Rose Marie Cromwell y La Habana imprevista

Actualizado
  • 05/08/2017 02:05
Creado
  • 05/08/2017 02:05
La fotógrafa estadunidense nos muestra una Cuba alejada de clichés en su reciente exposición ‘La Charada', visitable en galería Antítesis

La muestra fotográfica ‘La Charada' de Rose Marie Cromwell encarna un viaje insólito, inmersivo y fragmentario a la esencia de La Habana. Hablamos de 18 imágenes que retratan a la isla de manera insospechada: la charada, explica Paula Kupfer en el texto curatorial, es un inventario de objetos y experiencias en el que cada uno representa un número para jugar en la lotería. Al tratarse esta muestra principalmente de objetos, complementa la curadora en diálogo con este diario, ‘se les puede atribuir múltiples significados'. ‘Una de las fortalezas de su trabajo es que es específico pero ambiguo al mismo tiempo' detalla. Incluso, una liviana fibra de humor parece ondear en ciertos cuadros que cuelgan en la galería Antítesis: la expresión sublime de una mujer de la tercera edad es congelada mirando al sol, un afiche sobre una escena erótica en la playa padece de arrugas, el pecho de un hombre desnudo muestra un tatuaje del nombre de una mujer. ‘Las fotografías ahora son tratadas como archivos digitales que pueden volar alrededor del mundo on-line sin ninguna textura y creo que en esta exhibición queríamos resaltar que las fotografías se ven de diferentes maneras en distintos soportes', dilucida Kupfer. ‘La Charada' es una colección de instantáneas —análogas— que ahonda en los ojos de una fotógrafa que aprendió a ver la complejidad de Cuba con complicidad, alejada del imaginario, y haciendo una reflexión sobre un sistema cuya naturaleza recae sobre el indómito azar. Sobre ella, responde Cromwell.

‘Una de las fortalezas del trabajo de Rose Marie Cromwell es que es específico pero ambiguo al mismo tiempo',

PAULA KUPFER

CURADORA Y ESCRITORA

¿CÓMO INICIA LA PRODUCCIÓN DE ‘LA CHARADA'?

Supongo que empecé de manera muy intuitiva, simplemente haciendo imágenes de lo que me inspiraba. Unos años después decidí incorporar este sistema de números que mi amiga usaba para jugar la lotería. Había una similitud entre cómo ella veía las cosas cotidianas y luego las destacaba jugando sus números en la lotería clandestina, y cómo yo, por otro lado, fotografiaba cosas cotidianas y las destacaba al fotografiarlas. Encontré una semejanza entre estos dos gestos.

¿SON LOS OBJETOS UN ELEMENTO IMPORTANTE EN TU OBRA ARTÍSTICA?

Creo que mientras navegaba un espacio los objetos estaban allí, formaban parte de un determinado paisaje, fueron los que de alguna manera permearon mi experiencia. Me presentaron una religión animística en Cuba —santería— y entendí que cada objeto tiene una energía particular; no es que todos sean santeros en Cuba, yo tampoco lo soy, pero sí creo que esto moldea la forma en la que ves el mundo, fue una forma de mirar que aprendí allá.

SI BIEN FUE PRODUCIDA EN LA HABANA, ¿PUEDE PANAMÁ VERSE EN ESTA MUESTRA?

Paula escribió sobre la lotería, que en Panamá es imposible de ignorar y está mucho más presente en las calles que en Cuba, tal vez esa práctica sea algo similar en ambos lugares. Pero Panamá siempre fue un punto intermedio entre Estados Unidos y Cuba. Esta serie no es necesariamente sobre La Habana como tal, al ver la colección tal vez no podrías saber que se trata de Cuba. Pienso, más bien, que se trata de la luz y el ritmo de una vida caribeña.

¿SIEMPRE HAS TRABAJADO EN FORMATO ANÁLOGO?

Sí, mi trabajo artístico personal siempre lo trabajo en película. Creo que para mí es parte del acto de hacer una fotografía, ese ser incapaz de ver inmediatamente la foto que tomaste. La interacción con la gente, es mejor cuando no estás viendo la pantalla detrás de tu cámara; es más íntimo para mí. Yo sigo creyendo que hay un espectro de colores mucho más hermoso en la película fotográfica, aún si esta ha sido impresa en digital.

CUÉNTANOS SOBRE TU RELACIÓN CON SANDRA ELETA, TU MENTORA EN PANAMÁ...

Trabajé con ella imprimiendo sus fotografías por muchos años, ahora digamos que soy la encargada de su estudio fotográfico, pero ella también es como mi madre. Cuando vengo a Panamá me quedo con ella y mis primeras memorias con ella son imprimiendo su trabajo, dando a conocer su vida a través de su obra al trabajar sus imágenes en su cuarto oscuro. Escuché de ella por medio del fotógrafo Gustavo Araújo. Ella era intimidante al inicio, pero es muy cálida ahora.

¿DE QUÉ MANERA INFLUYÓ EN ‘LA CHARADA'?

Estaba tratando de buscar el arco narrativo de esta muestra, la estructura, y Sandra me alentó a mirar los números, porque tenía una fotografía con dígitos escritos en unas páginas. Ella vio eso como algo muy potente en todo el trabajo.

¿QUÉ FUE LO MÁS DIFÍCIL DE ESTA PRODUCCIÓN?

Las imágenes fueron enviadas desde Syracuse, New York, montadas en Colombia, José (Castrellón) las trajo aquí y las enmarcó, así que fue una producción de cuatro países: Cuba, Estados Unidos, Colombia y Panamá; por suerte tengo a todo esta gente ayudándome a hacerlo. Para mí eso ha sido lo más estresante.

¿QUÉ SIGNIFICA LA FOTOGRAFÍA PARA TI?

Para mí es una forma de comunicar una experiencia o una idea. Creo que es una buena forma de comunicar sin ser tan preciso. Las imágenes son mucho más abiertas y sugestivas que las palabras. Yo no quiero necesariamente decirle a la gente qué pensar, pero sí quiero provocar algo en ellos y ojalá sea algo crítico. Es una forma de hacer diferentes cosas en tiempo y espacio, a veces son confusas, pero son más interesantes a veces que una historia lineal.

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