Tejedoras ayudan a salvar a niños con cardiopatías

Actualizado
  • 03/04/2017 02:00
Creado
  • 03/04/2017 02:00
Los dispositivos se hacen en la ciudad de La Paz en la empresa PFM, liderada por el pediatra boliviano Franz Freudenthal

El arte de las tejedoras aimaras es hoy una valiosa ayuda a la ciencia para fabricar artesanalmente dispositivos únicos que conceden una nueva oportunidad de vida a niños que sufren cardiopatías congénitas en Bolivia y en otros países del mundo.

Una de las tejedoras, Karina Iturri, dijo en una entrevista con Efe que se trata de una trabajo minucioso, que requiere de meses de entrenamiento, mucha paciencia, un buen pulso y uso de tecnología.

Los dispositivos se hacen en la ciudad de La Paz en la empresa PFM, liderada por el pediatra boliviano Franz Freudenthal, quien inventó estos aparatos que han salvado la vida de al menos 500 niños en Bolivia y en el mundo a más de 50 mil con afecciones cardiacas.

El médico Freudenthal ha sido objeto de reconocimientos sobre todo internacionales por haber inventado los dispositivos.

Las 20 mujeres que trabajan en el proyecto, aimaras o con raíces aimaras, tienen la responsabilidad de tejer los dispositivos para solucionar las cardiopatías infantiles sobre unos moldes circulares de acero con un solo y delgado alambre de nitinol (aleación de níquel y titanio), lo que hace que el producto sea único.

Las afecciones que se tratan con estos dispositivos son el ductus arterioso persistente y la comunicación interauricular, por lo que es necesario tejer el equipo en diferentes tamaños, dependiendo de la dimensión del problema en el corazón.

‘Al principio es complejo, a mí me han hecho llorar algunos tejidos porque el alambre es delgado como un cabello y hay que tener mucho cuidado que no se doble ni se desgaste o se rompa porque ya no sirve', dijo Iturri, quien teje diez años estos dispositivos.

Ella como todas las demás tenía conocimientos previos en tejidos que fueron transmitidos por sus madres, pero para hacer este equipo médico se entrenó durante tres meses en una escuela de tejido no sólo en la técnica, sino en buenas prácticas de manufactura.

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