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- 15/05/2015 02:00
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Creada por el australiano George Miller en 1979, Mad Max se convirtió en un ícono del cine en poco tiempo. No sólo por ser una película exitosa e interesante, sino porque con ella comenzó un nuevo género: el del cine post apocalíptico.
Lo que las tres Mad Max de aquella época mostraban en pantalla –la de 1979 y sus secuelas de 1980 y 1985- era una sociedad distópica ubicada en un futuro indefinido que había retornado a una época premoderna. Pero ese mundo sin gobiernos, con ciudades en ruinas y una situación de anarquía absoluta, además tenía una estética propia y demente, con persecuciones automovilísticas, vestimentas de cuero y locura punk.
Eso fue lo que hizo que la primera Mad Max llegara a ser un éxito inesperado. Pero la segunda, estrenada en 1980 y con mayor presupuesto, fue la que realmente convirtió a Mel Gibson en una estrella internacional y a Miller en un director de culto que finalmente fue consumido por Hollywood. Sus siguientes filmes fueron Las Brujas de Eastwick, en 1987, y Babe, la película del chanchito que habla. Esta nueva Mad Max es el regreso a su mejor cine.