De dulces sumisas a enardecidas guerreras

Actualizado
  • 25/09/2019 07:00
Creado
  • 25/09/2019 07:00
Las princesas de hoy se desprenden de los matices de los años 90: han entrado a la era feminista

“Yo pertenezco aquí. Sola. Donde puedo ser quien soy sin lastimar a nadie”, dijo la reina Elsa cuando se aisló en un castillo de hielo, alejada del barullo, las miradas curiosas y las intrigas de su reino.

La historia de Elsa, desde la óptica de cualquier adulto, es triste e incluso cruel. La niña que vivió encerrada y recluida por ser diferente y que se perdió de su niñez junto a su hermana, un día se  convirtió  en reina. Pero no podía ser la reina que ella quería ser, debido a sus poderes, sino que debía ser la que ocultara la verdad de su realidad.

La cinta animada, que se consagró como una de las más exitosas ya que recaudó  $1,270 millones en taquilla  y obtuvo dos premios Óscar de la Academia, le dio un giro diferente a la figura de la mujer: la de la independencia. No en vano la canción 'Libre soy' logró posicionarse en el top diez de la lista  Billboard  y se consagró como un alarido a la liberación; un estallido de autoaceptación que invitaba a las personas a soñar con ser quienes quisieran, sin importar las opiniones de los demás.

Es por ello que la esperada segunda parte, cuyo  trailer  se estrenó el pasado lunes, muestra a una Elsa más madura, líder, fuerte, que debe rescatar a su reino siendo ella misma: poderosa y mágica.

Pero ¿cómo han evolucionado las princesas de Disney desde Blanca Nieves hasta Elsa?

En la actualidad, nada queda de la dulce princesa de 1937, que cantaba mientras los pájaros azules la ayudaban a secar la ropa de siete hombres —para los que posteriormente debía cocinar— mientras el apuesto príncipe la veía, escondido en algún arbusto, esperando el día que la iba a besar apasionadamente y, de ser posible, el día que la despertaría de un sueño profundo fruto de una malvada bruja. O de la ingenua pelirroja que prefirió perder la voz, la familia y hasta la identidad con tal de estar al lado de un príncipe que no conoce, quien, a la primera de cambio, la deja por estar con la mujer que él considera es la que ama. Disney trasmitía un mensaje de mujeres sumisas, indefensas y codependientes que no eran capaces de valerse por sí mismas.

Aunque con el paso del tiempo, los estereotipos fueron cambiando y las niñas dejaron de sentirse identificadas con las frágiles princesitas.

Pocahontas

Ya desde Pocahontas, la princesa que se opuso a los deseos de su padre al no casarse con el hombre que él había designado para ella, supuso un cambio importante en la forma en la que las princesas de Disney se mostraban ante el mundo. Pocahontas era libre y amaba su libertad como nadie más. Disfrutaba de los atardeceres y de columpiarse en los árboles con soltura. A ella no le interesaba hacer lo que las demás personas de su tribu hacían todos los días, aunque esto le acarreara problemas con su padre, que al final terminó por aceptar la naturaleza de su hija.

La historia de Pocahontas es esencialmente romántica, pero no es convencional como la historia de Aurora o Cenicienta. Pocahontas no espera ser salvada, no es frágil y no le teme a nada. El destino la acoge y la arroja en una situación en la que ella no esperó encontrarse. Ella lucha con fuerza, ya que entiende que las personas son algo más que raza, religión o condición social y el amor no tiene color.

Mulán

La cronología de Mulán es particularmente revolucionaria porque, aunque fue educada para ser una dama y debía ser presentada en la alta sociedad con la finalidad de casarse, Mulán nunca se siente parte de ese estilo de vida y le va muy mal en su primer intento. Pero su valentía reluce cuando decide ocupar el papel de su padre en la guerra y se enlista en el ejército, convirtiéndose en la primera princesa guerrera de Disney. La cinta de 1998 realza el coraje de una mujer en un mundo de hombres y devuelve el arquetipo de una princesa, que además de superar todos los impedimentos que la sociedad le impone, supera el más importante: aceptarse a ella misma.

Mary Poppins

La niñera mágica que llega a casa de los Banks en la Inglaterra de 1910 es una mujer independiente, no está casada y no se demuestra que esté involucrada sentimentalmente con nadie. Toma sus propias decisiones y se mueve con autonomía y gracia. Un artículo del El Mundo, escrito por Rosa Fuentes, señala que la película intenta hacer una crítica, dado que en dicha época las mujeres no podían votar, pero las sufragistas se habían intensificado desde años anteriores: “Hoy las cadenas hay que romper,  en dura lucha por libre ser, y nuestras dignas sucesoras cantarán al ser mayores. Por ti vota la mujer. Pues pide el sexo débil ser al varón igual.  Por la igualdad en el vivir y en el vestir también, tenemos todas que luchar en guerra sin cuartel. No más humillaciones ni más sufrir”, cantaba la señora Banks, en la primera canción de la película.

Valiente

Ambientada en la Edad Media, cuenta la historia de Mérida, la hija del líder de un clan escocés, a quien su madre prepara para ser presentada en sociedad y de esta forma encontrar al candidato perfecto para el matrimonio. A Mérida nada de eso le interesa, al contrario, usa un arco y una flecha, ama montar a caballo, nunca se peina, no usa un tradicional vestido de princesa y detesta que su madre la obligue porque ella no se quiere casar. La madre no considera el comportamiento de su hija apropiado y la acorrala para que elija entre los candidatos masculinos que ha predestinado para ella. La trama se centra en los conflictos que tienen madre e hija y el camino que las lleva por fin a entender que las mujeres tienen derecho a no ser un producto enlatado cuyo destino es únicamente el hogar por medio del matrimonio. Mérida alza su voz, porque puede ser guerrera y única siendo feliz como ella es.

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