El cierre de un año de contenidos y análisis por un planeta más 'verde'

Actualizado
  • 31/12/2021 00:00
Creado
  • 31/12/2021 00:00
Entre otros temas, desde esta sección vivimos con nuestros lectores los desafíos de las transformaciones urbanas que están estrechamente relacionadas con los sistemas de movilidad y con las formas de producción del espacio, y con ello profundizamos en el entendimiento que adaptar los contextos urbanos más diversos y complejos a las nuevas tecnologías es una de las garantías para alcanzar el desarrollo sostenible en América Latina
Este mes de diciembre nuestras entregas estuvieron dedicadas a reflexionar ambientalmente en esta época tan maravillosa del año y a vivirla de manera sostenible.

Estimados lectores, esta entrega de 'Huella Verde' es para agradecer el recorrido que juntos hicimos a través del año 2021.

Iniciamos nuestro caminar hablando del agua y analizando a qué nos referimos cuando lo hacemos; fuimos pasando por la gobernanza del líquido, los fenómenos de El Niño y La Niña, los caudales ambientales y ecológicos y la restauración de los ecosistemas; luego nos sumergimos y miramos a dónde va el agua cuando llueve, entendiendo que uno de los desafíos de las urbes, que evolucionan de muchas formas, es que el crecimiento en volumen de población, en tipo de arquitectura y en proyectos de infraestructura, que generan enlaces de movilidad urbana y rural que cambian los patrones espaciales de la distribución del agua porque redireccionan a dónde va cuando llueve.

Con este enfoque aprendimos que la distribución espacial del agua genera que la gobernabilidad de este recurso sea un aspecto clave en la gestión hídrica, donde la demanda de servicios asociados al crecimiento de las huellas urbanas y la pérdida de áreas boscosas en los últimos años ha revelado la inexistencia de un consenso social, entre el tipo de desarrollo que requieren o desean el Estado y los ciudadanos.

Lograr este equilibrio requiere desarrollar medidas de diseño y constructivas que permitan la adaptación al cambio climático en los desarrollos existentes en las ciudades, al igual que incluirlas al desarrollar nuevas áreas rurales y urbanas.

Aprendimos que la distribución espacial del agua genera que la gobernabilidad de este recurso sea un aspecto clave en la gestión hídrica.

Es decir, que se requiere participar activamente en la década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas que tiene por objeto incrementar a gran escala la restauración de los ecosistemas degradados y destruidos, como medida de probada eficacia para luchar contra el cambio climático y mejorar la seguridad alimentaria, el suministro de agua y la biodiversidad.

Basados en ello y con la ciencia como elemento clave en la restauración del sistema, recorrimos el río Elwha y viajamos con los salmones que después de 100 años, y la remoción de dos hidroeléctricas, han vuelto del mar hasta la parte alta de la cuenca del mismo, dando vida a los bosques con la restauración de la cadena alimenticia, que incluso contribuye con los nutrientes que los árboles consumen a través de sus raíces y que forman parte de la química del agua dentro de la cuenca.

Además, vivimos los desafíos de las transformaciones urbanas que están estrechamente relacionadas con los sistemas de movilidad y con las formas de producción del espacio, y con ello profundizamos en el entendimiento de que adaptar los contextos urbanos más diversos y complejos a las nuevas tecnologías es una de las garantías para alcanzar el desarrollo sostenible en América Latina.

Así, los centros urbanos se convirtieron en el soporte del desarrollo económico de las ciudades resilientes, porque requieren que la planificación urbana sostenible impulse la ciudad como motor del crecimiento económico y se disminuya la política dentro de la intervención urbana.

Vivimos los desafíos de las transformaciones urbanas que están estrechamente relacionadas con los sistemas de movilidad.

Enfatizamos que cuando Panamá logre que la planificación urbana sea el motor de desarrollo económico de sus centros urbanos, quienes vivan en la ciudad se integrarán en el proceso de desarrollo y, por lo tanto, en el espacio urbano que indudablemente transformará al habitante en un ciudadano empoderado y participativo de sus derechos.

Las ciudades resilientes que utilizan el concepto de las ciudades verdes y azules, ciudades que tienen por objetivo recrear el ciclo del agua de forma natural, contribuyendo a la comodidad de la ciudad al unir la gestión del agua y la infraestructura verde.

Lograr este concepto requiere combinar y proteger los valores hidrológicos de los activos azules por el color del agua, y de los ecológicos por el color verde de la biodiversidad, lo que enriquece el paisaje urbano al tiempo que brinda medidas resilientes y adaptativas para hacer frente, por ejemplo, a las inundaciones.

Al desarrollar ciudades que integren en sus diseños soluciones basadas en la naturaleza logramos, incluso, efectos positivos del ambiente en la salud mental, porque cuando se cuenta con recursos ambientales como los paisajes, bosques, parques y jardines públicos, plantas y vistas de naturaleza en escenarios construidos, los efectos favorables en la salud mental potencian el poder de restauración de la mente, reducen la fatiga mental, mejoran el funcionamiento cognitivo, apoyan en la recuperación del estrés e impulsan los cambios positivos en los estados emocionales.

Además, mejoran la cohesión social, incrementan la productividad laboral y optimizan el desarrollo cognitivo de los niños al propiciar una mejora en la concentración y autodisciplina.

Entender el efecto positivo de un desarrollo planificado y basado en el equilibrio perfecto que existía previo al desarrollo nos ayudó a comprender que uno de los más grandes desafíos del siglo XXI en los centros urbanos es el control de las inundaciones, pues representan el 50% de los desastres naturales relacionados con el agua, de los cuales 20% ocurre en América; y precisamente por ello, en 2018, después de un año de diseño, el Municipio de Panamá logró la aprobación del préstamo para la ejecución del programa Cuenca Urbana Resiliente-río Juan Díaz por un monto de $100 millones con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

A través del programa se buscaba consolidar iniciativas para contribuir al mejoramiento sostenible de las condiciones socioambientales y urbanas de la población de la cuenca del río Juan Díaz mediante acciones para la prevención y mitigación de inundaciones.

Este mes de diciembre nuestras entregas estuvieron dedicadas a reflexionar ambientalmente en esta época tan maravillosa del año y a vivirla de manera sostenible, lo que nos llevó a conversar sobre el sistema costero de espacios abiertos de Panamá y los sistemas de drenaje sostenible: un enfoque para la gestión del drenaje de aguas superficiales.

Ambas entregas se basan en la importancia de implementar la estrategia de ciudades resilientes, una iniciativa de 100 ciudades resilientes de la Fundación Rockefeller, que busca a través de la introspección de sus ciudadanos, analizar cómo llegó la ciudad a ser lo que es, qué desafíos enfrenta debido a sus características de hoy y qué acciones realizarían para ser la ciudad resiliente que los ciudadanos quieren construir.

Como ejemplo, recuperar el acceso público a los ríos, bosques y manglares en toda el área metropolitana, lo que aumentaría el compromiso de la ciudad y de las comunidades con el hábitat ribereño natural y de manglar que las rodea.

Con una conexión con el entorno marino costero, es decir con el agua, el hábitat de manglar recibiría la protección ciudadana y aumentaría la restauración a través de la acción ciudadana sobre estos frágiles ecosistemas.

Por ello es importante impulsar acciones como la aplicación de sistemas de drenaje sostenible (SuDS) que, como un enfoque de drenaje urbano que busca replicar los procesos de drenaje naturales que hubieran prevalecido antes de la urbanización, se lograría contribuir a la gestión del riesgo de inundación, así como brindar múltiples beneficios incluyendo una mejor calidad del agua, espacios de esparcimiento, biodiversidad, mejor calidad del aire y enfriamiento.

Estimados lectores, cerramos 'Huella Verde' en 2021 agradeciendo cada una de sus lecturas, su tiempo, y sobre todas las cosas, agradecemos ser parte de su excelente compañía.

¡Feliz año les desea Huella Verde!

La autora es investigadora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultura (Chile).
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones