La Universidad de Panamá frente a los desafíos en la educación virtual

Actualizado
  • 24/06/2020 00:00
Creado
  • 24/06/2020 00:00
Un acercamiento a las dificultades que enfrentan los estudiantes de las provincias y las zonas comarcales. Un estudio remarca la importancia de verificar la disposición de herramientas tecnológicas de los universitarios durante el confinamiento

Una educación sin restricciones, aulas bien equipadas, programas actualizados, y el alcance masivo de la tecnología son las condiciones ideales en que debe desarrollarse la enseñanza en Panamá.

Hoy la preparación académica exige estrategias innovadoras y eficientes que vayan de la mano con la tecnología.

Hoy la preparación académica exige que se vaya de la mano con la tecnología, pero es un hecho que no todos cuentan con el acceso a una red y herramientas que les permitan involucrarse virtualmente en el proceso de aprendizaje.

Actualmente, la Universidad de Panamá (UP) acoge a 75,300 alumnos, cuenta con 19 facultades, 10 centros regionales y 5 extensiones. Además, tiene 26 anexos, de los cuales 10 se ubican en las comarcas indígenas.

A diferencia de la ciudad capital y las provincias, los universitarios de las comarcas deben enfrentarse a la falta de internet, y a pesar de esto continúan luchando para sacar adelante sus estudios.

“Los alumnos de esta zona no están recibiendo clases virtuales. A ellos se les imparten las inducciones a través de módulos que han preparado los docentes. Para darles seguimiento a las asignaciones, los estudiantes y profesores se movilizan hacia los sitios en los que hay señal y se conectan una vez a la semana para aclarar las dudas del material proporcionado”, explica el rector de la UP, Eduardo Flores

La desigualdad en materia de educación en estas áreas alejadas, deja en evidencia serias carencias, como la falta de modernización. También muestra el panorama al cual se enfrentan muchos panameños que buscan formarse y forjar un mejor futuro pese a las condiciones endebles del sistema educativo.

Análisis

Miguel Ángel Cañizales M., director de Investigación y Postgrado de la Facultad de Psicología de la UP, realizó una investigación para saber cuáles son las herramientas tecnológicas de información que utilizan los estudiantes de la universidad que les permitirían mejorar su aprendizaje.

Cañizales, también miembro de la Academia Panameña de Psicología, indica que la muestra utilizada no es probabilística. “El formulario electrónico fue enviado de forma automática a Google Drive, y contestado vía Whatsapp. La recolección de datos se realizó entre el 8 y el 13 de mayo del presente año, en el territorio nacional, con una muestra de 176 estudiantes”, explica.

El académico detalla que los indicadores básicos de la encuesta se refieren a la disponibilidad y uso de las tecnologías de la información en los hogares de estudiantes de la UP. El estudio analizó dos aspectos principales: el equipamiento que tienen a disposición en sus hogares, y los que no tienen disponibilidad.

“Estoy consciente de que no es una muestra representativa de los casi 76,000 estudiantes que tiene la UP, pero refleja la realidad de 176 estudiantes, que puede servir para tener una aproximación teórica de la situación que están viviendo y redireccionar las acciones del II semestre de 2020”, comparte el docente, quien añade que según el sitio Worldometers (2019), citado por Ardines (2020), el 69% de la población panameña utiliza internet y existen aproximadamente 2,9 millones de usuarios. También apunta que hay 5,27 millones de teléfonos celulares, que supera el 26% de la población total que representa Panamá.

La UP acoge a 75,300 alumnos, cuenta con 19 facultades, 10 centros regionales y 5 extensiones.

Cañizales concreta que la muestra estudiada fue de 176 estudiantes, de los cuales participaron 126 del sexo femenino, que es el 72% de los alumnos; y 50 del sexo masculino, que representó el 28%.

El director de investigación anota que al encuestar a los alumnos sobre la disposición de herramientas tecnológicas para recibir las clases del primer semestre que inició el 20 de mayo 2020, se obtuvo que el 59% de la muestra estudiada tiene un teléfono inteligente smartphone, mientras que el 29% cuenta con computadoras portátiles; el 9%, computadora de escritorio; y el 3% tiene tablet.

“Lo interesante de este estudio es que demuestra la realidad de nuestros estudiantes, y es que solamente un 41% de la muestra estudiantil posee computadora y tableta, para realizar sus actividades académicas en los procesos de aprendizaje”, sustenta.

Cañizales apunta en su encuesta que, al preguntarles a los alumnos, por qué no disponen de computadora, laptop o tablet, el 39% respondió que por falta de recursos económicos, mientras que el 35% indicó que utiliza su smartphone u otro dispositivo para conectarse a internet; el 24% señaló que maneja otros recursos tecnológicos y el 2% dijo que no le interesa usarla.

Por último, el estudio sostiene que al momento de cuestionar a la muestra si disponía de conexión a internet en el hogar, el 75% respondió con un sí, mientras que el 24% indicó que no tiene internet en el hogar y un 1% señaló que utiliza otros medios.

“Al 24% hay que prestarle atención, porque puede aumentar, por la situación de crisis que se está viviendo, y posiblemente se deba a la falta de recursos económicos. Hay que buscar una alternativa antes que esto se agrave en el segundo semestre y se produzca una deserción”, manifiesta.

Transformaciones y desafíos

Julio Vega, estudiante de cuarto año de administración de empresas y contabilidad, cuenta a este diario que desde que empezaron las clases virtuales, su experiencia ha tenido altibajos.

“Algunos profesores hacen lo posible por brindarnos las clases lo mejor que se pueda, y otros no, ya que solo dejan el documento en la plataforma para que lo leamos”, indica el universitario, quien añade que tiene algunas herramientas para desarrollar sus tareas. Sin embargo, algunos compañeros tienen problemas con el acceso a internet.

Vega manifiesta que una de las deficiencias de la UP es la escasez de aplicaciones que se deben utilizar en cada carrera para la enseñanza.

“Estamos bien en la parte teórica, pero al momento de ir al laboratorio no se cuenta con las aplicaciones necesarias o se cae el sistema o se satura, porque hay muchos alumnos conectados. Unas de las mejoras que debería hacer la universidad es la actualización de los laboratorios, también actualizar a algunos profesores, no todos, pero sí es necesario hacer algunos cambios o ajustes en la educación universitaria, acorde con lo que demanda el mercado laboral”, propone.

En respuesta a las apreciaciones de Vega, el rector de la UP, Eduardo Flores, señala que la implementación de programas actualizados en las carreras depende del presupuesto.

“Nosotros tenemos la mejor disposición. Sabemos que hay que mejorar algunos software y para eso necesitamos mayores fondos que nos permitan actualizar la tecnología y los laboratorios. Pero a veces los recursos no van acordes con las necesidades que poseemos actualmente. Sin embargo, siempre tratamos de buscar iniciativas. En el caso de la carrera de contabilidad, firmamos un convenio el año pasado con una empresa local desarrolladora de software que es equivalente al Peachtree. Esta compañía nos suministra el programa de manera gratuita a toda la universidad, incluyendo los centros regionales”, expresa.

Por otra parte, Flores expone que la UP cuenta con 4,500 docentes en total. “Antes de la crisis por la covid-19, 2,500 ya habían tomado cursos de educación virtual, solo 2,000 no habían recibido la inducción. Pero cuando se declaró la pandemia, lo que hicimos fue posponer el inicio de clases para darnos el tiempo de formar a esos 2,000 que nos hacían falta. Esto se realizó de forma masiva y así los docentes pudieron ingresar”.

El rector apunta que cada facultad, decano y director de centro regional son los encargados de darle seguimiento a este proceso.

“Ya sea elaborando algunas encuestas en diversas unidades académicas para dar seguimiento sobre lo que están haciendo los profesores, conocer las plataformas que están utilizando, cuáles son las dificultades. La vicerrectoría también está preparando un cuestionario, pero queremos evaluar cómo fue el semestre que aún no termina. Una vez se complete, examinaremos y haremos las correcciones que se requieran”, especifica.

Por último, Flores precisa que el Consejo Académico aprobó hace tres semanas que el segundo semestre se realizará de manera no presencial. “Independientemente de que se abra o no el bloque 5, no se darán clases presenciales. Si este bloque se llega a abrir en agosto, entonces lo que vamos a implementar será que algunas prácticas de campo y clínicas se desarrollen de manera presencial. Pero las clases teóricas continuarán virtuales”.

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