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- 30/06/2021 00:00
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“La tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que hacemos comienza y se mantiene con la productividad sostenida de nuestras tierras agrícolas”, decía el científico estadounidense Hugh Hammond Bennett, quien dedicó su vida a demostrar que el cuidado del suelo influye directamente en la capacidad productiva del mismo.
Los suelos son una de las principales reservas mundiales de biodiversidad y albergan más del 25% del suministro mundial de este valioso recurso del que proviene el 95% de los alimentos que consumimos.
Además, más del 40% de los organismos vivos en los ecosistemas terrestres están conectados con los suelos durante su ciclo biológico, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Qu Dongyu, director general de la FAO, señaló durante el Simposio Mundial sobre la Biodiversidad del Suelo en 2021, que los organismos del mismo desempeñan una función esencial en el sostenimiento de la vida en nuestro planeta.
No obstante, manifestó gran preocupación respecto a la constante amenaza a la que se ven sometidas tanto la biodiversidad de los suelos como la salud general de estos organismos debido a la deforestación, el cambio en el uso de la tierra, los incendios, la erosión, la contaminación, el monocultivo, el uso excesivo de productos químicos, la obturación del suelo y la expansión urbana.
José E. Villarreal, investigador agrícola panameño explicó a La Estrella de Panamá que la erosión es una de las principales formas de acelerar la degradación de los suelos, ya que se pierde la capa orgánica que les da estabilidad, dejando el suelo pobre en nutrientes y consecuentemente sin vida microbiana que es la parte fundamental para descomponer los residuos vegetales y animales sobre su superficie. “Al perderse esta capa superficial del suelo también se pierden los nutrientes esenciales para el desarrollo de los cultivos, trayendo como consecuencia la baja productividad y pobreza. No es de extrañar que donde hay suelos altamente degradados es precisamente en las zonas más pobres del país”, detalló.
Según Villarreal, también jefe del Laboratorio de Fertilidad de Suelos en el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap), tanto el Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Látina y el Caribe (Cathalac) como el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) y la FAO realizan el proyecto 'Manejo sostenible de la tierra' y la restauración de paisajes productivos en cuencas hidrográficas para la implementación de las metas nacionales de neutralidad de la degradación de la tierra (NDT).
“Con el apoyo de la Alianza Mundial por el Suelo se han elaborado mapas nacionales de los tipos y órdenes de suelo existentes en Panamá, el contenido de carbono orgánico en estos y en la actualidad se trabaja en la preparación del sistema nacional de información de suelos, con la finalidad de contener en un solo sitio o página web toda la información técnica científica y de divulgación al servicio de aquellos que la procuran”, señaló Villarreal.
Adoniram Sanches Peraci, representante de la FAO en Panamá, aseguró en un comunicado que la promoción de la sostenibilidad de la agricultura y los sistemas alimentarios, según cada contexto nacional, debe garantizarse como una fuente de nuevas oportunidades de desarrollo económico y de nuevos empleos verdes, en la medida en que puede impulsar importantes innovaciones tecnológicas, inversiones públicas y privadas, el desarrollo del capital humano y la investigación, y mejores políticas y regulaciones.
De acuerdo con el también coordinador de la FAO para Mesoamérica, en Panamá se están implementando algunas iniciativas que buscan que el país, a través del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), cuente con un sistema calibrado y operativo, que informe a tiempo la situación sobre el estado de la sequía a los tomadores de decisiones para implementar las acciones de mitigación pertinentes.
“La vigilancia continua de la sequía en agricultura provee al país de un mejor conocimiento sobre la afectación de la producción de granos básicos y pastos, para tomar decisiones que mitiguen los impactos negativos de la sequía a través de prácticas culturales, y orientar las inversiones públicas (cosecha de agua y distritos de riegos). De ahí que se han creado herramientas que utilizan datos satelitales para detectar las áreas agrícolas donde los cultivos y pastos podrían ser afectados por estrés hídrico-sequía”, explicó.
Otra iniciativa implementada por FAO en Panamá se relaciona con la elaboración de marcos estratégicos y financiamiento climático para reducir la deforestación y degradación forestal y orientar la inversión del Fondo Verde del Clima (FVC) en el país, que le permita crear las condiciones propicias para acceder a diferentes ventanas del financiamiento climático, priorizado en la contribución determinada a nivel nacional (CDN) relacionada con el sector agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra (Afolu, por sus siglas en inglés).
MiAmbiente presentó el pasado 17 de junio el Atlas nacional de manejo sostenible de la tierra durante la celebración del foro dedicado al Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.
Cindy Monge, viceministra de Ambiente, aseguró que con este atlas se espera lograr “que los tomadores de decisión en torno a las cuencas hidrográficas y los usuarios de la tierra, en general, utilicen esta herramienta como referencia para el ordenamiento territorial ambiental”.
Además, resaltó que Panamá cuenta con un plan nacional de sequía, en concordancia con el compromiso de sumar esfuerzos para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030.
El Atlas nacional de manejo sostenible de la tierra aborda con un conjunto de mapas la situación del suelo en el país y hace énfasis en la configuración del perfil geográfico con todos los accidentes, así como la forma en que las actividades socioeconómicas y culturales han modificado los paisajes en el territorio nacional. Contiene información oficial en Panamá y es un documento de análisis en sus datos.
En su contenido, el atlas se refiere al medio físico; aspectos socioeconómicos y socioculturales; cobertura y uso del suelo y áreas protegidas; amenazas y desastres; uso del recurso hídrico y estado de la degradación de la tierra. Cada uno de ellos incluye un análisis explicativo del tema, mapas, ilustraciones complementarias, gráficas y cuadros estadísticos para una mejor comprensión de este material ambiental.
Cada 7 de julio, desde 1963, se conmemora el Día Internacional de la Conservación del Suelo en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennett, considerado el padre de los suelos.