• 25/10/2020 00:00

Pobres progres

Son la generación elegida. Los que sí saben criar a sus hijos y pueden cobrar sin ir a trabajar, ser influencers

Los progres, esa nueva raza humana. Buenistas. Ilusos. Deseosos de que se cumpla el deseo de todas las aspirantes a mises que en el mundo han sido: 'la paz mundial'. Una jarca de entes insulsos que temen (o no saben) discutir, debatir y contrastar. Una zahúrda de tiernos corderillos que balan lastimeramente para tratar de que los lobos no se los merienden.

Beeeee… Balan los pobres progres.

Ahí están. Son miles. Crecieron en un burbuja de paz y amor, protegidos de todos lo peligros, con cascos y rodilleras incluso para andar en las bicis con rueditas. Una generación a los que les enseñaron que pueden hacer lo que deseen. Que el 'no' es una palabra que no existe. Que el cielo es el límite. Que si lo quieres con todas tus fuerzas el universo conspirará para darte ese deseo tan anhelado, porque sí, porque tú lo vales, monada. Currusquito hermoso de su mami. Lo que tú quieras, mi bien.

Pobres progres que ahora han crecido y siguen creyendo en pajaritos preñados, en que los padres deben ser los amigos, en que las palabras duelen y en que si no lo veo, no existe, así que te cancelo y el mundo será un mundo mejor, un mundo más justo y más bonito. Un mundo sin aquellos que me hacen pupa con sus opiniones acerca de los niños malcriados. Sí, idiota sí, tus niños no tienen por qué incordiar al resto de la humanidad. Que si ninguno estuvimos cuando cogiste y los engendraste, a ver por qué tenemos que aguantarlos chillando como gorrinos en matadero corriendo por en medio de las mesas del restaurante y haciendo que la pobre mesera tumbe la bandeja que lleva mientras tú ni te inmutas. Y no te importa lo más mínimo que a la pobre chica, que gana sueldo básico, le vayan a descontar esa quincena el desastre provocado por los monstruitos que tú, progre, estás criando.

Pobres progres que se creen que el comunismo es bueno, que es la panacea utópica. Pobres progres que, en el mes correspondiente, enarbolan la bandera del arcoíris y que no saben, o no quieren recordar, que el ídolo que llevan en su camiseta verde militar, con la estrella de cinco puntas roja en la boina, confinó a miles de homosexuales en campos de concentración bajo la consigna de 'el trabajo los hará hombres'.

Pobre progres que bloquean en redes sociales a los que les dicen las cosas a la cara, y que después se enfadan y se indignan cuando se sacan a la luz sus cosillas. Sí, oye, esas cosillas poco éticas. Digamos turbias. Digamos bordeando la ilegalidad. Pobres progres que se indignan y se ponen fufurufos porque ellos tienen derecho, oye, que no es lo mismo que lo que hacían todos los demás porque los otros no eran ellos, a ver si lo entiendes, que es que ellos sí están preparados, ¿ves? Y los otros no, los otros eran unos retrógrados y unos corruptos. Pero ellos, ellos son el porvenir. Son la generación elegida. Los que sí saben criar a sus hijos y pueden cobrar sin ir a trabajar, ser influencers. Ellos, los elegidos, los que pueden ser ubicuos y estar en dos puestos de trabajo a la vez y obviamente, no ven ningún problema con cobrar doble sueldo.

Son los que siguen la trocha abierta por sus ídolos progres, los que venían a democratizar y se eternizaron democratizando. Porque a ellos, a los pobres progres, de todos los países y los pelajes, les gusta el dinero tanto como a mí. Pero ellos no tienen honor.

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