El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...


- 10/07/2025 00:00
El clásico superhéroe alienígena de Krypton no es ajeno a la pantalla grande, siendo uno de los héroes con mayor representación en el cine desde hace muchas décadas y encarnado por diversos actores y cineastas que buscan dar la perfecta toma sobre su origen, su realidad como superhéroe y la verdadera razón de su aterrizaje en la Tierra. En esta oportunidad es el turno del director James Gunn (Guardianes de la Galaxia, El Escuadrón Suicida) de tomar la capa roja y señalar la ‘S’ gigante a la pantalla.
Su nueva cinta Superman llega a cines panameños hoy de forma oficial, lista para deslumbrar a los fanáticos de este superhéroe. De la mano de Gunn –quien también escribió su guion y es el supervisor ejecutivo de la nueva ola de películas de DC Comics bajo el paraguas de Warner Bros.–, vemos a un Superman que busca rendir tributo a sus orígenes en los cómics (solo falta ver su nuevo atuendo, mucho más parecido a aquel de Christopher Reeves en 1978) siendo más abierto al humor irónico y situacional, sin dejarse llevar por el peso de las situaciones, si no defendiendo su rol como héroe con las características de su lado humano.
Gunn se dedica a tratar al hombre de acero como lo que era en los cómics y las dos primeras películas de Christopher Reeve: una majestuosa fuerza del bien, a la vez valiente pero vulnerable, sobrehumano pero conmovedoramente humano, vivo y en una constante lucha interna.
David Corenswet toma la capa roja como el nuevo Superman y nos lleva a un plano en el que podemos olvidar las interpretaciones anteriores, ya que toma de forma personal al hombre de acero, así como a su alter ego, el periodista Clark Kent, a quien vemos por pocos minutos en la cinta.
Su interpretación de Superman llega a conmover y da espacio para crecer en sí mismo, dando momentos a la audiencia para llegar a interesarse en él y estar a su lado en medio de las batallas y las caídas. Hay muchas piezas en movimiento en la cinta de Gunn, lo que no es de sorprender tras el tratamiento que tuvo Guardianes de la Galaxia, en donde cada cinta de su trilogía capturaba hasta dos o tres tramas en sí misma, empacadas en el viaje de los Guardianes por el espacio o la Tierra. Así sucede con Superman, puesto que en un momento estamos con él en la Fortaleza de la Soledad, y en otro en un río de protones a punto de caer en un agujero negro.
Gunn se mueve rápido y, por ende, Superman también. Hay momentos de conmoción, hay personajes secundarios que toman la cinta en sus propias manos, tales como la periodista Lois Lane (Rachel Bosnahan) y el reportero Jimmy Olsen (Skyler Gisondo), quienes consiguen momentos claves en cámara, tanto de drama como de humor para darle tonos ligeros a la cinta cuando Superman está en otra esfera siendo atacado por los segundones de Lex Luthor (Nicholas Hoult).
En cuanto a villanía, Hoult se toma el trabajo de mostrar lo que el dinero y la inteligencia pueden lograr, incluso al lograr detener por un tiempo a Superman mismo con el uso de la tecnología y muchos golpes coordinados. A su equipo malvado se integran Ultraman y Angela Spica (María Gabriela de Faría), la segunda con un poder integrado en su sangre gracias a nanobots que le permiten transformar su cuerpo en lo que necesite en el momento, lo cual sería impresionante de no ser utilizado poco y de forma banal en sus escenas.
Navegar en la trama de Superman es sumirse en un rompecabezas en donde las piezas caen según quieren y no siempre tiene sentido su orden, pero al final se encuentra la figura completa. Gunn hace un intento por contar la historia de origen de Superman, su crianza como Clark Kent, su relación con Lois, su integración a la sociedad humana como su guardián, su lucha interna por recordar quién es y quiénes esperan otros que sea, su lucha física contra villanos y monstruos, además de su colaboración con otros superhéroes y metahumanos del universo DC; todo esto con el objetivo de empaquetar la identidad de Superman en una sola cinta (¿quizás pensando que no podrá hacer otra?).
De una forma un poco desordenada, funciona. A esto, añadiendo los planes malvados de Luthor, la inclusión de una prisión en la misma fábrica del universo y el uso de terminología científica que suena muy parecido a otras películas de superhéroes basadas en ‘multiversos’, la cinta cae en el claro estilo de Gunn de explorar los superpoderes y hacerlos más visibles en la Tierra frente a la gente común.
Si bien un remix de su clásico tema compuesto por John Williams nos hace recordar los mejores momentos de Superman, Gunn se esfuerza por dejar su marca en su trama, mostrando un Superman que nos explica cómo es la vida desde su óptica y cuán humano es, aunque la fe de la humanidad en él sea más débil y contradictoria que nunca. Sin embargo, cuando no vemos a Superman destruir la mitad de una ciudad tratando de detener a Luthor, estamos pasando el tiempo junto a otros personajes y sus cameos en pantalla, haciendo que haya una interrupción en la conexión entre escenas hasta que el guion decide que es tiempo de revelar el gran final y hacer que Superman tome sus merecidos aplausos por, una vez más, salvar Metrópolis y el mundo.