Armando Seijo: ‘Todos tenemos un toque de locura, no solo los artistas'

Actualizado
  • 06/08/2018 02:00
Creado
  • 06/08/2018 02:00
El artista sevillano presenta su segunda muestra en el país, en la galería Arteconsult, hasta el 24 de agosto

Armando Seijo (Sevilla, 1971) juega con una servilleta y toma una copa de vino tinto mientras habla —quizá sea su fórmula para contrarrestar el jet lag que le ha causado el salto del charco—. Posa con una sonrisa seductora que esconde el cansancio de diez horas de vuelo y camina despacio mientras presume su exhibición. Y es que Seijo resulta tan espléndido que logra disimular la vanidad que subyace en sus palabras. ‘¿Quieres un poco de jamón? ¿Algo de vino? Comencemos a mirar mi muestra. '¿Guapa, no?', pregunta.

Aunque su obra revela cierta influencia artística del siglo XX, dice que, ahora, sus pinturas son similares a las que hacía antes de conocer la academia de la plástica: ‘son alegres, coloridas, algunas improvisadas. Son vida. De esas que tanto hacen falta en estos tiempos', sonríe. El sevillano llegó al istmo con su arte a cuestas y expone ‘Jamboree's last nights' y otras escenas en la galería Arteconsult (San Francisco) hasta el 24 de agosto.

Seijo es un observador al detalle de la rutina, la transforma y la dibuja. ‘Pinto lo que tengo delante. Lo que leo, veo o escucho. Soy muy autobiográfico', añade. A su vez, el pintor extrae del mundo su humor, su naturaleza, su convulsión, sus vicios y los pinta con colores intensos y vistosos. ‘Ahora, lo que trato de hacer es producir una sonrisa a quien admire mi obra. Quiero dar color a la vida', explica. Una vez se dio cuenta de que su arte estaba rodeado de pigmentos oscuros decidió dar un giro trascendental. Decidió generar vitalidad. ‘Viendo mis cuadros anteriores, me di cuenta de que no pintaba alegría. No generaba buen rollo. Son tiempos difíciles, está la cosa mal y por eso he decidido cambiar', dijo.

El andaluz, que lleva 22 años viviendo en Inglaterra, se declara totalmente influenciable. ‘No estoy muy metido en el mundo del arte ni en Londres ni en Madrid. Me contamina. Prefiero trabajar solo porque me dejo llevar fácilmente', aclara. Afirma, además, que quien domina su pincel es la literatura porque muchas veces ‘lo lanza al lienzo'. No sabemos qué leyó para crear las obras que hoy exhibe en el país, lo que sí sabemos es que fue algún texto luminoso. No tiene referentes extraordinarios, sino los tradicionales del arte de su país: Francisco de Goya, Diego Velásquez y Bartolomé Murillo. En esta tierra, admira el arte de Guillermo Trujillo y lo considera un ejemplo de la plástica nacional. ‘Lamento su partida', suspira.

Para Armando la creatividad no tiene un contexto específico. Lo mismo da pintar en su estudio privado, tras una meditación, que hacerlo al terminar en un bar, una noche de copas: ebrio y extasiado. Entonces, ¿todos los artistas tienen una dosis de locura y una pizca de excesos? ‘Todos tenemos un toque de locura, no sólo los artistas. Tú lo tienes, yo también... esa es la genialidad', responde con picardía. Asegura, además, que quien no entiende el arte es porque no se detiene ante él. ‘No se paran, con tranquilidad, delante de una obra. No se dejan llevar. No están en calma con un cigarro o una copa de vino' (ríe ante la reflexión). ‘A mí me gusta imaginar cómo la obra ha llegado a ser. Entender a la persona detrás del cuadro y en el momento cuando se hizo', añade.

LA MUESTRA

Esta exposición supone el punto de partida de una nueva manera de describir a Armando Seijo. Detrás del artista, hay un roble en formación: graduado de Bellas Artes, magister en pintura por la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, en Sevilla y estudios en Chelsea College of Art and Central San Martin. ‘La técnica de Armando es el expresionismo. En cuanto vi su obra, vi que es un artista académico', explica Maylin Pérez Parrado, curadora de la exhibición. También describe que en las pinturas de Seijo ‘habita un diálogo fluido entre la estética fotográfica y la composición pictórica', señala'.

La galería acoge 12 obras del artista, distribuidas con delicadeza para que el visitante pueda apreciar, con facilidad, cada lienzo. Podemos ver allí a un Seijo que ‘recrea en escenas habituales, personajes que denotan acción y dinamismo: dos mujeres conversando en el interior (doméstico) de un espacio, músicos tocando en bares y otros escenarios como un club de boxeo', detalla Pérez. ‘La exposición es excepcional, siga y pase adelante', convoca la especialista.

El hombre que creció viendo paletas y pinceles (‘mi madre y mi hermana pintaban desde siempre') considera que ‘la pintura tiñe y mancha y que su verdadero poder reside en la persona que la sabe utilizar'. Admite sentirse feliz porque ha decido volcarse en otro arte: el cine. El 21 de septiembre presenta, como director de arte, la película Diana , en España, Portugal y Colombia. Aspira a exhibir su cinta y debutar en Panamá en el IFF Panamá.

Armando, ¿algún consejo para los jóvenes pintores? ‘Pintar no es algo que se hace porque no hay más remedio. No es manchar por manchar. Si se duda, mejor haz otra cosa', concluye.

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