'The Crown', La vida de la realeza resquebrajada ante las cámaras

  • 17/12/2020 00:00
La serie creada por Peter Morgan llega a su cuarta temporada, traspasando límites dentro de la historia de la familia de la reina Isabel II de Inglaterra. Con agudeza en el guion y la dirección, se centra en las tres figuras femeninas más influyentes de la década de 1980 y los eventos que moldearon al Reino Unido moderno
Emma Corrin y Josh O'Connor representan a la princesa Diana de Gales y el príncipe Carlos, respectivamente, y crean química en cada escena.

Sutileza no es una palabra que utilizaríamos para definir la serie original de Netflix y creada por Peter Morgan, The Crown (La Corona, en español), que ha llegado a su cuarta temporada en la plataforma de streaming con bombos y platillos. Para esta nueva entrega, Morgan se dedicó a excavar un poco más en los eventos transcurridos en la década de 1980, cuando su majestad llevaba un poco más de 30 años de reinado, la princesa Diana de Gales pasó de ser una chica común, a ser la más adorada en la historia del reino, y la primera ministra Margaret Thatcher enfrentaba roces con el palacio de Buckingham.

La visión sagaz y directa de Morgan y el equipo detrás de la exitosa serie llevó momentos verídicos de la historia de la vida de la familia real, del blanco y negro al color en todo su esplendor. Desde su primera temporada, The Crown demostró que no sería una presentación 'rosa' de la realeza, ni tampoco tan oscura como para atreverse a dañar su buen nombre, sino que entregaría al público internacional una mirada “detrás de escenas”, fundamentada con hechos reales, para una mayor comprensión de los royals.

En la cuarta temporada seguimos los pasos de la reina Isabel II (interpretada por Olivia Colman), la princesa Diana de Gales (interpretada por Emma Corrin) y la primera ministra Margaret Thatcher (interpretada por Gillian Anderson), mientras tratan de navegar por los conflictos socioeconómicos del país, envueltos también en los problemas personales y familiares de los Windsor.

Desde la bulimia de Diana hasta los secretos oscuros de familiares con discapacidades mentales relacionados con la realeza, la serie nos presenta el lado muy poco explorado del reino inglés.

Hay momentos intensos –como Diana negándose a alejarse mucho tiempo de su primogénito, William, durante la gira del príncipe Carlos en Australia en 1983–, y de vulnerabilidad –como enterarnos del terror de la princesa Margarita al abrirse ante problemas de salud mental–, y como no podía dejar de haber: dramáticos. El drama es imprescindible, pero no de mal gusto, lo que coloca a The Crown en una fina línea que pocas series han sabido transitar con éxito.

Si en las primeras temporadas navegamos entre los retos de la joven Isabel al subir al trono, su paso por la adultez y problemas en el matrimonio, en las últimas dos entregas Morgan nos deja ver el claroscuro de las relaciones humanas que se llevan a cabo a puertas cerradas.

El reparto de 'The Crown' se verá reemplazado en la filmación de una quinta temporada, donde la realeza podría entrar al siglo XXI.

Aclarando en el camino que los diálogos, e incluso algunas escenas, son maquilladas con algo de ficción, la investigadora principal de la serie, Annie Sulzberger, ha indicado a diversos medios como Vanity Fair y The Telegraph que “las historias son ciertas”.

Tan ciertas como la vez que Lady Di entregó al príncipe Carlos una copia en VHS de sí misma cantando la famosa canción All I Ask of You del musical El Fantasma de la Ópera (compuesto por Andrew Lloyd Webber). “No nos hemos inventado esto. Hay cantidad de informes de prensa sobre esto, suficientes como para hacernos sentir cómodos de incluirlo en la serie. Es una historia que existía antes de escribir el guion”, indicó en una entrevista a Vanity Fair.

Además de algunas escenas crudas, es necesario destacar el trabajo actoral de Emma Corrin y Josh O'Connor, quienes encarnan a Lady Di y el príncipe Carlos, respectivamente. En algunas escenas quedamos inmersos en la historia de los amantes jóvenes, que debido a las expectativas del deber y matrimonio debieron tomar roles para los cuales “no estaban preparados”, como expresó O'Connor en una entrevista con el medio Indiewire.

Para Corrin, quien destaca por su parecido físico con la difunta princesa, traer “a la vida” a Lady Di fue un trabajo “especialmente horrible”, pero no en un mal sentido, sino por lo que es evidente durante la serie: estar frente a una vida aparentemente perfecta, puede terminar agobiando hasta a los más fuertes. “Ella era muy fuerte, pero a la vez era una mujer vulnerable tomando una gran responsabilidad desde tan joven”, comentó Corrin a Indiewire, “ver estas dos fuerzas opuestas chocar entre sí fue increíble”.

Algunos momentos más mediáticos de la vida del príncipe Carlos y la princesa Diana fueron dejados de lado dentro de la serie para dar mayor protagonismo a las escenas que definieron la representación de las grietas que hubo en el matrimonio real. La serie incita a pensar en Carlos y Diana como unos jóvenes Isabel y Felipe, un espejo de dos matrimonios sumidos en los retos de llevar la carga de la monarquía, junto con la carga de una relación sostenible. Sin embargo, al prestar atención, Morgan nos deja entender por nosotros mismos las grandes diferencias entre ambas parejas y cómo estas moldearon los cambios futuros dentro de la familia real.

Desde el foco político, la interpretación de Anderson –para quien quizá nunca haya visto ni oído grabaciones de Margaret Thatcher antes– cae como anillo al dedo al personaje, siendo una mujer fuerte, determinada y que “deja los sentimentalismos a un lado con tal de cumplir con el deber”, como expresa dentro de la serie.

Vemos a la apodada 'Dama de Hierro' transitar por 10 episodios donde debe rescatar la economía de Reino Unido, combatir los prejuicios por ser la primera mujer jefa de Gobierno del país, y los conflictos internacionales que se avecinaron sobre el mismo durante sus años de mandato.

Quizá los mejores episodios donde apreciamos a Thatcher sean aquellos donde muestra su lado maternal (en 'El Favorito') y su determinación como una mujer de liderazgo (en '48:1'). Con un giro en el guion de Morgan, Thatcher se muestra con fallos y victorias, buenas y malas decisiones, como cualquier otra mujer, pero la actuación de Anderson nos logra transmitir la seriedad que llena cada salón al que entra y el comando de respeto que el personaje atrae.

La serie centra su cuarta entrega en las figuras femeninas más influyentes de la década de 1980, en el Reino Unido.

Para quien haya vivido en los años cuando Thatcher fue primera ministra del Reino Unido, los hechos mostrados en la serie podrían verse un poco fuera de foco, pero cumplen con su función: entretener y dar un poco de motivación al espectador de querer saber más. En cierto sentido, The Crown estaría inspirando documentales reveladores de los momentos secretos dentro de la historia inglesa.

Sin embargo, tanta excavación ha tenido sus consecuencias, siendo la serie el objetivo de quejas y comunicados en su contra por parte de los Windsor. A través de un comunicado publicado en el diario inglés The Mail, el secretario de Cultura del Gobierno británico, Oliver Dowden, pidió a Netflix “poner un aviso antes de cada episodio donde los espectadores sean alertados que es solo una obra de ficción”.

Recientemente, el equipo de Netflix ha rechazado la proposición, alegando que “siempre hemos presentado The Crown como una obra dramática y confiamos en que nuestros usuarios entienden que es una obra de ficción que está basada en general en acontecimientos históricos”, según información recopilada por La Vanguardia.

Son diversos tonos de la serie los que han hecho que la familia real se pronuncie al respecto, sin embargo, la decisión de Netflix podría tener consecuencias impredecibles. Por el momento, a los espectadores nos queda seguir disfrutando de una gran pieza narrativa posicionada como una entrega brillante y especial.

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