Víctor Delgado: 'Si hubiera vivido del ego, me hubiese quedado estancado en el pasado'

Actualizado
  • 25/06/2020 00:00
Creado
  • 25/06/2020 00:00
El productor musical hace un repaso por los momentos más destacados de su trayectoria y comparte los detalles de su nueva producción musical

Autoexigente, creativo y perseverante, estas son algunas de las cualidades que caracterizan al productor musical Víctor Delgado (Panamá, 27 de diciembre de 1983) conocido como 'Predikador'. El panameño ha logrado posicionar alrededor de 30 producciones en las listas de diversos premios internacionales, como los Billboard. En su trabajo destaca la realización de melodías con artistas del género urbano como Joe Montana, Flex, Makano, Daddy Yankee, Eddie Dee, El Roockie, La Factoría, De La Ghetto, Árcangel, entre otros. Durante una entrevista, Delgado nos comparte los retos que tuvo que enfrentar en sus inicios y desvela todo lo que se vive dentro de la industria musical. También presenta los detalles de su nuevo proyecto 'Free Romantic'. 'Predi', además de transmitir franqueza en cada respuesta, expone sus vivencias y deja atrás el ego para compartir su lado más humano con los lectores de La Estrella de Panamá.

¿Cuándo nace tu interés por la música?

Desde que tenía 8 años. Mi papá colocaba en la radio regué en español e inglés. Un hecho particular es que siempre afinaba mi oído para escuchar el ritmo, sin embargo, no lo que cantaban.

De amante del género urbano a productor, ¿cómo fue la transición?

Desde que estaba joven quería dedicarme a esta profesión. Antes un buen estudio musical tenía un costo de medio millón de dólares. Era imposible aspirar a ser productor. Lo más cercano que se podía estar a la música era estudiando una licenciatura en la Universidad de Panamá. Cuando les dije a mis padres que quería dedicarme a esta profesión, no estuvieron totalmente de acuerdo. Posteriormente, cuando entré de lleno, el apoyo de mi madre fue completo, luego mi padre murió y quedé desorientado sin saber qué hacer. Al final, nunca apliqué a la UP para estudiar y me enfoqué en terminar mi práctica profesional. En el lugar donde la realicé había una impresora y comencé a imprimir todos los documentos donde había información de cómo hacer música. Ahí aprendí a usar los equipos, sin tenerlos en casa. En mi búsqueda de formación fui a un estudio de rock y pese a no tener las máquinas, sabía cómo manipularlas. El encargado mostró interés al ver que tenía diversos conocimientos sobre la operatividad de los equipos, sin embargo, no se me dio la oportunidad. Cuando esto sucedió, comencé a tratar de involucrarme más con el regué, por ejemplo, cantantes y productores. Las cosas eran distintas porque internet no estaba tan desarrollado en el país como ahora y todo se hacía de manera presencial. Ese proceso va de 1997 a 2000.

¿Cuáles fueron los desafíos que enfrentaste al inicio de tu carrera?

La música era un negocio cerrado. Las emisoras tenían sus propios productores para lanzar su contenido. Si no formabas parte de ese engranaje, había que olvidarse de que ibas a entrar en la música. Ellos tenían el control del regué. Si querías dedicarte a esto, tenías que ver cómo se ingresaba. Las emisoras en ese entonces tenían un sonido particular cada una. Algunas sonaban más románticas y otras destacaban con sonidos más bailables. Pero sentí la inquietud de fusionar ambas cosas. Siempre fui fanático de la música romántica en el género urbano, pero también de los ritmos bailables, y eso fue lo que introduje en la música más adelante. Al ir a las emisoras recibí desplantes, me tiraban la puerta en la cara. Recuerdo que una vez le llevé mi demo a un productor y él me dijo: ¿a qué te dedicas aparte de la música? Y le respondí que solo estaba interesado en ser productor, y él me contestó: “Búscate otra profesión porque para esto no sirves, no tienes la capacidad”. A pesar de esto, busqué cómo automotivarme en medio de las lágrimas. Para ello, compraba todos los discos, nunca dejé de escuchar música urbana. Para afianzarme en la música, empecé a dedicarme 20 horas diarias a pulir la técnica y así logré mejorar, hasta que obtuve mi oportunidad.

¿Cómo desarrollaste la afinidad con la creación de ritmos?

Anteriormente, la música se dividía en romántica y bailable, esta última tenía letras explícitas y la primera que mencioné la escuchabas, pero no se podía bailar. Mi sueño era unir ambas cosas, por eso me especialicé en ello. Cuando comencé a hacer una fusión, recuerdo que los cantantes se quedaban en shock porque no entendían lo que quería hacer. En esta etapa comencé a orientar a los vocalistas y a transmitirles la idea del proyecto. Procuraba grabarlos en un ritmo donde ellos se sintieran cómodos, y luego cambiaba todo haciendo combinaciones. Eso me trajo conflictos con muchos cantantes, pero lo grato fue que mi primera producción bajo esta fusión, se ubicó en la lista número uno, que era la 'Jugadora' del Comando Tiburón. Cuando hice este trabajo tenía aproximadamente 19 años. Después, otras canciones también tuvieron auge y más cantantes empezaron a darme el voto de confianza.

¿Cuál es el diferenciador de tu trabajo frente a otros productores?

No me creo superior a nadie. Cada colega tiene su sonido y su particularidad. Mi trabajo es hacer sentir al cantante cómodo. Procuro que el vocalista comparta su visión y sus metas. Siempre tengo conversaciones amenas antes de grabar para entender sus pensamientos, y eso lo plasmo en la música. Trato de ser sincero con los artistas, porque hay ocasiones en las que quieren explorar ritmos que no se oyen bien, y en ese sentido, trato de darles un enfoque para que la producción agrade al público. Considero que ese es mi don.

Te conocen como 'Predi' o 'Predikador', ¿cómo surge el apodo?

Todo comenzó cuando los estudios de grabación me cerraron las puertas y no me dejaban entrar porque mis demos no eran buenos. Busqué una manera de obtener ingresos para tener acceso a los programas y comprarme una computadora. Tengo una crianza cristiana y cuando salí a buscar trabajo, surgió la oportunidad de vender biblias de casa en casa. Debía tener una vestimenta particular, porque no iba a vender libros de la iglesia en gorra. Estuve en esto aproximadamente un año. Luego de que terminaba mi turno de trabajo, iba a los estudios de grabación. Entonces ahí estaban los cantantes y ellos empezaron a decir que parecía un predicador, y me llamaban 'Predi', así me dicen hasta hoy. Confieso que en algún momento quise cambiar ese sobrenombre, porque quizás en muchos países no entenderían y pensarían que estoy ofendiendo a la iglesia. No me siento mal porque me digan 'Predikador', pero prefiero simplificarlo a 'Predi'.

¿Cómo fue el viaje que hiciste a la isla del encanto y cómo fue que conociste a Luny Tunes?

En mi primer viaje a Puerto Rico no conocí a Luny Tunes, sino a Eddie Dee, quien fue el primero en darme la oportunidad. Muchos le tenían miedo por su exigencia. Cuando vino a Panamá escuchó mi demo y le gustó. Entonces me invitó a su país para hacer música. Esos ritmos llegaron hasta los oídos de Luny Tunes y les gustó mi trabajo. Posteriormente esos productores me llamaron para ser el encargado del disco del Roockie. Trabajé la producción completa y ellos me supervisaban. A medida que fue pasando el tiempo, me fui acoplando y llegué a hacer producciones con Árcangel, Zion & Lenox ,y hasta hoy trabajamos juntos.

¿Para alcanzar el éxito como productor es necesario salir de tierras panameñas?

Si te mantienes en Panamá ya se tienen limitantes, una de ellas es los ingresos. Entonces puede que tengas varias producciones populares, pero llega el momento en que no será tan rentable. Sin embargo, cuando sales del país tu precio como productor se eleva, tienes la oportunidad de abrirte más hacia los negocios, y conoces gente que poco a poco te va familiarizando con la música, pero sobre todo se alcanza la madurez profesional. Creo que esto es fundamental si se quiere llegar lejos.

De todas tus producciones, ¿cuál es la que más presumes con orgullo?

La última producción 'Free Romantic' que hice recientemente. Durante mi carrera he desarrollado líneas como el vallenato, pero si trabajas siempre bajo un mismo ritmo, llega el tiempo en que el cantante te encierra en ese género. Hace muchos años hice merengue y romantic style. Gracias a Dios, donde me he desempeñado me ha ido bien, pero procuro no permanecer en una línea por mucho tiempo.

¿Qué tan importante es reinventarse?

Un productor tiene una marca y un sonido que lo caracterizan, y te buscan por eso. Cuando conoces cantantes nuevos, muchas veces te dicen “quiero que me hagas una canción como se la hiciste a Daddy Yankee”. Si eres una persona con ego, te quedas estancando en el pasado. A lo largo de mi trayectoria he tenido más de 30 producciones de número uno en los Billboard y en otros premios. Pudiera vivir del pasado vanagloriándome de lo que hice con La Factoría. Pero olvido lo que hago y borro mis sonidos para no usarlos nuevamente y ofrecer algo diferente, así es como me he mantenido todo este tiempo. Si hubiera vivido del ego, me hubiese quedado estancado en el pasado. Las generaciones van cambiando y uno también tiene que hacerlo.

¿Y cómo se maneja el ego?

Por lo general, cuando un artista va en descenso, es cuando más se le sube el ego, y busca resaltar lo que hizo en el pasado; lo mismo ocurre con los productores. Trato de mantener la humildad, sé lo que he logrado y hasta dónde ha llegado mi trabajo. No me gusta tener a mi lado a personas que me estén “cepillando”. Me rodeo de gente que quiera mejorar un proyecto, que no hable mal de otros colegas. No me gusta trabajar con gente así.

¿Con quién se te ha hecho más difícil trabajar?

Amo trabajar con Joey Montana porque hemos hecho varias producciones buenas como 'Picky', por mencionar una. Entonces hay una gran presión cuando él llega al estudio, porque a veces quiere hacer nuevamente canciones como 'Moribundo', pero eso ya pasó.

¿Qué opinión nos compartes sobre las letras explícitas del género urbano?

Respeto todo tipo de lenguaje en la música porque cuando comencé mi carrera, ya eso existía y había letras con mucho doble sentido. Reitero que respeto a los colegas que lo hacen. Quiero dejar una huella y creo que se puede hacer música sin necesidad de contenido explícito. El artista que llega a mi estudio sabe que no grabo ese tipo de canciones. No creo en tendencias, al contrario, la tendencia la hace uno mismo cuando trabaja duro y los demás te siguen.

¿Cómo ves el panorama musical de la actualidad?

La música está en su mejor momento. Ahora Spotify y otras plataformas permiten que las melodías lleguen a todos los rincones del mundo. Antes era difícil. Esta es la oportunidad para que un cantante se dé a conocer, y será la gente la que decida.

Se reconoce al artista y al ritmo, pero, ¿queda el trabajo de los productores en el anonimato?

Hay muchos productores a los que no les gusta la mención y están haciendo música buena; hay otros a los que les gusta la exposición. Hay casos en los que salen a figurar aquellos que ni siquiera producen. Todo dependerá de cómo se mercadee cada uno. En mi caso, publico mi trabajo en mis redes sociales y no desvío mi plataforma para postear aspectos de mi vida personal.

En las redes sociales publicaste tu proyecto 'Free Romantic', cuéntanos qué trae este trabajo.

Inicié este proyecto con Flex. Luego tuve una recaída de salud. Más tarde retomé el trabajo e incluí a artistas como: Makano, Joey Montana, Tommy Real, Aspirante, Almirante y Oneil. Como son tantos cantantes buenos, me tocó un proceso de selección difícil e hice canciones cortas de dos minutos. He dejado el proyecto abierto para una segunda parte donde incluiré a otros intérpretes. La producción estará disponible en Spotify y tendrá un documental. Lo más bonito es que todos estamos en la misma página trabajando en equipo.

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