Un día para honrar el arte del 'storytelling'

Actualizado
  • 29/10/2019 12:09
Creado
  • 29/10/2019 12:09
La animación cinematográfica, televisiva y de videojuegos se ha posicionado como uno de los artes más completos e innovadores de los últimos años, tanto que se conmemora un día en honor a sus inicios

Desde los pininos cinematográficos en el siglo XIX, hasta los avances tecnológicos actuales, la animación ha sido un factor importante y constante en la evolución del séptimo arte, dada su complejidad y detalle, junto a la narrativa que se puede explorar a través de ella.

Tal es su importancia que en 2003, la Asociación Internacional de Filmes de Animación (Asifa) estableció el 28 de octubre como el Día Mundial de la Animación, fecha que conmemora la primera proyección pública de cine animado en Francia en 1892.

Panamá también formó parte de los actos mundiales que se realizan por esta causa. El Panama Animation Festival, dedicado a realzar la escena animada de la cinematografía internacional y nacional, tuvo lugar del 24 al 28 de octubre con más de 88 cortometrajes animados de 35 países alrededor del globo. Incluyó filmes animados ganadores del Festival Annecy, uno de los más prestigiosos en el mundo, con sede en Francia.

Una mirada al pasado

La animación es una técnica que permite el movimiento de personajes creados mediante dibujos, haciendo alusión a una perspectiva que hace ver vida propia en las figuras. Esta técnica fue utilizada por primera vez en 1888, por el cineasta francés Charles-Émile Reynaud (1844–1918), en sus cintas Pauvre Pierrot, Clown et ses chiens y Un bon bock, incluidos en la presentación de 'Las Pantomimas Luminosas'.

En 1877, tras haber perfeccionado el zoótropo e inventado el praxinoscopio, patentó su invento y lo llamó Théâtre Optique (Teatro Óptico). Luego en 1892, llegó el momento de mostrar al público sus películas en el Museo Grevin de París, siendo un éxito que lo convirtió en el primer cineasta en pasar del movimiento mecánico de los personajes a tener un dote de narrativa fluida. Llegó a ser bautizado como “el padre de los dibujos animados”.

Después de Reynaud llegaron muchos otros cineastas interesados en realizar animación tradicional, entre ellos el británico Stuart Blackton, quien es reconocido por realizar el corto animado The Enchanted Drawing en 1900 junto a Albert Smith, pero su mayor contribución fueron las bases de la animación stop motion con la creación de Humorous Phases of Funny Faces, donde representaba sketches de dibujos a gran velocidad. O al francés Émile Cohl, quien llevó a cabo el primer dibujo animado fluido con transformaciones de personajes llamado Fantasmagorie, en 1908.

En 1913, Winsor McCay crearía a Gertie, el Dinosaurio y el primer documental animado llamado El Hundimiento de Lusitania, mientras que los ilustradores Otto Messmer y Pat Sullivan darían vida al humorista y poético Gato Félix en 1923. Pero no sería sino hasta 1924, cuando el caricaturista Max Fleischer proyecta su filme Oh, Mabel que se tendría el primer corto animado con sonido, para luego dar vida a personajes icónicos como Betty Boop y el marinero Popeye (1930).

Evolución

La animación, tal como otras artes, tiene diversas técnicas. Entre estas el dibujo animado (o animación tradicional), el stop motion, el stop trick (acuñado por George Méliès), la rotoscopia, animación limitada, animación digital 3D, pixilación, y animación motion capture y perfomance capture.

De todas estas ramificaciones han surgido algunos de los filmes más famosos de todos los tiempos, y con ellos los diferentes públicos globales desde infantiles hasta adultos, con temáticas sociales, ambientales, de fantasía, humor y hasta de existencialismo. Por esto la animación se ha alejado cada vez más de la antigua casilla de 'únicamente infantil', y ha pasado a terreno de dominio general.

Comenzando en 1928, con el nacimiento del ratón Mickey Mouse en la casa de animación Disney, pasando por Studio Ghibli con la animación japonesa de éxitos como Mi vecino Totoro, hasta llegar a estudios de animación como DreamWorks y sagas aclamadas como la de Cómo entrenar a tu Dragón, queda más que obvio que el cine animado llegó para quedarse y busca su reinvención, con mayor ímpetu que en sus inicios.

“Cuando pensamos en animación es lo mismo que decir cine, porque ya no solo se piensa en actores de carne y hueso, sino en historias contadas por personajes ficticios que transmiten emociones complejas de la misma manera o mejor que un ser humano”, explicó el cineasta Annubis Vrussh.

Y es que la animación ha sido una rueda que gira sin descanso desde la primera película animada, Blancanieves y los siete enanos (1937), producida por la “casa del ratón” de forma tradicional; es decir, dibujando y coloreando cada fotograma a mano. En la actualidad, no se limita solamente a cine o televisión, sino que ha transformado el mundo de los videojuegos, arrasando con la técnica 3D en series como Overwatch, Final Fantasy o Five Nights at Freddy's.

No es de sorprender que en Latinoamérica se haya llegado a incluir la animación como expresión artística de cultura e historia, ya que Argentina, México, Colombia, Chile y Perú han liderado la escena animada en cine, televisión y videojuegos de las últimas décadas, en el sur del continente.

Impacto social

“La animación con carácter social puede mostrar de manera más profunda lo que sucede a nuestro alrededor”, expresó Vrussh.

El cine de animación ha tomado un camino de transformación, sin depender tanto de la fantasía como sus antecesores. “La animación se pone a la par del cine de carne y hueso, debe reconocerse al abrir la mente y explorar otras formas de interpretación, eso es parte de su evolución”, añadió.

La animación de carácter ambiental, social, político y hasta de derechos humanos no es sencilla de encontrar; se encuentra rezagada en convenciones, proyecciones públicas o privadas, colecciones de institutos e incluso en computadoras de sus creadores, con temor de ser lanzadas al público.

“Es increíble lo que la animación puede lograr, pero la falta de apoyo del Estado (en Panamá), hace que no podamos traer todos esos proyectos y mostrarlos a la población”, indicó Vrussh, quien es además director del Panama Animation Festival.

“Esta es una gran oportunidad para que los jóvenes puedan contar las historias que tienen guardadas sin necesidad de gastar grandes cantidades de dinero, porque hacer cine en Panamá es caro, pero para hacer animación solo se necesita una computadora, el conocimiento y un buen recurso humano”, agregó.

Plataformas digitales de streaming han incluido en sus carteleras series y documentales animados de carácter adulto y temáticas psicológicas, tal es el caso del documental Un día más con vida de los cineastas Raúl de la Fuente y Damian Nenow, quienes dedicaron diez años a contar la historia del reportero polaco Ryszard Kapuscinski, desde la cobertura de la guerra en la Angola de los años 70, en animación con la técnica de motion capture, hasta las entrevistas con los personajes reales en carne y hueso.

La técnica híbrida de animación y acción real es una de las proezas cinematográficas más atractivas y complicadas de ejecutar, desde ¿Quién mató a Roger Rabbit?.

El futuro

Con la hazaña histórica de Toy Story (Pixar, 1995), producida con técnica 3D, la animación dio un paso sorpresivo, pero firme, en cuanto a la manera de contar historias con profundidad, calidez y la capacidad de que el espectador se identificara con los sucesos que ocurrían a los personajes en los largometrajes.

En los últimos años, son mayores las apuestas que se realizan en pro de la animación cinematográfica y de videojuegos dada su alta calidad y los avances tecnológicos que se modifican cada año.

“Es una forma de expresión que puede mostrar alegría y depresión, contenido para niños o para adultos, pero no va a desaparecer, sino que se fortalecerá con el paso del tiempo”, afirmó Vrussh, “es cultura y es arte”.

Compañías de animación como Adultswim y Shadowmachine lograron producir series para adultos con gran aceptación del público, como Rick y Morty, y Bojack Horseman, los cuales abarcan temas profundos como identidad, depresión, conflictos sociales, humor negro y relaciones afectivas.

“La versatilidad de la animación permite llevar muchos temas al debate público”, comentó el cineasta, “es cuestión de dejar a un lado el 'cliché' de que las caricaturas y dibujos animados son únicamente para niños y empezar a verlo como algo para todos, una forma de expresión general”.

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