Rosas y espinas del movimiento afropanameño

Actualizado
  • 29/05/2016 02:00
Creado
  • 29/05/2016 02:00
Aún cuando se les han presentado dificultades en su lucha por la igualdad, la etnia negra ha alcanzado representativos logros

A pesar de las diversas barreras que enfrentan los afropanameños, es decir el 9% de la población en Panamá, sus logros son evidentes.

Según cifras del Banco Interameriano de Desarrollo (BID), el 38% de la población afrodescendiente en Panamá posee un título universitario comparado con el 29% de los otros (mestizos, blancos y todos los demás), esto es algo que solo se puede ver en algunos indicadores en Costa Rica.

Además, el 98% está alfabetizado comparado con el 96% del resto de la población, explicó Judith Morrison, asesora en Desarrollo Social de la división de Género y Diversidad del BID.

Sus conquistas no se quedan en lo académico. Lograr que se incrustara el rostro negro de la profesora Sara Sotillo en una moneda de circulación nacional, representó un hito para la población afro, al igual que el esfuerzo por visibilizar a la etnia en el último censo realizado.

Aún cuando en el censo no se cumplió de manera cabal con el propósito de saber, cuántos son, a dónde están ubicados y en qué situación social se encuentran, ya que todo se desvío al tema de la autoidentificación, como lo afirma Gerardo Maloney, coordinador General del Foro de Organizaciones Afropanameñas.

Se logró generar en los panameños una inquietud por conocer las raíces ancestrales.

En esta dirección, de acuerdo con Morrison, la autoidentificación debería ser el principal criterio para la pertenencia a un grupo.

Otro triunfo de los afropanameños, sobretodo para hacer frente al tema de la discriminación racial y la inclusión, es el establecimiento por la Ley N° 9 de 2000, del Día Nacional de la Etnia Negra, el 30 de mayo. Asimismo, en 2007, a través del Decreto Ejecutivo N° 116 se crea el Consejo Nacional de la Etnia Negra y su Secretaría Ejecutiva (SEEN), cuya directora actual es Haydeé Milanés de Lay.

A pesar de ser un logro el día o mejor dicho el mes de la etnia negra - a lo largo de los 31 días de mayo se realizan actividades-, ‘este mes representa una contradicción interesante para la visibilidad afropanameña', opina Christine Miranda, becaria estadounidense del programa internacional de intercambio cultural e investigación Fulbright.

Miranda, quien se encuentra en el país realizando una investigación sobre la historia y cultura afroantillana en Panamá, le sorprende la atención que reciben la historia y cultura afro durante este tiempo. Las instituciones gubernamentales y las comunitarias invierten tiempo, dinero y esfuerzo en celebrar todo lo negro y facilitar discusiones importantes sobre las necesidades de esta etnia.

Pero, por otro lado, la investigadora destaca el mutismo casi generalizado sobre el tema el resto de los meses del año.

EXCLUSIÓN ‘SILENCIOSA'

Irónicamente, apunta Miranda, la hipervisibilidad de la cultura afro durante el mes de mayo ‘puede esconder su exclusión en el resto del año. A veces el énfasis en lo cultural funciona en detrimento de este objetivo'.

Para ella, el éxito del mes de la etnia negra no debe invalidar la necesidad de inclusión más amplia, sino estimular el aprendizaje de la historia y cultura afro todo el año.

Según la investigadora, la exclusión se manifiesta en distintas maneras cotidianas, incluyendo el hecho de que las contribuciones históricas de los afroantillanos generalmente ‘no se recuerdan ni se honran en la memoria nacional como se merecen'.

Miranda cita como ejemplo su experiencia con estudiantes panameños. ‘La mayoría han indicado que nunca o raramente aprenden sobre la historia de los afroantillanos en la escuela', dice.

En referencia al tema, Verónica Forte, presidenta de la Sociedad de Amigos del Museo Afroantillano de Panamá (Samaap), señala que es necesario que la contribución, lucha, logros e historia de los negroides sean parte de la curricula académica del Ministerio de Educación.

‘Meduca nos tiene presente solo en el mes de mayo', dice.

ENFOQUE DE LOS MEDIOS

En la labor de fomentar la inclusión de los afropanameños, los medios de comunicación tienen un rol importante.

Este poder social ‘siempre refleja las creencias y los prejuicios de la corriente dominante, incluyendo el racismo', señala la investigadora Miranda.

Agrega que muchas veces, estas actitudes, cuando son expresadas por la televisión, los periódicos y el internet, parecen neutrales, como si fueran la verdad en vez de una opinión.

CHRISTINE MIRANDA

‘En los últimos años, la comunidad afropanameña ha respondido a varias instancias específicas de discriminación y devaluación cultural. Un ejemplo es el éxito del día de las trenzas'

Esto puede ocurrir en varias maneras sutiles, ‘incluso en la falta de representación negra o en los estereotipos creados por los medios de comunicación', indica la becaria.

‘Si nuestros hijos e hijas ven en la televisión que las modelos, presentadoras y demás actores son únicamente muy delgados y blancos, querrán ser como ellos para tener un puesto representativo', señala Forte.

En cuanto a la participación negroide en los medios de comunicación visuales, la presidenta de Samaap asevera que ahora están tratando de incluir esta población en su programación y esto se debe a una lucha para educarlos (medios de comunicación) en torno al tema.

Coincide con Forte, Haydeé Milanés de Lay, de la SEEN, al afirmar que es necesario incentivar y fomentar más la participación negra en las empresas televisivas, pues en este sentido ‘nos falta mucho más'.

El proceso de resistencia de los afropanameños frente al tema de la discriminación racial, la inclusión y la génesis de los logros obtenidos, se remonta a ‘muchos años atrás'. Aunque no se pude vivir en el pasado, este se constituye en una referencia importante para elaborar el presente y el futuro.

‘La situación del movimiento afrosocial de los panameños actualmente está influenciada por condiciones internacionales, regionales y locales', manifiesta Gerardo Maloney, coordinador General del Foro de Organizaciones Afropanameñas.

En el terreno internacional, la Conferencia Mundial de Durban, en 2009, fue un eslabón determinante, no solo para los afropanameños, sino para la población afrodescendiente a nivel mundial.

En este plan de acción los estados de todo el mundo hicieron ‘una especie de mea culpa' al aceptar que todavía existía discriminación y racismo, y que eso era un impedimento que debía ser superado para enfrentar los grandes desafíos en la construcción de un nuevo orden internacional.

Para enfrentar desafíos mundiales y que amenazan la supervivencia humana, como la contaminación ambiental y sus secuelas (entre ellas el calentamiento global), se hace necesario superar o combatir exitosamente problemas de justicia social, democracia y equidad de género lo que involucra una mayor participación de la etnia negra en las tomas de decisiones.

Progresar en estos retos, puntualiza Maloney, permitirán que la humanidad resuelva o encare los grandes desafíos mundiales.

MEMORIAS

Etapas cruciales de los afrodescendientes

Aunque años antes del Censo Nacional de 2010 no se registró en número la presencia afro en Panamá, ‘tristemente si se registraban hechos de racismo', lo que generaba un ambiente de resistencia.

Este proceso de lucha, el dirigente del movimiento negro en Panamá Gerardo Maloney, lo divide en tres etapas cruciales.

Explica que para 1971 la cultura negra era vista de forma despectiva e incluso medios impresos recogían opiniones como ‘los nuevos hábitos de ciertos elementos criollos, que copiando políticas de algún grupo étnico norteamericano, se han dejado crecer la absurda cabellera hasta formar con ella un casco de pelambre alrededor del cráneo… Para desgracia de nuestro gran sector llamado criollo o chombo descendientes de jamaicanos han demostrado a través de los años no querer saber nada de los demás panameños ya que fueran cholos, mestizos, blanco o amarillos; se les han hecho escuelas en sus barriadas más populosas, pero por allí andan hablando un guari guari que no es inglés ni castellano...'

La segunda etapa del proceso de lucha y resistencia está marcada por la llegada al poder del General Omar Torrijos (a partir de 1968).

Concebido como un sistema de dictadura, por su propia connotación e influenciado en el contexto internacional, durante estos años se flexibilizó la política frente a la presencia negra en el país.

Durante este periodo se tuvo la mayor presencia de ministros negros . Hubo una apertura cultural y se realizó la primera representación de los congos panameños en 1979.

Además se desarrolló un movimiento que preveía que la reversión del Canal de Panamá a manos panameñas no iba a beneficiar realmente a una población que se había ganado con creces los sitios en la zona del canal.

En este momento hubo un movimiento fuerte de unión de afropanameños, se crea el Museo Afroantillano y se realizan congresos negros panameños.

Este proceso riguroso paradógicamente permitió un importante nivel desarrollo cívico y político de la población afropanameña, al punto de que en 1981 se forma el partido Revolucionario de los Trabajadores, que tenía entre sus miembros mucha población afropanameña. Va a una primera elección en 1984 y desaparece porque no logra los votos necesarios.

Tras la invasión de los Estados Unidos a Panamá en 1990, la última etapa citada por Maloney, hay un mayor desarrollo corporativo del movimiento.

Otro aspecto importante es el académico, aparecen ensayistas que le dan continuidad a trabajos antiguos. Surgen nuevas plumas en literatura, ensayo e historia y naturalmente comienza a alimentarse el nivel de conciencia de los negros en el país.

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