Natalia Lafourcade, un alma musical disonante

Actualizado
  • 05/05/2017 02:02
Creado
  • 05/05/2017 02:02
 La sonrisa de la cantante se asoma desde Ciudad de México hasta la sala de redacción de La Estrella de Panamá

A pocas horas de estrenar disco nuevo, la angustia comprensible de Natalia Lafourcade parece desvanecerse con una pregunta de este diario. Su nuevo álbum, Musas , una pieza sin maquillaje ni arreglos digitales, lleva su esencia en la vibración de los instrumentos acústicos. Cada cuerda que suena en sus recientes interpretaciones, tiene un propósito; por eso, había que resolver una incógnita inédita: ¿Qué acorde es Natalia Lafourcade?

La sonrisa de la cantante se asoma desde Ciudad de México hasta la sala de redacción de La Estrella de Panamá , dos días después de cantar frente a 30 mil personas en Durango. ‘Es una pregunta interesante...', murmura con la voz singular que caracteriza a una de las artistas más influyentes de la música latinoamericana.

Por el auricular del teléfono se oye el eco de sus pasos, que la llevan al encuentro de su guitarra acústica; acaricia sus cuerdas y se confiesa: ‘creo que yo sería el mayor séptima. Es un acorde que tiene mucha nobleza', concluye por primera vez en su carrera, mientras sus manos dan vida al sonido con el que ella se identifica.

‘Me gusta el acorde mayor porque es alegre, pero solo mayor suena como si la vida fuese color rosa y, pues... no (lo es) tanto. Me gusta mucho el mayor siete porque es antiguo, añejo, es muy bonito y también suena como si le diera pie a algo más', agrega la autora, cuyo nuevo disco sale hoy en todo el mundo.

Su elección es curiosa pero acertada. Si se busca rápidamente en la teoría musical, se descubre que el acorde que ella ha escogido es típicamente disonante, distinto. Y esa disonancia exige una respuesta, como si fuese un sonido hipnótico que invita a oír lo que viene. Y así es Natalia: disonante en un mercado musical frecuentemente lejos de las raíces latinoamericanas. Su nuevo disco es un homenaje al folclor latino, con la participación fundamental del dúo de guitarristas Los Macorinos, que integran Miguel Peña y Juan Carlos Allende desde 2004 por solicitud de la inolvidable Chavela Vargas.

‘Los ensayos con ellos eran tardes hermosas, de mucha música, quería hacer un disco que fuera de puros instrumentos acústicos, todos grabando al mismo tiempo, una cosa súper bonita, y, por supuesto, tenía que hacerlo con dos maestros, para aprender', explica Lafourcade.

Para este nuevo disco, escogió canciones de Agustín Lara —a quien ya ha homenajeado—, María Grever, Violeta Parra, Margarita Lecuona, Atahualpa Yupanqui, Roberto Cantoral, Simón Díaz y David Aguilar, entre otros.

Hace un año, cuando estaba en Brasil, ya tocando Hasta la raíz , quería volver a la música mucho más hogareña, añade Lafourcade. Musas es un disco muy abierto, orgánico y natural. Ella quería que sonara a madera, a caja, y que la sensación de quien lo escuche sea la de tener a Natalia cantando en la casa, en la sala, en el comedor de aquellas personas que tengan el álbum.

También recuerda que hubo ‘una laguna' en la música latinoamericana. Al inicio de su trabajo intentaba cantar y escuchar música en inglés, pero luego se topó con grandes compositores de habla hispana que se convirtieron en parte importante del desarrollo de su carrera.

‘No creo que es algo que me está pasando solo a mí. Muchos artistas están volviendo a las raíces para tratar de entender la conexión de la historia de la música que tenemos, de todo lo que somos, y tratar de integrarlo a una nueva propuesta con un sello que nos caracterice. Creo que en algún momento en los 50, 60 y 70, estaba bien colocado este sello, en la música puedes percibir los olores y colores de nuestra forma de vivir. Eso es algo que ando buscando, y que se nota', concluye la exitosa cantautora mexicana.

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