El huracán Helene dejaba este domingo más de 60 muertos en cinco estados del sureste de Estados Unidos, entre ellos Carolina del Norte, donde el Gobierno...
- 27/04/2014 02:00
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Dato es aquello que se captura para tomar una ‘foto’ de un momento en particular, por ejemplo, la temperatura que marca un termómetro en un lugar y hora determinada con antelación.
Información es una colección de datos con algún tipo de estructura, por ejemplo, la lista de todas las temperaturas tomadas cada hora.
Conocimiento es aquel que se genera al colocar un grupo de informaciones en contexto, por ejemplo, cómo aumentan o bajan las temperaturas, según cambian las zonas geográficas.
Estamos inmersos en un mundo de datos inconexos, de información sin contexto y de conocimiento que se pierde.
Una de las mejores formas de generar conocimiento es la de ordenarlo en mapas. Cuando uno junta datos e informaciones, uniendo su localización geográfica con las líneas de tiempo, comienzan a aparecer patrones que no estaban a la vista y que si se analizan con inteligencia, son conocimiento puro.
.Un ejemplo podría ser colocar en un mapa de Latinoamérica los datos de la inversión por alumno que hace cada país y luego ‘poner encima’ una capa con la información del nivel del índice de desarrollo humano. Seguramente encontraríamos correlaciones más que interesantes.
Generar conocimiento se ha vuelto algo importante. Las empresas y los gobiernos están conscientes de que es precisamente la capacidad de generarlo lo que genera la riqueza en la economía de hoy.
El reto es, pues, lograr que los datos y las informaciones de las que ya se dispone en las organizaciones se conviertan en conocimiento y este en riqueza.
¿Cómo puedo organizar mis datos en capas? ¿Cómo puedo geo-referenciar mi información? Lo primero es identificar lo que se tiene. Imagínese que toma todas las órdenes de compra que le han hecho sus clientes y las ubica en un sistema geográfico y comienza a ordenarlas por fecha. Podría pasar que descubra cosas del patrón de compra de sus clientes que no se podrían analizar de otra forma.
Si una ciudad hace lo mismo con los reportes de asaltos, las autoridades podrían identificar patrones que ayuden a la evitar los mismos. Si se aplicase al sistema de salud tal ver sería posible establecer porqué cierto tipo de enfermedades aparece con más frecuencia en ciertos sectores que en otros.
Lo primero es siempre organizar. Lo que sigue es predecir. Cuando el conocimiento ayuda a predecir lo que viene es cuando su valor se torna evidente. Con tanta incertidumbre en los mercados de hoy, tener la capacidad de predecir y prospectar hacia el futuro se convierte en una ventaja que genera una diferencia real y que logra inclinar la balanza hacia la organización que lo implemente.
Los gobiernos que logran organizar su información de forma que se contextualiza geográficamente, y que son capaces de ponerla a disposición de sus ciudadanos en esquemas de gobierno abierto, incrementan la participación, afianzando la gobernabilidad y el ejercicio de la ciudadanía digital.
Las empresas que se centran en sus clientes, pueden recuperar y darle sentido a mucha de la información ya que tienen, imprimiéndole un nuevo valor a sus productos o servicios. Este valor será la base de futuros desarrollos, que tendrán una alta tasa de aceptación si se basan en el análisis de la información que los mismos clientes generaron.
¿A dónde podemos aplicar estos conceptos? En todos lados: en la banca, en la salud, en la educación, en el mercadeo, etc.
Llegó pues el momento de pensar en mapas, de contextualizar la información y de crear conocimiento para beneficio de todos.