• 09/08/2020 00:00

Abortos

Con diez años el mayor dolor que deberíamos poder soportar es el de perder un muñeco de trapo

Con diez años yo llevé al colegio un muñeco de trapo de Beto. Me lo acababa de regalar mi padrino, el cuerpo de trapo, la cabeza en forma de limón de plástico blandito. Olía a muñeco nuevo, y era mi personaje favorito, después de Sandokán y Mazinger Z, claro está. Yo lo llevé al colegio aquel lunes porque no podía soportar la idea de separarme de él. No era muy grande, me cabía perfectamente en la cartera de la escuela. Y me lo robaron.

Ese día regresé a casa sin mi regalo. Sin mi Blas, que es como se llamaba Beto en la España de principios de los ochentas del siglo pasado. Alguna de mis compañeras del colegio de monjas decidió que también era su personaje favorito y me lo robó. En fin. Imagínense el drama y el resentimiento. Aún hoy me acuerdo de aquel muñeco y me sube la bilis por la garganta y las lágrimas a los ojos. Ese fue el mayor drama que tuve que soportar a mis diez años.

Hoy, aquí, en Panamá, hay una niña violada y embarazada. Con diez años. Diez años. Con diez años hoy en día somos aún bebés. Con diez años el mayor dolor que deberíamos poder soportar es el de perder un muñeco de trapo o el de que no nos regalen una bicicleta rosa en Navidades.

En este país en el que vivimos convive con nosotros un hijo de la gran puta que no ve nada malo en abrirle las piernas a una niña de diez años, ¡diez años!, penetrarla y eyacular dentro de su vagina; dentro de la vagina de una niña de ¡diez años!, sin protección, sin asco. Sin conciencia, ni moral, ni corazón. Sin alma.

Y ¿saben ustedes qué es lo peor? Lo peor no es eso, no es la violación, no. Lo peor es que la niña aún está embarazada, lo peor es que esa niña va a tener que llevar el embarazo a término, ¡con diez años, por amor de todos los dioses! Y lo peor es que el agresor está en libertad, ya que hasta que no nazca el producto de la 'supuesta' violación no se puede comprobar que es el padre de la criatura y el victimario de la otra criatura.

El aborto, en muchos casos, no debería ser opcional. Es un derecho humano que nos ha sido negado durante mucho tiempo, el aborto libre y gratuito en casos como el de esta niña. Como en el caso de miles de niñas en este país.

Una solución misericordiosa para tratar de minimizar el daño que los canallas que debieron haber sido abortados en su momento y no lo fueron, les han hecho a niñas como esta cría de ¡diez años!

Y la pena de muerte. Ese es otro tema que debería poder debatirse de forma calmada y realista, porque créanme, si yo pudiera elegir, les aseguro que no quisiera que con mis impuestos mantuviéramos vivo a una hez de este tipo, a una marranalla que es capaz de dormir por la noche sabiendo que una niña de diez años no puede dormir sabiendo que lleva en su vientre, apenas maduro, el producto de una violación. Para esos cabrones miserables una bala en la nuca es demasiada misericordia, yo abogo por el empalamiento. Y que sepan lo que se sufre cuando algo demasiado grande se te mete a la fuerza por un orificio que no está preparado para ese fin. Que sienta, despacito y sin vaselina, lo que es una violación para una niña de ¡diez años! Y lo que significa parir.

columnista
Lo Nuevo
comments powered by Disqus