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- 25/06/2016 02:00
- 25/06/2016 02:00
‘Ser crueles está en nuestro ADN', afirma el actor francés Jean Dujardin, quien en su último filme, Un hombre de altura , se mete en la piel de un arquitecto de 1,36 metros que se sobrepone a la mirada de los demás para conquistar a su amor.
La gente, señala en una entrevista en París, te puede decir ‘cosas horribles'. ‘Tenemos un ojo crítico que siempre juzga. Es difícil aceptarlo todo'.
Pero lo suyo ‘no fue más que un truco', que le encogió en pantalla para replicar a Virginie Efira a las órdenes de Laurent Tirard, en un proyecto que no pretende dar lecciones ‘porque la gente es lo suficientemente inteligente como para que no las necesite'.
Dujardin se aleja con su contención de los códigos que le dieron a conocer en todo el mundo en The Artist , pero recalca que como intérprete no se siente condicionado por su físico: ‘Actúo con mi voz, con mi boca, con mi persona. No me digo, soy un cuerpo'.
En esta versión de la película argentina Corazón de león , de la que solo vio el principio para comprobar ‘si estaba en la misma onda' que su protagonista, la comedia procede de los personajes secundarios, de esa madre o secretaria cuyas críticas o comentarios torpes evidencian la diferencia.
Aunque sus 1,80 metros de altura le hacen inmune a las miradas que sí recibe su último rol, que se vale de su carisma para derribar las dudas de su nueva pareja, dice ser consciente de que la fama le coloca igualmente en el foco de atención.