La República de las Islas Marshall ha creado su primer santuario marino para proteger dos ecosistemas vírgenes alrededor de los atolones Bikar y Bokak,...

- 20/04/2024 01:00
- 19/04/2024 18:43
Verte y desearte fue cuestión de un instante.
No recuerdo qué fui a buscar a ese lugar. Tal vez fue para matar el tiempo, o solo curiosidad. Pero te vi. Y te adueñaste de mi corazón de tal manera que no pensé en nada más. No me importaba quien fueras, ni a quien pertenecieras. Tu destino estaba escrito. Serías mía.
Todo de ti me sedujo. Eras... ¡tan perfecta! Tu piel, ligeramente bronceada y tan suave como la seda; el cabello, largo y ondulado, de un rojo tan intenso como el fuego. Tus pechos, con esa sonrisa vertical que nada dejaba a la imaginación; la estrecha cintura que hacía un juego magistral con tu esplendorosa espalda; aquellas largas y voluptuosas piernas; ese aire de inocencia que me volvía loco; y esa sonrisa, tan embriagante que podía hipnotizar al más furibundo. Te miré... y ya no volví a ser el mismo.
Te traje a mi morada. Y te instalé en un trono, pues para mí eras como una reina. Todo lo que te prometí, lo cumplí, sin quejarme. Llenaste mi vida con lo que ninguna otra mujer me brindó jamás. Me hiciste feliz, cambiaste todo mi ser. Fuiste como un elíxir que me dio bríos contra la enfermedad. Seguí adelante. Y nunca me recriminaste nada. Fuiste la esposa perfecta.
Hasta que llegó aquel maldito día. No sé cómo empezó, pero la casa entera ardió hasta quedar en cenizas. Nada de lo que perdí me importó. Excepto tú, pues no pude rescatarte a tiempo. Lo que habíamos logrado, se perdió en un instante. Y las cenizas humeantes de la casa me regresaron a la realidad. Nuevamente estaba solo.
Y así te perdí. Te hice un entierro digno. Hasta rosas llevo a menudo a tu sepulcro. Volví al mismo lugar donde te hallé. Me tentaron con algunas que hablan y emiten sonidos placenteros. Pero nadie podrá reemplazarte en mi corazón. Por eso, te llevaré siempre conmigo, hasta el final de mis días. Porque fuiste mejor que cualquier otra, de eso no tengo duda.