Chicxulub, el meteorito que dio origen al reinado de las flores

Actualizado
  • 29/04/2018 02:00
Creado
  • 29/04/2018 02:00
El plaeontólogo Carlos Jaramillo plantea una hipótesis sobre los orígenes de los bosques tropicales: el choque de un meteorito acabó con el reino de los dinosaurios para darle paso al de las flores

Hace sesenta y seis millones de años, los bosques tropicales no eran los mismos que hoy conocemos. Las flores prácticamente no existían. Las plantas reproducidas por esporas flotaban en el viento. Los helechos y las gimnospermas gigantes daban sombras a los senderos de los dinosaurios. Pero, un enorme meteorito que chocó contra la tierra transformó ese mundo.

¿Cómo se transformó en bosques tropicales con imponentes árboles salpicados de flores amarillas, violetas y rosadas y cubierto de orquídeas y enredaderas? ‘Los bosques tropicales son el resultado de un accidente de la historia', dijo Carlos Jaramillo, miembro del staff científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).

El cráter de Chicxulub

Es un antiguo cráter cuyo centro aproximado está al noroeste de la península de Yucatán, en México. Está cerca de la población de Chicxulub, a la que debe su nombre.

La traducción de la lengua maya al español del nombre del poblado, que se encuentra al oriente del puerto de Progreso en Yucatán, es ‘pulga del diablo'.

El cráter mide más de 180 km de diámetro formando una de las zonas de impacto más grandes del mundo.

Se estima que el meteorito que formó el cráter medía al menos diez km de diámetro. A finales de la década de los 70, el cráter fue descubierto por Antonio Camargo Zanoguera y Glen Penfield, geofísicos que trabajaban en Yucatán para la empresa Petróleos Mexicanos buscando yacimientos de petróleo.

Inicialmente, no se pudo encontrar pruebas que evidenciaran que esa inusual estructura geológica era, en realidad, un cráter de impacto, por lo que se abandonaron las investigaciones.

La edad de las rocas y los análisis isotópicos demostraron que esta estructura data de finales del período Cretácico, hace aproximadamente 65 millones de años. La principal evidencia es una delgada capa de iridio encontrada en sedimentos del límite en varios afloramientos de todo el mundo. El iridio es un metal escaso en la Tierra, pero abundante en los meteoritos y asteroides.

Un estudio de este paleontólogo colombiano publicado en el portal digital https://stri.si.edu/ arroja pistas sobre los orígenes de los bosques tropicales. La teoría del científico es que una gran fuerza los transformó. El choque del meteorito Chicxulub contra la Península de Yucatán, en México, vaporizó los suelos y las rocas para crear un cráter de unos 150 kilómetros de diámetro y 20 kilómetros de profundidad.

Este impacto desencadenó un estallido inmenso de energía térmica y ráfagas de viento de 600 millas por hora que antecedieron a una tormenta de fuego. Tres horas después del violento choque del meteorito, una profunda oscuridad sumergió al planeta por entre 6 y 9 meses. Durante una década la luz del planeta fue la mitad de lo que era normalmente. Pero, eso no era todo. Las temperaturas en los trópicos descendieron de 27° hasta 5°. El clima tardó por lo menos treinta años en recuperarse, plantea la publicación científica.

La hipótesis del paleontólogo colombiano es que la oscuridad, el frío y las cenizas terminaron con el reinado de los dinosaurios para darle paso al de las flores. En esa profunda oscuridad, insectos desesperados sobrevolaban buscando rastros de perfumes aromatizados (polen) para transportarlos de una diminuta flor a otra.

Pero, ¿cómo surge la tesis? Jaramillo ha rastreado los granos de polen más pequeños atrapados en las rocas que datan del inicio del Cretacio (hace ciento cincuenta millones de años atrás) cuando las plantas con flores aparecieron en el planeta. Pero, que no fue hasta el comienzo del Período Paleógeno (hace 65 millones de años) cuando repentinamente se tomaron el dosel de los bosques.

Durante casi quince años, el paleontólogo colectó y clasificó polen de hace sesenta y cinco años hasta la actualidad. Jaramillo y su equipo colectaron muestras de 17 lugares del continente americano. De cada una de 1,300 muestras separó unos 300 granos de polen. Eso permitió que unos 390 mil granos de polen individuales pudiesen ser identificados.

Las muestras están capturadas en montones de fichas de tamaño 5x8 colocadas en una mesa en el centro de su oficina en Ancón, Panamá. Cada ficha representa una especie única.

Cerca del 80% del polen que encontró nunca ha sido descrito, es decir, que son nuevas especies. Este tipo de denominación de historia natural se realizó para caracterizar el polen de la flora europea hace un siglo, explicó Jaramillo.

Él aseguró que ahora nadie hace este tipo de trabajo. ‘En América del Sur, tuvimos que comenzar desde casi nada. Pero si no lo hago, no se hará', añadió.

El trabajo del colombiano quedará expuesto en una monografía masiva sobre el polen del bosque tropical antes y después del impacto del meteorito Chicxulub. Son más de mil especies.

Por ahora, Jaramillo tiene conclusiones preliminares. Entre ellas, está que el dosel del bosque después del impacto del meteorito no se parecía en nada al de ahora.

Antes del violento choque, era solo un mundo grande y cálido. La temperatura oscilaba en 7° más que hoy. Antes del choque, el dosel del bosque estaba abierto, dominado por gimnospermas (plantas que no florecen).

Después del impacto y del tiempo de oscuridad, los árboles tomaron la forma de brócoli que tienen hoy en día.

El dosel dominado por la angiosperma se cerró, dividiendo el borde exterior caliente e iluminado en uno interior oscuro. El polen también cambió completamente.

‘Era un mundo completamente diferente', dice Jaramillo. ‘Casi todas las plantas que existían se extinguieron después del impacto. Además, hubo pocas diferencias significativas entre los bosques de América del Norte y América del Sur, el gradiente latitudinal que vemos hoy entre los bosques en el Norte y el Sur no existía, parece estar relacionado con la presencia de plantas con flores ‘, concluyó.

Antes, las personas creían que las primeras flores eran como las magnolias. Pero, después del estudio la hipótesis es distinta. Ahora se cree que eran pequeñas, acuáticas, con pétalos diminutos, probablemente dispersados por insectos.

JARAMILLO EXPONE SUS TEORÍAS EN UN LIBRO

Carlos Jaramillo del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y un equipo de 25 coautores exploran temas que van desde la formación de fósiles hasta el acercamiento de las Américas.

En la feria internacional del libro en Bogotá ( 17 de abril al 2 de mayo), el paleontólogo del Smithsonian Carlos Jaramillo y sus colegas presentan su nuevo libro, ‘Hace Tiempo, un viaje paleontológico ilustrado por Colombia'.

Escrito por 26 coautores, el libro presenta momentos dramáticos de la historia geológica de Colombia y algunos de sus impresionantes animales como la Titanoboa, una serpiente más ancha que una puerta y más larga que un autobús, conocida a partir de restos fósiles descubiertos por Jaramillo y sus colaboradores en la mina de carbón Cerrejón en Colombia.

El libro, considerado la ‘publicación más importante del año' fue lanzado el 28 de abril por Jaramillo y Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humbolt que junto al STRI publican el libro.

‘Hace Tiempo' proporciona una visión general del tiempo geológico, describe cómo se forman los fósiles y brinda una perspectiva a largo plazo de los conceptos del cambio climático y el papel de la humanidad en los ecosistemas modernos.

Al comienzo del libro, América del Norte y del Sur aún no se han unido al Istmo de Panamá, y solo se formaron las porciones del Amazonas y del Orinoco de lo que hoy es Colombia, seguidas mucho más tarde por el ascenso de las montañas de los Andes y la explosión de la biodiversidad que siguió.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus