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Video | ‘Entramos en una película de terror’, el mensaje de Ariel Cunio a su madre Silvia



- 18/05/2025 10:07
Silvia Cunio recorrió, junto a La Estrella de Panamá, el kibutz Nir Oz y narró cómo su vida cambió el 7 de octubre de 2023, cuando fueron secuestrados sus hijos David y Ariel.
Ese día, terroristas provenientes de Gaza asesinaron y secuestraron a vecinos y amigos durante una incursión hacia la zona limítrofe con Israel, donde se ubican varios kibutz (colonias agrícolas de producción y consumo comunitarios) y la ciudad de Sderot.
También fueron atacados asistentes al festival de música electrónica Nova, donde varias personas resultaron asesinadas y secuestradas.
En algunos kibutz, la preparación de los residentes evitó una masacre total, como en el caso de Nir Oz, que fue recorrido por La Estrella de Panamá junto a un grupo de periodistas de 15 países.
La visita fue organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, que permitió a los comunicadores recorrer la zona afectada por la incursión de Hamás.
David y Ariel Cunio forman parte del grupo de 58 secuestrados que aún permanecen en manos de la organización Hamás, de los cuales, según el presidente Donald Trump, solo 20 seguirían con vida.
Sin embargo, Silvia está convencida de que sus hijos siguen vivos, en algún lugar de Gaza, a donde fueron arrastrados junto con otros vecinos del kibutz.
La incursión de Hamás en la zona fronteriza con Israel dejó más de 1,500 muertos y 251 personas secuestradas.
Gracias a negociaciones en las que intervinieron los gobiernos de Joe Biden, Javier Milei y Donald Trump, algunos ciudadanos israelíes y extranjeros han sido liberados, así como también recuperados los cadáveres de varios rehenes asesinados.
Según estimaciones del gobierno israelí, Hamás también se llevó los cuerpos de algunos fallecidos en los kibutz y en el festival Nova.
El 12 de mayo surgió una luz de esperanza para Silvia, cuando Hamás liberó al estadounidense-israelí Edan Alexander, quien recuperó su libertad durante una pausa en los combates entre el grupo palestino e Israel.
A diferencia de los hermanos Cunio, Alexander fue secuestrado mientras servía en una unidad del ejército israelí.
“Lo sacaron de debajo de la cama”
La Decana pudo recorrer la casa de Ariel Cunio junto a su madre, quien relató en detalle cómo fue esa mañana del 7 de octubre.
Según las comunicaciones y rastros hallados, Ariel y su pareja Yehud, de 28 años, fueron capturados en la habitación de seguridad de la residencia.
En varias habitaciones de seguridad de los kibutz, familias enteras fueron acribilladas; otras murieron calcinadas o por inhalación de humo debido a incendios provocados en las casas.
“Mi hijo intentó cerrar la puerta con el cerrojo, pero no lo logró... Por esta puerta entraron y los sacaron de debajo de la cama”, relató Silvia.
La habitación quedó llena de sangre. La pareja tenía una perrita de dos semanas, que fue también acribillada por los secuestradores.
“Desde aquí me mandó su último mensaje, decía: ‘Entramos en una película de terror’”, afirma Silvia, conteniendo el llanto. “De aquí lo sacaron... y bueno”, suspira.
Ariel fue secuestrado con 26 años y cumplió los 27 en cautiverio, el pasado 12 de junio. “Espero que no pase su segundo cumpleaños en cautiverio”, expresó Silvia.
Yehud fue liberada, pero su pareja, Ariel, aún sigue retenido en Gaza.
A Ariel Cunio le apasionaba la informática. Al momento de su secuestro, estudiaba cómo resolver fallas en programas computacionales.
Su pareja trabajaba en temas relacionados con la NASA, lo que llevó a los secuestradores a pensar que era parte del ejército israelí.
Silvia Cunio y otros familiares de rehenes viven con la esperanza de recibir una llamada que anuncie el regreso de alguno de ellos.
Mientras tanto, Silvia visita diariamente el kibutz —parcialmente abierto— y realiza un ritual que la fortalece: gritarles a sus hijos que resistan el cautiverio.
Sin embargo, aseguró a La Estrella de Panamá que no tiene intención de regresar a vivir a Nir Oz, al igual que otros sobrevivientes del ataque.
Reflexiona que podría volver porque está acostumbrada al estilo de vida del kibutz, pero sus hijos no podrían visitarla.
“Somos una familia muy unida. Todos los viernes nos reuníamos en casa de alguno de mis hijos, o en la mía, y comíamos juntos. Ya no podrá ser posible después de todo lo que pasamos”, lamentó.
En medio del relato recordó que junto a la casa de Ariel vivían unas personas que estaban de visita.
“No obstante, murieron dentro de la casa. Los mataron acá al lado”, enfatizó.
El grito
“¡Fuerza, carajo!”, les grita Silvia todos los días. Llegó a Israel desde Argentina en 1986, y toda su familia vivía en Nir Oz.
Se salvaron de ser secuestrados su hijo mayor, Luca; ella; y su esposo, quien en ese momento se recuperaba de un tratamiento de quimioterapia.
David Cunio fue secuestrado junto a su esposa, sus hijas mellizas, su cuñada, una amiga y otra menor de edad.
La familia asegura que, tras la captura, David fue separado de su esposa e hijas, pero más tarde fueron reunidos en un hospital de Gaza.
Hasta ahora no hay informes precisos sobre su paradero. Sharon Aloni Cunio, su esposa, fue liberada junto a sus hijas. La última señal de vida de David se conoció en enero de 2025.
Al enterarse del ataque, Silvia salió de la habitación de seguridad para buscar agua.
“No sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar encerrados, así que pasé por la ventana de la cocina, levanté la cortina, y vi justo frente a la casa de mi hijo mayor cómo entraban y salían del vehículo”, narró.
El vehículo estaba lleno de herramientas porque él trabaja como técnico en aire acondicionado y refrigeración.
“Así los vi... y cuando los vi, me fui corriendo a la pieza y la cerré”, recordó.
Estuvieron encerrados hasta que el ejército los rescató, después de las cinco de la tarde.
“Desde las 6:30 a.m., cuando empezó todo, hasta las 5:00 p.m., que nos vinieron a rescatar”, relató.
Cuando se le preguntó qué le daba fuerzas para seguir, respondió:
“Mis hijos, los que están en Gaza, y la gente que nos apoya.
Y también toda la gente como ustedes, que nos dan fuerza”, añadió.
Uno de los momentos más dolorosos para Silvia fue que, tras el primer alto al fuego, no se concretó una segunda fase de liberaciones.
“Esperábamos la liberación de cautivos y no fue así. No voy a decir que me rompió el corazón, porque no estaría acá, pero me dolió mucho que quienes están en el poder no hayan podido lograr la liberación de todos los secuestrados”, expresó.
“Esperemos que estén haciendo algo, porque si no... es una vergüenza”, concluyó.