabajo y se metió a unos cursos para poder ayudarme, –tanto él como mi mamá– entonces llegamos a la cobertura. Yo estaba con mi papá y de frente venía la organizadora y dice: 'Ay, ya llegó el fotógrafo', entonces mi papá se voltea y dice: 'No, ella es la fotógrafa', es como romper ese paradigma de que el fotógrafo siempre es el hombre, entonces era como él dándome mi lugar. De modo que también tengo la bendición de poder contar con mi familia, que me apoya muchísimo, pero no solo en el tema de fotógrafa, sino también que se fijan en otras cosas que con hombres no se fijarían, como por ejemplo: cómo voy arreglada. Jamás he escuchado de colegas que alguien se fija cómo va arreglado el fotógrafo. Yo cuido mucho cómo me presento y cómo me arreglo, porque al final las personas no están viendo tus fotos finales, sino como tú te proyectas, pero si siento que es algo que me ha pesado más a mí que a otros colegas que son hombres. Y en cuanto a los cursos, cada vez que iba a una formación era yo la minoría, si acaso una, dos o ninguna chica en un curso de 20 o 30 hombres, entonces obviamente he recibido a veces comentarios.

Y también hablando de la formación, ¿qué la motivó a enseñar?

Lo de los cursos fue algo que me fueron pidiendo desde mi tercer o cuarto año en fotografía, pero yo no me atrevía, yo decía: 'No, todavía tengo que aprender mucho más para poder enseñar y sentirme capaz de poder compartir las experiencias con ustedes', y no fue hasta el octavo año que di mi primer curso, que no fue de fotografía, lo irónico fue eso. El primer curso fue de emprendimiento. A mí realmente me ha parecido muy importante enseñar acerca de cómo transformar tu pasión en un negocio rentable, porque la técnica la vas a poder encontrar de parte de muchos fotógrafos, en Youtube, en todos estos sitios que te enseñan a tomar las fotos, te enseñan a editar de una forma increíble, pero luego cómo transformar eso en ingresos recurrentes para que puedas pagar tus cuentas y tener el estilo de vida que tú deseas tener, porque muchas personas quieren ser emprendedores y tienen el talento, pero no saben cómo hacer que esa sea su fuente de ingresos principal, y eso fue lo que me llamó a hacer esta academia, que es virtual, porque así puedo ayudar a personas, no solamente de Panamá sino también de muchos países.

Últimas cuatro preguntas sin relación...

¡Okey!

¿Qué ha querido borrar de su memoria, editarlo, o de repente, dejarlo allí guardadito de cualquier momento de tu vida?

Creo no tanto borrarlo, pero tal vez pondría como más en pausa, por ejemplo, fallecimientos de familiares. No tanto revivir ese momento porque son recuerdos muy impactantes y quisiera enfocarme más en esos momentos positivos que viví con esos familiares. Yo soy muy de familia y creo que lo primero que se me viene a la mente es cómo no revivir tanto estos momentos difíciles.

¿Cómo sería la foto de su vida?

Con la combinación de muchas cosas; me imagino una foto en un campo lleno de flores amarillas con aves atrás volando, una cámara obviamente, y mi familia alrededor, mis amigos. Me imagino fotos muy cargadas de experiencias y personas que quiero mucho y que me han hecho muy feliz, así que creo que sería una mezcla de cosas muy alegres porque vivimos en un mundo muy convulso.

¿Cuál es la estampa que más le preocupa de su país?

Me preocupan tantas cosas. Muchas veces las personas dicen que no hay que meterse en política, pero me preocupa mucho que nos quedemos vendados, que los que sabemos que están las cosas mal no hagamos nada, creo que es una de las cosas que más me preocupan porque siento que hay muchos que sabemos que hay injusticias, corrupción, pero nos quedamos de brazos cruzados. Si nos hacemos los de la vista gorda, las cosas no van a cambiar.

Por último, describa una fotografía que resuma lo que significa Panamá para usted.

Amo mi país, demasiado. Habría una foto llena de mariposas, de peces, de comida deliciosa, de mucho mar, de mucha playa. Tendría bastante baile, alegría, jolgorio pero creo que también tendría esta esperanza de querer ser mejor, de este sueño de que se puede ser más grande, de que puede ser más linda y que puede abrirse más hacia las demás personas, y que otras personas puedan disfrutar de la bendición que tenemos y de las bellezas que tenemos en nuestro país. Panamá para mí refleja alegría, aunque haya personas que nos quieran dañar todas estas cositas lindas que tenemos en nuestro país, pero sí es una foto llena de mucha riqueza en todos los aspectos: culturales, sociales, folclóricos, gastronómicos. Hay mucha riqueza en nuestro país

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