‘Juliana soy yo’, el drama de vivir en el limbo

Actualizado
  • 15/04/2014 02:00
Creado
  • 15/04/2014 02:00
Una cinta que cuenta como una sentencia convierte en apátridas a hombres y mujeres, por ser hijos de haitianos que nacieron desde 1929

Curiosamente en nuestra América Latina llena de indígenes, negros, blancos, chinos y todas esas mezclas que fortalecen a una sociedad, aún existen residuos xenofóbicos, destellos de deshumanización que se materializan en movimientos ultranacionalistas conservadores.

Y República Dominicana no escapa a ello. Los dominicanos, hijos y nietos de haitianos no tienen los mismos derechos civiles dentro del la tierra q los parió. Su delito es ser hijos de haitianos. Lo que representa que pueden obtener un acta de nacimiento, pero nunca cédula dominicana y menos un pasaporte. Y sin una cédula no pueden anotar a sus hijos en la escuela y así sucesivamente, este ciclo de exclusión se repite desde hace 50 años.

DISCREPANCIAS ENTRE LA JUSTICIA Y EL PUEBLO

‘La sentencia es rechazada por el 60% de los dominicanos según la última encuesta de Ipsos en el país. El gobierno dominicano tampoco la respalda. La presión internacional es muy fuerte’, explicó Romero, quien trabaja desde hace unos años en la isla caribeña.

Llegó a través de un proyecto cultural y de comunicación respaldado por ACNUR.

Según explicó, la sociedad dominicana es compleja y fascinante. Y este es un tema que la atraviesa.

‘Fuera haitianos de dominicana’, se puede leer en algunos muros de las ciudades de las isla. Estos son parte de las políticas de movimientos nacionalistas que abiertamente piden que se expulse a toda persona que haya nacido de padres haitianos desde 1929. Y son estos movimientos los que respaldan la sentencia porque para ellos la nacionalidad e identidad no la da ni un certificado de nacimiento, ni el idioma, ni el lugar donde creciste y te arraigaste. Para ellos, ser dominicano es no ser haitiano.

EN PRIMERA PERSONA

En ‘Juliana soy yo’, Romero cuenta desde lo cotidiano que construye la identidad de las personas, la vida de Juliana Dequis y cómo la maraña judicial le impidió realizarse como ciudadana.

El documental se nutre de las voces del alcalde del batey donde nació Juliana, un alcalde que se encuentra en la misma situación de Juliana. Son entre 200 o 500 mil los que se encuentran en esta situación.

Los que piden que se los expulse, los acusan de haitianos, pero por ejemplo, Juliana no se siente haitiana, no sabe hablar creole, nunca visitó la tierra de sus padres, ni ha salido jamás de República Dominicana. Su identidad es dominicana.

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

‘Hoy la prensa apoya bastante el tema, al principio los medios conservadores respaldaban la sentencia, pero se han dado cuenta que el pueblo dominicano rechaza esto’, mencionó el cineasta. Y es que fue el pueblo dominicano quien más apoyo a los haitianos en el terremoto del 2010.

‘Existen muchos intereses políticos que empujaron a que se firmara esta sentencia. Nada tiene que ver con el sentir de la gente en general, pero sí hay una sombra histórica de las invasiones haitianas en territorio dominicano que crea divisiones entre haitianos y dominicanos que residen en la isla’, explicó Luis.

La falta de documentación de jóvenes haitianos que nacieron en la isla los atormenta, es el gran impedimento para movilizarse dentro y fuera de su país. Por eso Romero junto con organizaciones sin fines de lucro les ofrecen talleres radiales en los bateyes para que tengan una herramienta de trabajo y se expresen.

‘La falta de documentación es el eje central de sus programas’, aseguró el documentalista.

Y es que el limbo jurídico en que se encuentran, los acorrala y direcciona su futuro hacia los cañaverales de azúcar, esos por los que llegaron sus abuelos, condenádolos a una eterna situación de ‘tránsito’ en su tierra.

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