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- 28/05/2018 02:00
Griselda López es, quizás, una de las pocas representantes de una generación de intelectuales, escritores y artistas que se mantiene en actividad constante. Pertenece ella a esa pléyade de importantes poetas y escritores que como Ramón Oviero, Pedro Rivera, Bertalicia Peralta, Dimas Lidio Pitty y Diana Morán, iluminaron las letras panameñas. Su trabajo, además de narradora, se encaminó a incorporar a nuestro país al desarrollo de la comunicación audiovisual y desde su experiencia en el área cinematográfica, durante la década de 1970, se propuso la creación y luego el perfeccionamiento de un canal de televisión educativo y cultural, Canal Once. Este es un logro que aún no ha sido enaltecido lo suficiente y que en su momento no resultaba más que una utopía.
Hasta hace unos meses aún se mantenía al frente de su cátedra en la Universidad de Panamá, impartiéndola con lucidez y vigor, no obstante, por requerimientos estatutarios ha tenido que separarse, dejando entre sus estudiantes y colegas solo comentarios de valía. Su salida del mundo académico representa ciertamente una pérdida inobjetable.
Junto a ese retiro, aún no valorado en plenitud, Griselda lo hace de la mano con la publicación un nuevo libro, Las capas del tiempo , en donde a través de un nutrido conjunto de relatos expone con sobriedad, sin sobresaltos ni melancolía, el paso del irrecuperable tiempo. En donde, también, sin el uso del panfleto, aborda la temática de la mujer, enfrentada a la subvaloración, al machismo y a la violencia de nuestra sociedad.
En este sentido, es soberbio el texto que abre el libro, «De balcón a balcón». Una pieza de enorme valor por cuanto con una economía absoluta de palabras logra exponer toda la carga emocional de la mujer acosada, maltratada y finalmente muerta por la furia machista. Es un relato ‘breve y extraordinario' que no hubiese demeritado a la de la famosa antología de Borges y Bioy. Un cuento que tiene la elipsis del cine y la profundidad del alma. Pienso en la posibilidad de su adaptación, además.
Las capas del tiempo parece, sí, una concesión a la voluntad postrera, una suerte de testamento de un espíritu libre, pero de fuertes convicciones. Un libro pensado durante muchos años y tejido con paciencia y reposo, como quien hace una grandiosa reflexión sobre uno y el universo; sobre las cosas cotidianas que tienen gran significado si se las sabe mirar, y sobre las cosas que creíamos importantes y que sin embargo empequeñecen ante las primeras.
Griselda López, con esta nueva obra, nos responde a los intelectuales o no, a los jóvenes y a los viejos, a estudiantes y colegas, que todavía está en pie, rindiéndole al país obras de valía y enjundia.
A falta de otros más formales, va este mi homenaje.