Esclerosis tuberosa, enfermedad sin cura y causa severas limitaciones

Actualizado
  • 15/05/2020 15:05
Creado
  • 15/05/2020 15:05
Este 15 de mayo se conmemora el Día Mundial de esta dolencia a fin de sensibilizar a la sociedad y a los médicos sobre esta rara patología. Cerca de dos millones de individuos en todo el mundo la padece

Se ha oído hablar mucho de varios tipos de esclerosis. Pero, conocía sobre el complejo de esclerosis tuberosa (CET o TSC, por su sigla en inglés). Está enfermedad genética multi-sistémica poco común causa tumores benignos en el cerebro y en otros órganos vitales tales como los riñones, el corazón, los ojos, los pulmones y la piel. Afecta comúnmente al sistema nervioso central y es el resultado de una combinación de síntomas, entre los que se encuentran convulsiones, retrasos en el desarrollo, problemas de conducta, anormalidades de la piel y enfermedades renales.

Este trastorno perjudica cerca de dos millones de individuos en todo el mundo, y se estima que está presente en uno de cada seis mil recién nacidos. El CET ocurre en todas las razas y grupos étnicos y en ambos sexos.

La Asociación Española de Esclerosis Tuberosa (Aestu) considera que dos tercio de individuos diagnosticados con CET no tienen antecedentes familiares. "El tercio restante de las personas diagnosticadas con CET tiene uno de los padres, que también tiene CET. Si a uno de los padres se le diagnostica el complejo de esclerosis tuberosa (CET), la probabilidad de que sus hijos hereden la enfermedad es del 50%", reconoce la Aestu.

Según la Asociación el CET es la principal causa genética de la epilepsia y del autismo. Las crisis epilépticas, ocurren en aproximadamente el 85% de las personas con CET y las discapacidades intelectuales se encuentran entre el 45% y el 60%. "Aproximadamente el 98% de las personas tienen una o más manifestaciones".

Este 15 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Esclerosis Tuberosa con el objetivo de sensibilizar sobre esta enfermedad poco frecuente. Además, pretende recordar la importancia de los estudios médicos sobre esta patología para que los pacientes puedan conseguir un tratamiento eficaz y un diagnóstico precoz.

Diagnóstico y síntomas

El CET puede diagnosticarse prenatalmente o muy poco después del nacimiento si se detectan rabdomiomas (un tipo de tumor cardíaco) durante las ecografías de rutina en el embarazo. Afecta a cualquier persona de manera única, incluso a gemelos idénticos menciona la asociación.

Los angiofibromas faciales, generalmente, aparecen a los cinco años (a veces se confunden primero con el acné) y afectan aproximadamente al 90% de las personas con complejo de esclerosis tuberosa. El CET se manifiesta de forma muy diferente en cada persona. Algunos pueden tener síntomas leves, mientras que otros se ven afectados severamente.

Los síntomas de esta dolencia varían a lo largo de la vida de una persona, alguien que tiene pocos síntomas en la edad infantil, pero puede tener problemas de salud graves más adelante en la vida, describe el portal web de la asociación.

Debido a sus diversos síntomas, la investigación sobre el complejo de la esclerosis tuberosa está conduciendo a una mejor comprensión de otras enfermedades comunes, como el cáncer, los trastornos del espectro autista y la epilepsia.

Nuevos avances científicos

El complejo de esclerosis tuberosa es una enfermedad ‘’clave’’, que potencialmente puede desbloquear nuevos tratamientos para una amplia gama de trastornos. Esto permitió a los científicos identificar los dos genes que causan el complejo de esclerosis tuberosa, llamados TSC1 y TSC2.

En ese sentido, Investigadores de la Universidad de Cincinnati (UC) en Estados Unidos, encontraron formas adicionales de centrarse en los procesos moleculares involucrados en la activación de cierto complejo de proteínas para desarrollar potencialmente nuevas terapias para un trastorno que causa tumores, según publican en la revista Nature Metabolism.

Chenran Wang, autor principal del trabajo y profesor asistente en el Departamento de Biología del Cáncer de la UC, explica que el CET también puede afectar el cerebro al causar convulsiones y autismo, entre otros problemas, en recién nacidos y adultos.

"En esta condición, las mutaciones en los genes llamados Tsc1 o Tsc2 conducen a la pérdida de las funciones de supresión del tumor, lo que a su vez resulta en la hiperactivación de mTORC1 y su función anormal, responsable de los múltiples síntomas de TSC", añade el científico según publica el diario digital Infosalus.

El medio además menciona que el mTORC1 (conocido como regulador maestro de las células) está involucrado en causar la actividad de la mayoría del crecimiento celular; sin embargo, no promueve la autofagia, un método de regulación cuando una célula básicamente se come a sí misma y una forma eficiente de generar combustible dentro de las células.

En esta investigación, los científicos vieron una mayor actividad de autofagia en células sin Tsc1. Luego crearon un modelo animal de "doble desactivación", un modelo sin Tsc1 y una proteína autofágica esencial, FIP200, presente en el sistema nervioso en desarrollo y en las células madre neurales adultas.

"Utilizando este modelo único, descubrimos las funciones esenciales de la autofagia como una forma de mantener alta la actividad de mTORC1 y mostrar el desarrollo anormal de células madre neurales sin Tsc1", agrega Wang.

Los investigadores observaron los mecanismos moleculares y metabólicos de la autofagia involucrados en el mantenimiento de una alta actividad de mTORC1 y descubrieron que era necesario para activar el almacenamiento de energía, es decir, las gotas de lípidos en las células sin Tsc.

"La descomposición de las gotas de lípidos por la autofagia suministró ácido graso como fuente de energía para mantener la producción de energía en las células madre neurales deficientes en Tsc1 --señala Wang--. También utilizamos métodos farmacológicos para atacar la autofagia y bloquear los ácidos grasos utilizados para tratar defectos, imitando los síntomas de TSC humanos en estos modelos".

El coautor del estudio Jun-Lin Guan asegura que estos resultados son clave para expandir el conocimiento de la formación de esta enfermedad y cómo puede ser dirigida a nivel molecular.

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