'Guapis', la crítica de la sexualización infantil en una nueva generación

Actualizado
  • 17/09/2020 00:00
Creado
  • 17/09/2020 00:00
El filme fue atacado antes de su estreno en Netflix, siendo criticado por mostrar la sexualización de niñas como eje central de la trama; sin embargo, la historia basada en la vida de chicas reales en Francia y Senegal, lleva la conversación controvertida mucho más allá de lo que se ve en redes sociales

A mediados de agosto la cinta Guapis, dirigida por la cineasta franco-senegalesa Maïmouna Doucouré, llegó a estar en el centro de un boicot mediático organizado por usuarios de redes sociales alrededor del mundo, que señalaban la cinta como un “ataque a la infancia de las niñas” y tachándola como un espejo de “pornografía infantil”, según indicaron varias agencias de noticias. Sin embargo, tras su llegada al catálogo de Netflix esta semana, nos damos cuenta de que hay mucho más por entender que lo que se habla en las pantallas de celulares y computadoras.

'Guapis' nace de un trabajo investigativo y testimonial llevado a cabo por la cineasta para retratar de forma realista y cruda los resultados de la influencia sexual mediática en niñas de once años en Francia.

Antes que nada, Guapis es una cinta madura, difícil de procesar y controvertida, que no está recomendada para menores de 16 años según su clasificación cinematográfica, por el uso de lenguaje ofensivo e imágenes sensuales intermitentes. La cinta, que debutó en el Festival Sundance, se centra en la vida de una niña solitaria de 11 años llamada Amy (interpretada por Fathia Youssouf) que vive con su madre Miriam (Maïmouna Gueye) y sus dos hermanos pequeños en París, Francia. Ella, siendo la hija mayor, ayuda a su madre con los quehaceres diarios y asiste a reuniones de mujeres donde se les enseña a “cuidar y respetar a sus esposos” por encima de todo.

Pero Amy vive con una opresión silenciosa al tratar de encajar infructuosamente entre los demás niños de su colegio. Viniendo de un trasfondo estrictamente musulmán, ha sido enseñada que las mujeres son requeridas en el hogar y nada más, por lo que al encontrarse con Angélica (Medina El Aidi) en la lavandería de su edificio y verla bailar al ritmo urbano de una canción en español, descubre un nuevo horizonte de expresión individual que desata la trama de la cinta.

Uno de los aciertos de la película es tomar la perspectiva de Amy en todo momento; siendo la protagonista, logramos conectar con su búsqueda de amigos y popularidad, lo que resuena con cualquiera que haya atravesado los últimos años de primaria hacia el ingreso a la escuela secundaria; además, su situación familiar y ser el apoyo constante de su madre en la ausencia de su padre lleva a mayor profundidad la soledad y desencaje que siente Amy cada día.

Luego de su primer encuentro con Angélica, Amy conoce al resto de las 'guapis', Coumba (Esther Gohourou), Jess (Ilanah Cami-Goursolas) y Yasmine (Myriam Hamma), quienes forman un grupo de baile urbano que se prepara para participar en un concurso que las podría catapultar a la cima de la popularidad nacional. Entre movimientos sensuales, ropa ajustada y vientres descubiertos, vamos conociendo la historia de Amy, quien lucha contra los conceptos de conformidad enseñados por su familia en pro de su meta personal de tomar sus propias decisiones con respecto a su apariencia y valores.

La cinematografía de Yann Maritaud destaca lo mejor y peor de las situaciones por las que atraviesan Amy y sus amigas bailarinas durante la hora y media que comparten la pantalla en la cinta. Amy quiere destacar y ser reconocida, lo que la lleva a desafiar a su familia, volverse más centrada en sí misma, y “hacer lo que tenga que hacer” para lograr ser el centro de atención (desde tomarse fotos provocativas para una especie de Instagram, hasta agredir físicamente a otros compañeros de colegio).

La vulnerabilidad que hay dentro de la relación de amistad entre Amy y Angélica denota las similitudes y diferencias que las hace ejemplos de lo que la ausencia parental y la exposición a sexualización femenina en redes sociales puede causar. Mientras que Amy se vuelve rebelde contra su madre por el abandono de su padre y no sentirse amada, Angélica busca refugio en el baile sensual porque considera que es “su don”, y lo único que le hace olvidar que sus padres –entregados enteramente al negocio familiar– la consideran “una mala hija”.

Si bien ninguna hace lo correcto –y no es la intención de la directora hacernos pensar que sí–, hay cierto realismo que hace recordar cómo era sentirse perdido e incomprendido en los primeros años de la adolescencia, justo cuando se atraviesa la pubertad y todo joven busca la aprobación de sus iguales, más que de sus mayores. En escenas cuidadosamente plantadas para demostrar la niñez de las protagonistas, vemos a Amy y Angélica ser juguetonas, comer dulces y hacer bromas a sus vecinos, como cualquier otro niño haría impulsado por su ingenuidad y espíritu de juventud. Sin embargo, estas escenas también actúan como recordatorio para la audiencia de que tanto Amy como sus amigas siguen siendo niñas, sin importar lo que imiten, digan o hagan en el resto de la película.

A medida que avanza la trama el cambio en la actitud de Amy es notorio, ya que pasa de ser una chica tímida y modesta a tener una necesidad de ser aceptada por quienes la rodean y defenderse a sí misma de las miradas y comentarios de los demás. En los momentos surrealistas de la cinta, vemos cómo Amy se ve reflejada en un vestido que le regaló su padre, el cual sufre los mismos cambios que ella atraviesa, lo que la hace sentir miedo y confusión, además de una rabia contenida contra él y su familia, entendiendo que las decisiones de los mayores causan heridas profundas en la vida de sus hijos (un comentario agudo de parte de la cineasta).

Lo que hace a Guapis destacar entre las demás cintas del catálogo de streaming esta temporada es la incomodidad y la presentación casi grotesca del baile sensual en niñas pre adolescentes, pero también su atrevimiento a mostrar los orígenes de dichos elementos y cómo afectan el comportamiento de las chicas. En varias ocasiones vemos cómo han sido influenciadas por videos que son 90% mujeres jóvenes con poca ropa realizando movimientos provocadores, mordiéndose una uña o mirando sugestivamente a la cámara, elementos bien conocidos en el género urbano actual y que se presentan con una normalidad casi horrorífica en sitios web y programas de televisión.

La cinta fue atacada en redes sociales antes de su estreno público, dejando una huella de ignorancia y miedo ante la crítica social mostrada por Doucouré.

La crítica de Doucouré es la misma de quienes atacaron la cinta antes de su estreno público en Netflix: evitar la sexualización infantil y dejar de normalizar los actos sensuales en niñas que muchas veces se subrayan como “expresión personal”, pero que en realidad les roba el tiempo de niñez, específicamente creado para su progresiva madurez al entrar en la adolescencia.

Si bien la cinta no es perfecta y deja algunos cabos sueltos, la misión principal cala en las mentes de los espectadores y hace entender que no se debe juzgar a las niñas que caen en la trampa mediática de emular a sus celebridades favoritas sin conocimiento profundo de lo que hacen, sino crear espacios seguros para que estas se desarrollen de manera sana y encuentren su camino con apoyo familiar, en vez del de las redes sociales.

Quizás el mensaje más importante de Guapis sea reconocer a las niñas como individuos que necesitan una guía y empatía, más que juicio y reprimendas. Doucouré muestra aquellas historias que no muchos se atreven a plasmar en el cine, pero lo logra con la dureza necesaria para que cause impacto, y la honestidad que es clave en la crianza de las nuevas generaciones.

El trayecto de Amy nos hace entender todo lo que puede ir mal en la vida de una joven por imitar aquellos ejemplos que no proveen seguridad de identidad, ya que al intentar ser lo que creyó correcto, se convirtió en la advertencia de lo que sucede en el proceso de deconstrucción personal a manos de una creación de contenidos cada vez más explícitos y con mayor accesibilidad para menores de edad.

CALIFICACIÓN LA ESTRELLA:
4.5/5.0 estrellas

“Guapis' es el comentario social agudo de una generación de niñas atacadas por la influencia mediática y dejadas a su suerte en medio de problemas familiares y la sed de aprobación externa. Como una cinta explícita e incómoda, cumple su objetivo al mostrar el peligro de la sexualización infantil y la pérdida de la inocencia a temprana edad. Doucouré se muestra como una cineasta dispuesta a tocar temas atrevidos y complejos que no han sido explorados a profundidad en la industria del séptimo arte, siendo este su resultado más comprometido”.

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