Libertad de expresión y sostenibilidad de medios en tiempos de crisis

Actualizado
  • 05/08/2020 00:00
Creado
  • 05/08/2020 00:00
En una sociedad cada vez más digital, los medios de comunicación han sufrido una reinvención tecnológica necesaria, sin embargo, los retos económicos y sociales demandan nuevas estrategias y planes de sostenibilidad

Los medios de comunicación alrededor del mundo están sufriendo una transformación desde sus editoriales hasta la forma de transmitir mensajes en medio de una sociedad global más digital que nunca. Siendo la libertad de expresión y de prensa el enfoque de los esfuerzos, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) planteó la sostenibilidad de los medios periodísticos durante y después de la pandemia por el coronavirus, afirmando la importancia de estos como “pilares fundamentales para la democracia”.

La generación de emprendimientos de medios de comunicación nativos digitales genera mayor empleabilidad y diversifica los productos del medio.

“La ausencia de un modelo económico claro y universalmente sostenible pone en peligro el papel de los medios periodísticos como proveedores de información confiable y de calidad, contra plataformas tecnológicas globales donde pueden proliferar la desinformación y las noticias falsas”, agregó la organización en un comunicado abierto.

Así como el periodismo ayuda a sostener la democracia, las naciones democráticas deben velar por la permanencia de medios tradicionales o digitales en pro del respeto a los derechos humanos. El trabajo del periodista se ha intensificado en los últimos años, siendo esta crisis sanitaria un escalón más para demostrar su necesidad de viabilidad, protección e independencia económica.

En un conversatorio organizado por la Ciudad del Saber en Trama, periodistas internacionales dieron un panorama sobre cómo se desarrolla esta profesión en países vecinos, entre ellos: José Luis Sanz (director de El Faro en El Salvador), Mónica Baró (fundadora de El Estornudo en Cuba), Néstor Arce (director de Divergentes en Nicaragua) y Luisa Elena Nuccio (fundadora de Praxis en Panamá).

Creados en internet bajo la constante amenaza de bloqueo por parte de instituciones de telecomunicación nacional, se mantienen en la cuerda floja medios como El Faro y El Estornudo.

Hoy el reto de los medios tradicionales es apostar de manera acertada a los canales digitales.

Bajo la dirección de Sanz, El Faro –que cuenta con 20 años de existencia y es el primer medio independiente de la región centroamericana– ha conseguido una gran penetración en el país, sin embargo, su vigencia también lo ha situado como “enemigo del Estado y el gobierno”.

“Siempre estamos al borde de caer, no somos sostenibles, pero seguimos creciendo por dos razones: El Salvador y todo Centroamérica necesita más y mejor periodismo del que se hace. El crecimiento se ha convertido en un juego de acrobacia y nos ha mantenido vivos, pero al igual que otros proyectos, si el medio no nace con ambición ni se mantiene relevante, el ecosistema no lo sostiene. Por lo que seguimos publicando información relevante y vigente para recibir el tráfico que necesitamos”, explicó Sanz.

Por su parte, en Cuba con las constantes políticas que constriñen el ejercicio periodístico se levantó un grupo de jóvenes profesionales para crear el medio nativo digital El Estornudo, en 2016, como una “reacción de frustración y decepción con los medios estatales que pertenecen a las instituciones del partido”, indicó Baró.

Baró, desencantada con el periodismo nacional amurallado de ideologías y posturas políticas, creó este medio digital alternativo para quienes estuvieran para hacer llegar información veraz a la población cubana. “Ha habido muchos intentos de crear cambios en el periodismo con inyección de política y la experiencia fue demostrando que era imposible, porque el periodismo no puede tener un matrimonio con el gobierno, y más en un gobierno que quiere mantenerse en el poder”, explicó, “es imposible que exista periodismo en un ecosistema cerrado para la libertad de prensa”.

Y esta falta de libertad es la que pone en peligro a cientos de periodistas independientes en las calles cubanas, como contó la periodista: “Nosotros podemos ir a la cárcel por desobediencia civil, pero creemos que tenemos derechos que van por encima de las leyes que las censuran y los defendemos. Lo que hacemos es ilegal, frente a los ojos del gobierno”. Baró, como muchos otros periodistas, ha sido multada, espiada e interrogada por el departamento de seguridad del Estado, pero su diario digital se ha mantenido bajo el poco resguardo del internet frente a las leyes nacionales.

Mónica Baró, periodista cubana fundadora de 'El Estornudo'.

Así como estos medios alternativos, en Nicaragua se erigió Divergentes de la mano de Néstor Arce, el cual es el más joven de los medios independientes en el país centroamericano con cerca de dos meses activo. Sin embargo, nace de una crisis sociopolítica con el objetivo de “informar hasta donde la tecnología nos permita llegar”, como apuntó Arce.

La sostenibilidad en medio de la pandemia

El reto de sostener un medio de comunicación –y más aún uno enteramente digital– se expande a medida que pasan los meses dentro de la situación actual de pandemia. Para los directivos y periodistas expertos, la crisis llega con una gran carga de trabajo y a la vez una misión de reinvención y fortalecimiento orgánico.

“Es importante saber cómo desarrollar las tecnologías de la información con lo que tenemos y hacer llegar todo lo que investigamos a la población de forma clara”, expresó Arce, “investigar mucho en un país donde hay un régimen totalitario que todo lo encubre y que no da información pública, es un reto. Es un trabajo de minería, debemos ir buscando bajo las piedras la realidad”.

Y pese a que estos proyectos empezaron con ganas de hacer periodismo de calidad, los retos legales, de intereses políticos y la falta de financiamiento estable crea un ecosistema impredecible. “Es una situación diabólica que vivimos frente al gobierno. No hay leyes de transparencia y no hay fuentes independientes, todas pertenecen al Estado”, anotó Baró, “Vivimos en un trauma constante, gente que se va del país nunca regresa por miedo y eso dificulta el trabajo. El periodismo en Cuba visto históricamente es inviable, pero nuestro objetivo es demostrar que puede haber un periodismo independiente y transparente en Cuba, aunque no hay garantías de ninguna clase”.

En Panamá los medios digitales son representantes de la voz de la comunidad con gran recepción de la población, comentó Luisa Elena Nuccio, una de las fundadoras de Praxis, un medio nativo digital con presencia en redes sociales. Creado por universitarios –egresados en leyes y mercadeo– en 2017, actúa como un medio independiente que informa a los ciudadanos de forma clara y concisa. “Somos autodidactas y no seguimos el hilo de las breaking news, pues buscamos mantener a los ciudadanos informados de la manera más sencilla posible”.

Nuccio indicó que la sostenibilidad de Praxis se debe a la salida del medio de la agenda panameña como única fuente de información: “En marzo de 2019 decidimos enfocarnos en Praxis Noticias, tomando las informaciones desde un punto de vista centrado en los sucesos de la región hispanohablante, dando mayor credibilidad a nuestro medio y cultivando la confianza de los lectores”.

Pero la sostenibilidad de estos medios depende en mucho más que el tráfico digital, depende de la accesibilidad de diversos productos categorizados para ampliar la información y las investigaciones. “El periodismo es un producto que tiene detrás de sí una serie de valores que defiende y para su sostén se necesita una cultura de pago y esta debe incluir la educación, primordial para los periodistas, porque así entenderán qué es lo que quieren las audiencias”, puntualizó César Batiz, director del periódico digital venezolano El Pitazo; “por otra parte, necesitamos educar a las audiencias para que también entiendan cómo es la nueva parte del meollo de los medios de comunicación digitales”.

“Tenemos que bajarnos de nuestro pedestal y escuchar a las audiencias que consumen nuestro producto, eso no quiere decir que las audiencias tengan siempre la razón, pero tampoco el periodista tiene la razón todo el tiempo”, agregó a través de una videollamada con La Estrella de Panamá, “es un juego entre la defensa de los valores que tienes como ciudadano, la defensa de los valores de tu medio y la comprensión del ciudadano, por lo que tiene que existir una combinación perfecta de estos elementos para que se desarrolle la libertad de expresión de una forma sana”.

Fuera de Latinoamérica el panorama no es muy distinto, ya que el reto tecnológico, académico y económico ha afectado hasta a los diarios de gran trayectoria y consumo ciudadano, sin embargo, el director de los másteres de periodismo en el diario El Mundo y la Universidad CEU en España, Antonio Rubio, comentó a este diario que es necesario hacer una autocrítica dentro del gremio. “Los periodistas no estamos haciendo el papel que realmente nos compete. Tenemos que intentar hacer un periodismo intencional, para lograr cambiar algo en el ecosistema; pero cada día hacemos periodismo de ratón, no salimos a la calle, no vemos a la gente, utilizamos únicamente el teléfono y la computadora, cuando el periodismo es un elemento de contacto”, expresó.

“El periodismo es un elemento en donde la empatía se encuentra entre el hecho noticioso y el periodista”, indicó el periodista de investigación, “pero nos estamos olvidando de la comunidad que está en nuestro entorno, por lo que debemos volcarnos a la creación de buenos periódicos locales, tanto digitales como impresos, que hablen con la comunidad”.

Para sostener el periodismo en naciones libres, la hoja de ruta que señalan los periodistas de mayor trayectoria está basada en recordar los fundamentos del oficio y la importancia del emprendimiento, además de la independencia económica. “Empezar desde lo local será el futuro del periodismo”, anotó Rubio, “y el periodista no debe olvidar que forma parte de la comunidad y que es la voz de esta frente al resto de la nación”.

Independencia y reinvención de oferta

Cuando un medio se considera independiente –sea en la artista de radio, televisión, periódico u otros– se debe tomar en cuenta su posición económica y si esta puede sostenerse sin la necesidad de aceptar cuentas de empresas e instituciones que puedan ser invasivas a la información que brinda. “Para ser independiente y que la libertad de prensa cada día sea más fuerte, es importante tener independencia económica”, aclaró Rubio, “es decir, que el medio sea rentable por su propia dinámica de ventas o de publicidad, que pueda tener un espacio dentro del medio sin arremeter con su integridad”.

Si bien el financiamiento de cualquier medio no es tarea fácil, en un escenario de crisis económica nacional el reto se agranda al punto de que se debe aumentar la oferta de contenido y calidad para mantener la lectoría en altos porcentajes. “La participación ciudadana es lo más importante para recuperar la sostenibilidad económica de los medios de comunicación, aún más después del panorama de pandemia”, expresó Batiz.

“La información y el trabajo tras esta tiene que pagarse porque tiene un valor que engloba diversas herramientas y esfuerzos. Para suscripciones o membresías el lector debe entender a lo que contribuye y la importancia de mantener a flote estas organizaciones. Es necesario que las organizaciones se ayuden entre sí y se aumente el nivel de la calidad de las noticias”, apuntó.

Mientras que algunos países gozan de democracia en la información, en naciones como El Salvador, Venezuela y Cuba se lucha por recuperar la libertad de prensa, lo que dificulta la generación de ingresos a través de publicidad u otras organizaciones. “Tenemos un porcentaje de ingresos dependiente de fondos internacionales y gremios. Dependemos un 65% de fondos estadounidenses y europeos”, admitió Sanz, “admitimos publicidad de quien sea, pero no publicitamos campañas sucias o de difamación. Nos permitimos hacerlo porque ya tenemos una reputación, pero este año la sostenibilidad financiera en el periodismo independiente es crítica, obligándonos a ser más ambiciosos y buscando crecer cada vez más”.

Por su parte, Baró destacó que el único ingreso que recibe El Estornudo es de parte del Fondo Mundial de las Naciones Unidas para la Democracia (Fnud) ya que “no podemos trabajar en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) u otras instituciones que ya trabajan con instituciones del Estado, puesto que si se unen con instituciones no reconocidas por el Estado, pueden perder las alianzas con el gobierno”. “No podemos vender ningún producto externo porque no tenemos personería jurídica y toda fuente de financiamiento es controvertida en Cuba”, enfatizó; “el hecho de que tantas fundaciones trabajan con el gobierno nos limita las opciones de donaciones. Estamos sobreviviendo en un ecosistema muy hostil”, agregó.

Para suplir las necesidades financieras el modelo de negocio ha mutado hacia la creación de espacios de pago mensual, entre suscripciones y membresías a los diarios en donde se promocionan productos especiales con información de calidad adicional. “Cuando se abrió el periodismo al mundo digital, los diarios se equivocaron, porque pensaron que la publicidad vendría sola y lo dieron todo gratis, pero la información no es gratis, cuesta dinero”, indicó Rubio, “con el tema de los muros de pagos lo que ocurrirá es algo fácil y sencillo, los periodistas tendrán que esforzarse más por dar un buen periodismo de calidad para que los usuarios estén atraídos a comprar mensualmente”.

Rubio también afirmó que la publicidad ha tendido a “desaparecer”, por lo que la financiación fundamental de los medios de comunicación “debe ser por la lectura o por las suscripciones de los lectores, y después darle un espacio a la publicidad” y sobre todo “es primordial tener a los lectores de nuestro lado”.

A esto se suma la diversificación de productos como un camino a seguir para mantener los diversos medios de comunicación. “Entre la producción de talleres, foros, libros, audios, videos, entre otros, tendremos una generación de ingresos adicionales a la compra por lectoría”, agregó Arce; “al mantener la línea editorial intocable y reinventar nuevas ideas para incluir a los lectores en una comunidad de apoyo consolidada, se podrá hacer un mejor periodismo con mayor profundidad”, concluyó.

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