Este martes 18 de marzo se llevó a cabo el sepelio del cantante panameño de música urbana Chamaco.
El artista fue asesinado de varios impactos de bala...
En promedio, cada 36 meses los productos de tecnología educativa cambian, revela la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en su último informe, presentado esta semana.
Esta rápida evolución hace que sea imposible precisar el impacto que estos sistemas tienen en la calidad educativa, dado que muchas de las pruebas que certifican el impacto positivo de la tecnología educativa provienen de las empresas que venden la tecnología, plantea la Unesco.
“La mayor parte de las pruebas proceden de los países más ricos. En el Reino Unido, el 7% de las empresas de tecnología educativa habían llevado a cabo ensayos controlados aleatorizados, mientras que el 12% había recurrido a certificación de terceros. Según una encuesta realizada entre docentes y administradores de 17 estados de los EE.UU., solo el 11% había solicitado pruebas sometidas a revisión externa antes de la adopción”, relata el documento.
El rápido avance de la tecnología educativa es comprendido por Ernesto León, fundador de Edupan, empresa especializada en el sector. “La tecnología y la innovación no se detienen. Los avances son exponenciales e impactan todas las áreas del conocimiento y la industria”, dijo a este medio.
León pone de ejemplo el auge de la inteligencia artificial en distintos campos del saber humano. Sin embargo, el especialista no considera que se deba mermar la evolución de los avances, sino que la educación debe aprender a ir en sintonía con ellos. “¿Por qué la educación no adopta los avances tecnológicos al ritmo de su desarrollo? ¿Por qué no innovamos los métodos pedagógicos acordes, a la revolución tecnológica que altera el panorama industrial, comercial y el futuro del trabajo?”, cuestiona el especialista.
Es por eso, que la Unesco considera que el aporte de estas nuevas tecnologías debe centrarse en los resultados del aprendizaje, por encima de las modalidades que posea.
Según el informe de la Unesco, “en el Perú se distribuyeron más de un millón de portátiles sin incorporarse en la pedagogía, por lo que el aprendizaje no mejoró. En los Estados Unidos, un análisis de más de dos millones de estudiantes concluyó que las brechas de aprendizaje se ampliaban cuando la enseñanza se impartía exclusivamente a distancia”.
Esto quiere decir que lo sofisticado de un aparato de tecnología educativa no va ligado a la efectividad que posea para mejorar el aprendizaje. “[El problema es que] la discusión sobre la tecnología educativa se centra en la tecnología, no en la educación”, analiza la investigación.
Aun así, León piensa que es imposible considerar una educación moderna, dejando de lado la tecnología, dado que hace más eficiente la labor del docente. “Un docente que aprende a implementar tecnología como los gestores de aprendizaje y las libretas digitales de calificaciones en su práctica, en vez de tener que hacer trabajos repetitivos como planificar una clase o calificar, puede enfocarse en las brechas de aprendizaje puntuales y ayudarles”, pondera.
El especialista pone de ejemplo la llegada de Starlink a Panamá, algo que ve como una “oportunidad única”, para alcanzar el 100% de cobertura de internet en Panamá, pues “es un país donde el área comarcal y rural son extensas, y la densidad de población no hace rentable que lleguen otros servicios de comunicación, como el de fibra óptica o celular”.
Esta posibilidad hace necesario que se desarrollen marcos de integración tecnológica en los colegios, pues datos del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, sugieren que existe una relación negativa entre el uso excesivo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y los resultados académicos de los estudiantes.
“En 14 países, se ha concluido que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes y tiene un efecto negativo en el aprendizaje. Sin embargo, menos de una cuarta parte ha prohibido el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas”, detalla la información de la Unesco.
Casos como el de China, evidencian que es mejor un nivel de tecnología sencillo de comprender, pero funcional, que algo mega especializado. Los chinos realizaron grabaciones de alta calidad de las clases y las distribuyeron a 100 millones de estudiantes de áreas rurales, lo que mejoró el resultado de los alumnos un 32% y redujo la brecha de ingresos entre esas zonas y las urbanas, en un 38%.
Manos Antoninis, quien lideró la investigación, comentó en conferencia de prensa que este informe “llama a los gobiernos a hacerse cuatro preguntas: la primera es ¿el uso de la tecnología es apropiado?, ¿mejora el aprendizaje?. La segunda: ¿Es equitativo y beneficia a quienes quieren aprender por igual?. La tercera: ¿Es escalable? ¿Tenemos suficiente buena información sobre el costo para los gobiernos de llevar operaciones a un nivel nacional?. Y la cuarta: ¿Es sostenible?”.
El acceso desigual a las tecnologías educativas se vio evidenciado durante la pandemia.
“En todo el mundo, solo el 40% de las escuelas de educación primaria, el 50% de las de primer ciclo de secundaria y el 65% de las de segundo ciclo de secundaria tienen conexión a Internet; el 85% de los países cuentan con políticas para mejorar la conectividad de las escuelas o los estudiantes”, afirma el documento.
Otro punto a destacar es la barrera idiomática, porque casi el 90% del contenido de los repositorios de educación superior, con colecciones de recursos educativos de libre acceso se ha creado en Europa y América del Norte. Esto se traduce en que el 92% del contenido de la biblioteca mundial OER Commons está en inglés.
Estas realidades hacen que León catalogue como “urgente” que nuestro país haga de la tecnología algo accesible para todos. “En estos momentos la tecnología no está accesible para todos los estudiantes de nuestro país y eso hay que arreglarlo con urgencia”, afirma.
“La tecnología no es elitista, las personas y los sistemas educativos pueden serlo. Y no necesariamente es un tema de costos. Un computador portátil hace 20 años podía costar más de dos mil dólares y no tenía la capacidad del celular más básico que podemos encontrar en una tienda hoy”, añade.
El desarrollo de una tecnología educativa accesible y universal hace posible que estudiantes que no estaban incluidos en el sistema educativo, puedan estarlo. Algunos ejemplos son la Biblioteca Digital Académica Nacional de Etiopía y la Biblioteca Digital Nacional de India y el Portal para Docentes de Bangladesh, que cuenta con más de 600.000 usuarios.
En casi 40 países se recurre a la enseñanza radiofónica, como en el caso de México, en donde se combinan las clases televisadas con reforzamiento en el aula, lo que permitió aumentar la matrícula en las escuelas secundarias un 21%.
“Para los estudiantes significa una ventana al mundo actual, a sus retos y oportunidades. La tecnología permite usar sistemas de aprendizaje adaptativo, es decir, que tanto contenido, prácticas y pruebas se adapten a sus conocimientos actuales para reforzarlos, despejar dudas y retarlos para que avancen, a su propio ritmo, no al de 30 niños más”, asegura León.
“Por último, no podemos 'pedirle peras al olmo'. Si no hay líderes educativos del sistema que entiendan la importancia de la tecnología educativa y su implementación para garantizar el futuro de nuestro país, nada va a cambiar. El Estado debe incorporar a sus filas profesionales con una visión a futuro de la educación, ingenieros, científicos e innovadores educativos con capacidad de mando y toma de decisiones”, concluye el fundador de Edupan.