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- 17/02/2014 01:00
MADRID. El aumento de la temperatura en el planeta favorece la profileración de los mosquitos que transmiten las denominadas ‘enfermedades tropicales’, por lo que el riesgo de contagio de pandemias como la malaria o el dengue podría ser mayor en el futuro.
Así lo creen expertos como Consuelo Giménez Pardo, especialista en parasitología y organizadora de las V Jornadas de Enfermedades Tropicales, que acogió la semana pasada la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), en Madrid.
Giménez fundamenta su previsión por la aparición de mosquitos de especies como el Anófeles (transmisor de malaria) o el Aedes (transmisor del dengue y la fiebre amarilla) en zonas del planeta donde no existían o su presencia era residual.
El fenómeno, según Giménez, puede observarse en España, en la zona del Mediterráneo, donde el Aedes, en la variedad conocida como ‘mosquito tigre’, y que produce unas dolorosas picaduras, ha ganado terreno en los últimos años.
Esta es una situación de la que Panamá no escapa, en donde el mosquito Aedes aegypti ha cobrado sus víctimas por la enfermedad que transmite: el dengue.
El país fue declarado como ‘zona epidémica por dengue’ ante el aumento de los casos. Según reportes del Ministerio de Salud, hasta el 3 de febrero del año en curso se han confirmado 1,703 casos de dengue, 145 tienen signos de alarma, 13 están graves y 34 están hospitalizados.
CALOR Y HUMEDAD
Unas temperaturas estables, de entre 21 y 34 grados, y una humedad atmosférica del 80% es prácticamente lo que estos insectos necesitan para reproducirse y multiplicarse en las zonas tropicales y que han encontrado ahora en otras latitudes del planeta.
No obstante, aclara Giménez, ni en España ni en otros países mediterráneos, más expuestos ahora a las plagas de mosquitos, existe el riesgo de contagio de estas enfermedades tropicales a través de las picaduras del Anófeles o el Aedes.
‘Tendría que haber una población de al menos unos 500 o 1,000 individuos afectada por alguna de esas enfermedades, y de manera sostenida en el tiempo, para que los que los mosquitos al picar, y no solo una vez, sino muchas veces, pudieran hacer una transmisión efectiva’.
Aparte del cambio climático, la presencia de mosquitos originarios de las zonas tropicales en países del hemisferio norte se debe también a la globalización.
Es el contexto de un mundo global, sin fronteras para el transporte de objetos y personas, como explican algunos expertos como Giménez la aparición del Aedes en zonas del interior de España, donde su supervivencia no estaría asegurada en principio por el brusco contraste de las temperaturas.
‘Pudo venir por el transporte de mercancías, en las ruedas huecas de los camiones, donde una pequeña cantidad de agua es suficiente para que los insectos pongan sus huevos y eclosionen las larvas’, señaló.
A pesar de que la presencia de estos insectos es una condición necesaria para la aparición de las enfermedades tropicales que son transmitidas por mosquitos, en España los casos detectados se reducen a personas que se han infectado al visitar algunas latitudes con riesgo, como pueden ser turistas, cooperantes o personas negocios, y requieren un tratamiento al regresar al país.
En esos casos, excepto síntomas graves como los asociados a la enfermedad del sueño, provocada por la picadura de la mosca tse-tse, y que algunos turistas contraen durante safaris fotográficos en Kenia o Tanzania, la mayoría de los ingresos hospitalarios se debe a transtornos intestinales, por la ‘diarrea del viajero’, puntualiza Giménez.
Sobre la mayor o menor proliferación de los mosquitos en el planeta, la preocupación —subraya Giménez— ‘no es tanto cómo nos va a afectar a nosotros —cómo nos va a doler la barriga—, sino qué pasa con la gente que vive en zonas, por ejemplo, con un alto riesgo de contraer la malaria, una enfermedad sin vacuna y que mata cada año a dos millones de personas’.