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Baja unos 10 años la edad promedio para presentar sordera
- 24/11/2023 00:00
- 24/11/2023 00:00

La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que para el año 2050, unos 2.500 millones de personas en el mundo tenga algún grado de pérdida auditiva. Aunque las cifras en aumento se deben principalmente a los cambios demográficos, como el crecimiento mundial de la población en edad avanzada, hay otros factores que influyen en la salud auditiva de una persona a lo largo de su vida. Uno de los agentes principales es el ruido excesivo.
Especialistas aseguran que el oído no se pierde de un día para otro. El daño suele ser gradual y al principio es común que el cambio pase desapercibido. Primero se hace difícil escuchar una conversación en un entorno muy ruidoso. La molestia empeora hasta que cuesta escuchar incluso las voces fuertes, y, finalmente, la pérdida auditiva leve se convierte en sordera. El daño es total e irreversible.
La mayoría de los casos son a causa, simplemente, de la edad: el 12,7% de la población mundial con más de 60 años tiene una pérdida auditiva de grado moderado, un porcentaje que sube hasta el 60% a los 90 años, según datos de la OMS. Sin embargo, los especialistas han empezado a notar que gente cada vez más joven acude a la consulta quejándose por molestias en el oído.
“La edad media ha bajado unos 10 años. Si antes los pacientes empezaban a tener problemas con los 70-80 años, ahora pasa ya una década antes”, asegura al diario El País Mari Cruz Iglesias, jefa de servicio de la unidad de Otorrinolaringología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

La doctora detalla que la hipoacusia y sordera de estos pacientes no tiene nada que ver con el natural envejecimiento del oído interno –que se conoce como presbiacusia–, sino que depende de la exposición prolongada al ruido. “El tráfico, el cine, los conciertos y las discotecas. Incluso cuando entramos en las tiendas para hacer compras, hay música. Es una vida envuelta en muchísimo traumatismo acústico que perdura todo el rato”.
Iglesias añade que someterse a una intensidad sonora de más de 80 decibelios durante períodos superiores a 40 horas a la semana puede dañar irremediablemente las células sensoriales del oído interno. “El tráfico en una avenida de una gran ciudad puede alcanzar los 60 decibelios; la sala llena de un restaurante llega a los 80; el ruido de una motocicleta alcanza los 90 y la música en una discoteca a 100”.
Para 2020, la Asociación de Sordos de Panamá (Anspa) calculaba que la cifra de personas con problemas de sordera en el país podría rondar los 100.000 pacientes.
La fonoaudióloga Cecilia M. Moreno, jefa del Departamento de Fonoaudiología de la policlínica Dr. Carlos N. Brin, de la Caja de Seguro Social, asegura que existen otros factores que pueden causar pérdida auditiva, como los daños del oído interno, la perforación timpánica, la acumulación de cera, la infección en el oído (otitis) o tumores.

Las complicaciones durante el parto a consecuencia de a rubéola materna, sífilis, hipoxia e ictericia, la exposición al ruido, algunas enfermedades, infecciones, tumores y el uso de medicamentos ototóxicos también pueden causar sordera.
Moreno recomienda visitar a un otorrino en caso de presentar algún síntoma como hipoacusia (baja audición), zumbido o tinitus, sensación de oído tapado, vértigo, pérdida del equilibrio, dolor de oído, dificultades para seguir conversaciones, o molestias en lugares ruidosos.
El otorrino Miquel Quer, del hospital Sant Pau de Barcelona, habla de los entornos recreativos, cuyo factor más problemático es la escucha prolongada y a gran volumen de música a través de dispositivos personales, como los auriculares.
Una revisión científica publicada el pasado noviembre en la revista British Medical Journal Global Health calculaba que entre 670 millones y 1.350 millones de adolescentes y adultos jóvenes en el mundo están en riesgo de perder audición por exponerse a prácticas de escucha inseguras.
“Los auriculares serán sin lugar a duda el problema de las próximas generaciones, de los pacientes que dentro de 10 o 20 años empezarán a darse cuenta de que han perdido capacidad auditiva”, explica a El País Jacinto García Lorenzo, jefe de servicio del hospital del Mar de Barcelona.
“No sería exagerado decir que la edad media ha empezado a tirar para abajo. Ya no son solamente nuestros abuelos los que se quedaban sordos por los ruidos en el trabajo. Hay toda una generación que está llegando ahora a la tercera edad y que ya tiene problemas serios con el oído”, agrega.