Un poemario por una caja

Actualizado
  • 07/02/2016 01:00
Creado
  • 07/02/2016 01:00
David, le digo, voy a publicar eso en la columna. Haz lo que te dé la gana -dice- pero paga el trago

Hoy es domingo de carnaval y por supuesto que David, el poeta de quien hablo de cuando en cuando, está, como es de esperarse, borracho. Me ha dicho que va a tomar desde el viernes hasta el miércoles de ceniza sin parar. Me ha dicho, dándose golpes en el pecho, que le vale una carajo a la décima potencia la situación del agua y que vivan los culecos. Me ha dicho, con una sonrisa mordaz en los labios, que le acaban de caer unos dolaritos; al parecer se ganó un premio literario de esos mediocres que anuncian por internet a cada rato y que con esa platita se va mandar hacer un pozo para sacar el agua que aún queda bajo la tierra y que con eso se las va a arreglar mientras pueda; así que, por lo pronto, a recitar poemas y a beber cerveza y ron y ver mujeres y gente rara llegada de la capital a este pueblo que quedará hecho añicos y oloroso a orina después de cuatro días de jolgorio y murga.

David se goza su vida y su arte. La vida misma es arte, me dice con los ojos rojos. ¿Ahora fuma mariguana además de beber guaro? No. David tiene los ojos rojos porque fue al río y estuvo bañándose borracho, cosa que una y otra vez las autoridades de Sinaproc recomiendan no hacer. Pero a David, por supuesto, le vale un carajo. David siempre anda retando a la muerte, buscándola, coqueteándole. Solo coquetea con la muerte. No creo en el amor, dice David. Y luego me recita el siguiente texto poético/humorístico que escribió hace años: ‘Les propongo algo de lo más divertido. Los hombres, párense frente a la tapa del baño, las mujeres siéntense en ella, abran las piernas y asomen la cabeza por el espacio, luego ambos por igual jalen la cadena y, justo cuando el agua empiece a girar, déjense ir. Es sumamente entretenido ver cómo el chorrito se desliza sobre el remolino de agua; se va y se va, dando vueltas como un desquiciado, feliz, impredecible, sin retorno; como el amor '.

David, le digo, voy a publicar eso en la columna. Como siempre, me dice: Haz lo que te dé la gana. Luego me pregunta algo que nunca antes me había preguntado: ¿Cuánto cobras por cada columna? Nunca me has dado ni un centavo, pero es que ni para comprarme una pachita. Pasa algo, hermano, por lo menos para el traguito. Publica allí todo lo que sale de mi boca, si te da la gana, pero pasa algo, no seas maleante. Yo le sonrío, llamo a Nen y le digo al oído: Oiga, Nen, sin que David se dé cuenta, vaya y busque un caja de cerveza y póngala atrás de él, con vasos y hielo en una cubeta. Al rato, en efecto, así lo hace Nen. Acto seguido, le toco el hombre a David y le digo que mire a sus espaldas. David me abraza al ver la caja y me dice. Todos mis poemas son tuyos de ahora en adelante. Con estas 24 cerveza has comprado todos mis derechos literarios. Así de barato soy. Así de barata es la palabra. Así de efímera. Así de fría. David destapa la primera cerveza.

MÚSICO Y POETA

Lo Nuevo
comments powered by Disqus