Cuatro horas por el Canal de Panamá

Actualizado
  • 30/04/2018 02:01
Creado
  • 30/04/2018 02:01
A bordo del barco Tuira II, unos 400 turistas hicieron un tour por la vía interoceánica hasta desembarcar en Gamboa

Al ritmo de música caribeña, zarpó desde La Playita de Amador, a las 7:15 de la mañana, el barco de turismo ‘Tuira II', que llevaba alrededor de 400 ejecutivos que participaron por cinco días en Panamá del XLV Congreso Latinoamericano de Clubes de Skal, para hacer un tour parcial por el Canal de Panamá, la vía de navegación interoceánica que atraviesa el istmo de Panamá, la cual fue inaugurada el 15 de agosto de 1914 y hoy es considerada como una de las grandes obras de la ingeniería mundial del siglo XX.

Mientras la embarcación panameña avanzaba hacia las esclusas de Miraflores, en la parte del Pacífico, los visitantes se veían atraídos por los gigantescos rascacielos de la ciudad, a la vez que apreciaban en los alrededores la playa Veracruz, la isla Taboga, barcos pesqueros y yates, mientras otros miraban atentamente el contraste del colorido Museo de la Biodiversidad y el verde de los árboles que caracteriza al corredor de la Calzada de Amador (Causeway). Atrás, habían personas haciendo Stand Up Paddle Boarding (remo de pie).

Una vez el Tuira II, propiedad de Canal & Bay Tours, una compañía de turismo establecida en Panamá desde 2003, se acercaba al Puente de Las Américas (inaugurado el 12 de octubre de 1962), se veían los puertos de Rodman y Balboa saturados de pesados contenedores que a través de grúas eran trasladados de un lado a otro o simplemente colocados arriba de los camiones que esperaban por ellos.

Antes de transitar por las esclusas de Miraflores, el remolcador Tonosí prepara la nave para guiarla por el lago de agua dulce, el cual ascendió a 18 metros en dos etapas, hasta el cruce final. De modo que el momento de sacar las cámaras llegó. El asombro de los operadores de turismo era visible, algunos comentaban que no habían visto cómo la embarcación que iba remolcada por el Tonosí subía y bajaba de niveles.

Más hacia la derecha en la otra cámara de las esclusas, el petrolero ‘Mineapolis' iba igualmente custodiado por remolcadores y locomotoras.

Pero la experiencia no culminaba ahí, ya que faltaban las esclusas de Pedro Miguel, donde la nave ascendió a nueve metros. Al salir de estas esclusas, se apreciaba el Puente Centenario (2004), el segundo puente permanente que cruza sobre el Canal de Panamá, una de las obras de ingeniería que desafió la inteligencia del hombre y que hoy es de gran importancia para el comercio mundial al unir el océano Pacífico con el Atlántico.

POR EL CORTE CULEBRA

‘Skal es la única organización a nivel mundial que agrupa a los empresarios y directivos del sector privado que trabaja el turismo',

DANIELA OTERO

DIRECTORA EJECUTIVA DE SKAL INTERNACIONAL

Mientras el ‘Tuira II' continuaba navegando por los 13.7 kilómetros que comprende el Corte Culebra —conocido así porque sus curvas se asemejan a una serpiente— se apreciaba la exuberante vegetación del Parque Metropolitano que hacía contraste con el tono amarillo de la grúa flotante ‘Titán', considerada la más grande de la historia del Canal de Panamá.

Cuenta la historia que ‘Titán' desvela el pasado nazi, ya que fue mandada a hacer por Adolfo Hitler en 1941 para reparar barcos durante la Segunda Guerra Mundial en Alemania y que, por razones del destino, acabó operando en el Canal en 1998, pero será reemplazada en 2019.

Luego de cuatro horas y media de recorrido el ‘Tuira II' se aproximaba al lugar de desembarque, en Gamboa, el área donde se unen el lago Gatún con el río Chagres, para luego abordar los buses de turismo que llevaron a los visitantes a sus respectivos hoteles.

Definitivamente, el que viene a Panamá a vacacionar no puede irse sin antes visitar el Canal de Panamá, el cual se encuentra en funcionamiento de manos panameñas, por medio de los Tratados Torrijos-Carter, firmados el 7 de septiembre de 1977, en Washington D.C., Estados Unidos, por el presidente estadounidense Jimmy Carter y el general panameño Omar Torrijos, con el apoyo del presidente colombiano Alfonso López Michelsen, ya que Colombia mantenía derechos especiales de paso por el Canal.

De modo que este tratado acababa con el término ‘perpetuidad' del antiguo Tratado Hay-Bunau Varilla y entraba en vigencia el 31 de diciembre de 1999, a las 12:00 p.m., fecha en la que fue recibido por la presidenta Mireya Moscoso de manos del expresidente Carter.

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