Las raíces de una tradición interiorana

OCÚ. A mediados del mes de agosto, año tras año, se celebra en Ocú el Festival del Manito Ocueño, que resalta las verdaderas costumbres y tradiciones del hombre y de la mujer del campo.

Para darse cuenta del impacto que la región de Ocú ha tenido sobre nuestro folclore, sólo basta preguntarle a cualquier niño de primaria el nombre del vestido típico del hombre panameño. Lo más seguro es que ese niño -si ha crecido en un hogar en donde ha estado aunque sea ligeramente en contacto con nuestro folklore- conteste que el montuno.

Entre las muchas tradiciones que se reviven en el Festival del Manito están el Duelo del Tamarindo; la cargada del rancho, los penitentes de la otra vida, la llevada del muerto en talanquera, el enfermo en hamaca, la siembra de maíz, etc.

Un día del festival está dedicado a la niñez. Tienen lugar demostraciones de bailes de manitos de diferentes regiones y escuelas de Ocú, al igual que el concurso de gritos y tocadores de mejorana. Durante la noche se realiza un homenaje a personalidades y valores folklóricos de la región.

Otro día, en horas de la mañana, se escenifica un matrimonio campesino, en el que se representa como un boda típica de la región ocuense. Durante la tarde, se da el concurso de vestido masculino (montuno) y vestido femenino (pollera).

Al caer la noche se escenifica el famoso Duelo del Tamarindo. ¿En qué consiste? Para las fiestas de Santa Rosa, que se celebraban en Ocú a inicios de la época, la gente de los campos y áreas aledañas. Se encontraban con personas con las cuales ya anteriormente habían tenido algún tipo de problema. La fiesta era la excusa perfecta para reconciliarse. Había venta de comidas de la época y de chicha de maíz fermentá.

Al día siguiente, se realiza el gran desfile por las principales calles de Ocú, donde cada pueblo del distrito, hace sus mejores representaciones autóctonas. Ya en horas de la tarde se realiza el concurso de cantadoras de tamborito.