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Residuos peligrosos, un desafío de la buena gobernanza para la salud pública
- 22/04/2022 00:00
- 22/04/2022 00:00
La plataforma digital meuresiduo.com indica que los residuos se clasifican según su naturaleza, en secos o húmedos, y por su composición química en residuos con materia orgánica o materia inorgánica. Sin embargo, ambas clasificaciones también involucran si el origen de los residuos genera riesgos potenciales al medio ambiente.
Los residuos peligrosos son los materiales que representan riesgos para la salud pública y el medio ambiente, exigiendo tratamiento y disposición especial en función de sus características de inflamabilidad, corrosividad, reactividad o toxicidad, por mencionar algunas.
En el anteproyecto de ley “que regula la gestión integral de residuos en la República de Panamá como tema esencial de salud pública”, los residuos peligrosos se definen como “todos aquellos residuos resultantes de un proceso de producción, extracción, transformación, reciclaje, utilización o consumo que contengan alguna sustancia que presente una o varias de las características corrosivas, reactivas, tóxicas, inflamables, biológico-infecciosas, y/o radiactivas, que representen un riesgo para la salud humana y el ambiente de acuerdo con las disposiciones legales aplicables”.
Además, se suma a esta definición la consideración de residuos especiales definidos como “aquellos residuos que, sin ser peligrosos, por su naturaleza pueden impactar al ambiente o la salud, debido al volumen de generación y/o difícil degradación y, por los cuales se debe implementar un sistema de recuperación, reutilización y/o reciclaje con el fin de reducir la cantidad de residuos generados, evitar su inadecuado manejo y disposición, así como la sobresaturación de los rellenos sanitarios”.
Este anteproyecto planteó en el año 2019 que los principios rectores que regulan la gestión integral de residuos deberían tomar en consideración la buena gobernabilidad como el modelo más apropiado para la gestión sostenible de los residuos, ya que esta promueve un enfoque coordinado de todos los actores y además busca armonizar e integrar sus funciones.
Los autores Julio César Figueroa Sánchez y Juana Cruz-Morales de la Universidad Autónoma Chapingo, México, en su artículo '¿Gobernanza de los residuos sólidos?' indican que una buena gobernanza para la gestión de los residuos sólidos implica contar con una “visión crítica, que reconozca que las comunidades afectadas por conflictos socioambientales forman parte de la problemática, y deben tener parte en las decisiones y posibles soluciones a través de ejercicios de consulta y de democracias verdaderamente participativas”.
Figueroa y Cruz sugieren que el primer paso para una buena gobernanza es construir una política nacional, local o comunitaria de gestión integral, integrada e intersectorial para el manejo de los residuos sólidos que articule el espacio geográfico e histórico donde se originan los residuos.
Con esta comprensión se puede entender cuáles son los modelos productivos, las relaciones de poder, las estructuras de concentración de la tierra, los medios de producción, los bienes y servicios, y cuáles son las empresas nacionales y multinacionales que forman parte de la estructura de los residuos sólidos dentro del área a intervenir.
Con esto se sientan las bases para diseñar planes, programas y proyectos que permitan gestionar los residuos peligrosos.
Sin embargo, para diseñar políticas públicas se requiere lo indicado en la plataforma digital voltachile.cl, conocer primeramente la composición de los residuos peligrosos, puesto que el manejo y tratamiento más adecuado para un residuo peligroso, depende del análisis de sus características para determinar su grado de peligrosidad.
Según la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), se estima que la generación de desechos en Panamá es cerca de 4.375 Ton/día, de las cuales se puede decir que el 60% es recolectado desde su origen, lo que indica que a los sitios de disposición final, vertederos o rellenos sanitarios, llegan cerca de 2.535 Ton/día.
Es decir, el 40% restante carece de disposición adecuada, estimado que puede ser dispuesto en ríos y estuarios. Esto sin establecer cuánto de este porcentaje es generado de forma directa como residuos peligrosos u hospitalarios.
Una vez que se conoce la composición de los residuos se realizan análisis fisicoquímicos, para determinar sus características de peligrosidad, tales como corrosividad, inflamabilidad, toxicidad y reactividad, y posteriormente se define el tratamiento adecuado para el residuo.
En países como España, se sugiere que los residuos, previo a su tratamiento, reciban reducción de volumen a través de trituración, destrucción y fragmentación de los mismos. Así se reduce el tamaño de las partículas para obtener mayor cohesión antes de recibir tratamiento químico.
Adicionalmente, se sugiere que una vez que las partículas finas se hayan adherido a las más gruesas por métodos físicos, los residuos sean estabilizados para minimizar el porcentaje de humedad y pH a través de aglomerantes; con esto se minimiza la velocidad de migración de los contaminantes al medio ambiente y se reduce la toxicidad de estos.
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) los residuos peligrosos tienen pertinencia para el desarrollo sostenible de las ciudades porque la generación de desechos peligrosos tiene repercusiones directas para la salud y el medio ambiente a través de la exposición a ese tipo de desechos.
Según la ONU, los efectos perjudiciales se manifiestan al estar expuestos a estos desechos durante largo tiempo, como por ejemplo quienes están en contacto en procesos industriales asociados a metales pesados o radiactivos.
De allí la importancia que la buena gobernanza inserte en el sistema de gestión la generación de pocos desechos peligrosos a través de una actividad industrial reducida, con medios de producción más limpios en los procesos industriales, o por haber modificado las pautas y los hábitos de los consumidores, lo que conlleva un ahorro de energía y materias primas, así como una mayor protección del paisaje.
Para la ONU, la introducción de sistemas de gestión ecológicamente racional de los desechos peligrosos supone la reducción de los riesgos para la salud y el medio ambiente como consecuencia de la menor exposición a ese tipo de desechos.
En marzo de 2021, el Gobierno de Panamá, a través del Ministerio de Salud (Minsa) y el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, (Pnud) y el Fondo Mundial de Medio Ambiente - el GEF, puso en marcha el proyecto para la prevención, reducción y eliminación de residuos peligrosos con contenido de contaminantes orgánicos persistentes y mercurio (COP).
Los objetivos del proyecto son prevenir, reducir y eliminar la presencia de emisiones de COP y mercurio en el país, para proteger la salud humana y el ambiente, en cumplimiento con los convenios internacionales de Estocolmo y Minamata.
Como lo indica el Pnud, este proyecto representa un aporte financiero [no-reembolsable] de aproximadamente $2.73 millones que traerá beneficio a nivel nacional para contar con los insumos y retroalimentación de todas las partes interesadas, por el bien de la salud de Panamá, y generará un 'Perfil nacional de mercurio' y su evaluación inicial para la implementación del convenio de Minamata.
Panamá está en un momento desafiante para su desarrollo sostenible, puesto que requiere del diseño de políticas públicas relacionadas con los desechos peligrosos; con esto, proyectos como el COP serán parte de las metas alcanzadas en la Agenda 2030.