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Resiliencia guna, los antecedentes importantes de la Revolución Dule
- 18/02/2024 06:12
- 18/02/2024 06:07
Desde antes de que el istmo adquiriera el nombre de república, el pueblo guna y el mundo occidental tuvieron una historia marcada por las guerras, rebeliones y negociaciones marcadas por el intento de invisibilizar el legado cultural e histórico de la ahora comarca panameña.
Esto quedó plasmado en la Ley 59 del 31 de diciembre de 1907, en la cual la Asamblea Nacional aprueba la civilización de la población indígena de este territorio.
“Se tratará de manera por todos los medios pacíficos la reducción a la vida civilizada de las tribus salvajes que existen en el país. a) Los misioneros y los maestros de escuelas serán los agentes civilizadores; b) el gobierno concederá tierras a los colonos, es decir, no indígenas; c) el gobierno dará los aperos de labranza, semillas, animales a los indígenas y a los colonos...”, es parte de lo que imponían el primer y segundo artículo de esta ley, que es uno de los principales antecedentes de la Revolución Dule de 1925.
A 99 años de este suceso, la Revolución Dule es reconocida como un evento clave de la historia de esta comunidad indígena, pero que también marca un precedente para todos los otros pueblos originarios de Panamá y el resto de la región en el siglo XX.
En este hecho histórico se deja evidenciado los peligros y amenazas de la occidentalización forzada así como la necesidad de resistir a esto.
Actualmente, la memoria histórica panameña registra este acontecimiento como una masacre sin justificación en la que se reprimió a una población por el hecho de tener costumbres diferentes a aquellas de quienes formaban parte del status quo después de la forjación de la república.
“Lo que en verdad ocurrió en febrero de 1925, sus causas y antecedentes, indica que los gunas, lejos de ser violentos por naturaleza, se rebelaron solo después de años de maltrato y de resistencia pacífica. Afortunadamente, la rebelión terminó con un acuerdo que aún perdura entre el Gobierno y los indígenas”, indica el escritor estadounidense, James Howe, autor de La Revolución Dule: Una rebelión indígena del siglo XX, incluido en el Boletín número 56 del Museo del Oro en 2016.
Algunas injusticias
En los primeros 20 años de la historia republicana de Panamá, los diversos gobiernos nacionales hicieron varios esfuerzos para erradicar la cultura, costumbres y autoridades indígenas del territorio nacional.
La ley 59 solo fue el principio de una serie de acontecimientos dedicados a eliminar la idiosincrasia de los pueblos originarios desde la evangelización.
En 1913 llega a la comarca la primera misionera protestante de los Estados Unidos, Ana Cooper, que logra la instalación de la iglesia bautista en Guna Yala.
Un año más tarde, luego de terminar los trabajos del Canal de Panamá, algunos de los obreros que formaron parte de la construcción de esta obra invadieron la costa atlántica de este territorio para iniciar actividades como la extracción minera, la pesca de la tortuga, la explotación de coco, caucho y madera así como hurtos de fincas de plátanos y cocos.
Todo esto se conecta con dos incidentes en los que el gobierno utiliza la fuerza policial para aplacar las protestas de los gunas ante la violación de sus derechos culturales y territoriales.
La primera, en 1915, cuando el Sáhila Colma expone los robos y hurtos por parte de los colonos, lo que lleva a Belisario Porras a crear la intendencia para detener las denuncias y tomar el control mediante la vigilancia de los policías nacionales.
“Desde aquel momento, se hizo claro que la principal meta del Gobierno de Porras era el etnocidio, la destrucción de una cultura. Dicha conquista cultural formó parte del proyecto liberal que buscaba forjar una nación a pesar de la dominación de Estados Unidos. Cuando los gunas rechazaban a gritos el control nacional y la cultura hispana, echaban sal a la herida de un nacionalismo lesionado, por lo cual para Porras fue preciso convertir a los indígenas en panameños hispano-parlantes y ‘civilizados”, destaca Howe.
Según ‘A 90 años de la Revolución Guna’, artículo publicado en La Estrella de Panamá, el segundo incidentes se da el 20 de abril de 1921 en Narganá y Corazón de Jesús.
Estos lugares fueron parte de un movimiento de occidentalización a las mujeres guna que consistía en cambiar su vestimenta como el aro de oro puro de la nariz, las planchas de oro de altos quilates, los abalorios, los güines y los collares de monedas que usaban como accesorios por una indumentaria parecida a la de las mujeres no indígena de la época.
Sin embargo, una mujer escapó de este intento de “civilización” y huyó a Río Azúcar, lo que resultó en que la policía tomara represalias contra ella y mantuviera encarcelados a sus hijos.
Intervención estadounidense
De acuerdo a la reseña histórica de Howe, el explorador norteamericano Richard Marsh también tuvo un papel importante en el inicio del conflicto de 1925. Este ya era conocido en Panamá por haber estado relacionado con asuntos políticos de la república en 1910 en el rol de Chargé D’Affaires de la delegación estadounidense y en 1923 volvió en búsqueda de “una supuesta tribu de indios blancos en el Daríen”, que en realidad era la minoría albina de la población en Guna Yala.
Después de una expedición en 1924, Marsh partió con una pequeña delegación guna de la comarca, con tres jóvenes albinos, y estuvo junto a ellos varios meses en Estados Unidos.
En su regreso al istmo, Marsh escribió en nombre de la población guna una declaración de independencia y de derechos humanos que sería publicada en ‘La Decana’, produciendo directamente la sublevación de los gunas que fue contrarrestada con fuerza policial, quienes mataron a 30 personas en la comarca.
‘Marsh no participó directamente en los ataques, su intervención consistió principalmente en convencer a varias generaciones de panameños de que los gunas se habían rebelado por culpa de la influencia maligna de un tercero subversivo’, destacó el autor norteamericano.
Sin embargo, fue en la presencia de John G. South, ministro estadounidense, que se firmó el acuerdo de paz después de los eventos de la Revolución Dule, el 4 de marzo de ese mismo año. En este se prometió un mejor trato a la población indígena así como el respeto a sus costumbres, asegurando los derechos que gozan los ciudadanos colonos.
Estos esfuerzos se concretaron el 16 de septiembre de 1936 con la Ley 2 que crea la comarca indígena de San Blas, que pasa a ser Guna Yala en 2010. De esta manera también se empezó a consolidar la protección de la cultura y la lengua de este pueblo indígena.