La suerte, esquiva y cambiante

La fortuna es el tema de la obra de teatro '13 y martes' que a pesar de haber sido programada para estrenar el 13 de marzo del año pasado, en un montaje del teatro La Estación, hasta hoy solo ha podido presentar 10 funciones. ¿Será que no le llega la buena fortuna?
La suerte, esquiva y cambiante

Un matrimonio ha invitado a cenar a una pareja de amigos. Pero la mujer llega sola y desesperada. Acaba de saber que el avión en el que llegaba su marido, se ha estrellado. Pendientes de las noticias con la viuda en potencia, para saber si su marido ha podido sobrevivir, la pareja descubre de pronto que acaba de ganar el premio mayor de la lotería de Navidad ese martes 13. ¿Cómo van a mostrar alegría en semejante momento? Hay que disimular. Mientras un golpe de mala suerte lleva a una mujer a la desesperación, otro de buena suerte promete resolver los problemas económicos de un matrimonio en apuros. Pero esperen, recuerden lo que se dice de la fortuna, que es más cambiante que la luna.

“13 y martes” es una comedia de humor negro, del francés Jean Pierre Martínez, que el teatro La Estación pautó para arrancar el año 2020, con las actuaciones estelares de Mónica Lauri, Ana Alejandra Carrizo, Carlos Caballero y Enrique Pareja bajo la dirección de Tatiana Salamín. La negociación de los derechos de la obra entre el autor y el teatro había tomado varios años y finalmente se había llegado a un buen acuerdo.

“Decidimos iniciar nuestra temporada de 2020 con esta comedia que habla un poco de la suerte y cómo cambian las cosas; cuando piensas que te llega la buena fortuna y luego, por sucesos inesperados, esa suerte va cambiando”, explica Thyrza Guerrero, productora de la obra.

“Nuestra planificación contemplaba arrancar el año con un elenco muy sólido y una dirección muy sólida porque veníamos de un año difícil, con una situación económica un poco frágil. Se había hecho toda una estrategia para arrancar en 2020 con buen pie, con un buen producto, con un elenco robusto. Así avanzamos con los ensayos, el diseño de escenografías, toda la inversión que conlleva el poner una obra de teatro en cartel y estábamos listos para arrancar el 13 de marzo”, recuerda Guerrero.

Pero la realidad sanitaria del país cambiaría no solo los planes de la producción, sino más bien, del mundo entero. Las noticias de la propagación de un virus que hacía estragos en una ciudad china, fueron perdiendo importancia al superponerse las de ciudades más cercanas.

La suerte, esquiva y cambiante

“El 8 de marzo empezamos a ver estas noticias con los primeros casos de covid-19 en Panamá y viendo lo que estaba pasando en otras partes del mundo, todas las salas de teatro decidimos suspender el 12 de marzo los estrenos que estaban en cartel”, detalla. Un día antes de su estreno programado, habiendo llegado a su ensayo general, “13 y martes” queda en pausa.

Ya ustedes saben qué ocurre después. Unas medidas de confinamiento que pensábamos serían más bien cortas, se fueron extendiendo por meses y meses.

En una fecha más cercana a la apertura del sector, se mantuvieron conversaciones con la directora y con el elenco. “Les dijimos que nuestra intención es que tan pronto se diera la oportunidad de abrir la sala, se haría con esta obra; todo estaba listo, además, siendo una obra con un elenco de cuatro personas, nos permitía de alguna manera readaptarla tomando en cuenta el tema de las medidas de bioseguridad que había que incorporar, ese elemento nuevo”, explica.

Pero no se podía avanzar más pues no había fecha y una obra, guardada por tantos meses, había que refrescarla, ensayar. Se hicieron algunos ensayos por Zoom, bien por los diálogos, pero ¿cómo se ensayan los movimientos en escena?

“Desafortunadamente, al menos para nosotros, la noticia de que podíamos abrir nos la dieron muy encima. Programamos ensayos, se puso a punto todo y logramos abrir en el mes de noviembre. Y la intención, porque sabemos que al abrir con un aforo limitado la cantidad de público y que haría posible que esta obra se costeara, iba a tomar un tiempo más largo, la íbamos a dejar en cartelera hasta terminar enero”, cuenta. También habría que convencer al público de que la actividad era segura; eso no sería de un día para otro.

Arrancó la temporada, se adecuaron los espacios, los actores debieron acostumbrarse a usar máscaras transparentes.

Alegría, finalmente empezaba a girar la rueda del teatro nuevamente, pero también giró la rueda de la fortuna. Subieron las cifras de contagios y se establecieron nuevas medidas de confinamiento. Hasta ese momento solo se habían presentado 10 funciones.

Ante los rumores del segundo cierre, se decidió filmar la obra para poder ofrecerla a través de streaming, en vista de que la actividad estaría suspendida.

“La situación que se presenta en este caso es que obviamente hay que hacer una negociación distinta con el dueño de la obra. Tuvimos que hacer una negociación muy fina y después de lograrla nos sentimos un poco más tranquilos, y allí estamos con la obra. El producto se hizo de manera que cuando la veas en tu casa sientas que estás en el teatro, pero estamos conscientes de que no es la misma sensación. Tenemos la oferta de la obra en línea y la expectativa que tenemos en la reapertura es retomar la obra y ofrecerla paralelamente en vivo y online para el que no se siente todavía tranquilo en salir de su casa”, resalta.

La suerte, esquiva y cambiante

La apertura de las industrias creativas es mañana, 15 de febrero, sin embargo, es improbable arrancar inmediatamente, deben darse a conocer primero las condiciones en las cuales se hará la apertura.

“Puedo conversar con los actores, hay que establecer un calendario tentativo, la oferta será más reducida mientras haya un cierre total los fines de semana, pero hasta que no sepamos cuál es el aforo permitido, no podemos hacer un real mercadeo de la obra. Estamos en la incertidumbre total y absoluta porque al desconocer si las condiciones van a variar con respecto a las del año pasado, no podemos hacer las adaptaciones”, reconoce Guerrero.

El tema de la suerte que presenta “13 y martes” pareciese ser un reflejo de lo que se está viviendo hoy. Es como ganar la lotería y, de repente, no recordar dónde está el billete ganador.

“Al tener una reapertura condicionada, la voluntad por parte de los actores es fabulosa, ellos entienden que los productores no podemos garantizar lo que les ofrecíamos antes. Pero hemos encontrado una fórmula y para eso hemos tomado como referencia el sistema de las producciones en Argentina, especialmente en Buenos Aires y Córdoba, que es a través de un sistema de puntos, pues al no poder estructurar el proyecto, lo planificamos sobre los ingresos de la obra”, explica. “Hay un deseo genuino de echar a andar la rueda de la industria del teatro. Hay gente que ha estado afectada por mucho tiempo, sin tener oportunidad de generar algún ingreso para su hogar y hay que tomar en cuenta que ya había una inversión que no se ha podido recuperar”, agrega.

¿Le llegará la buena fortuna a '13 y martes'?

“Estamos apostando a que sí, siempre y cuando se logre de alguna manera caminar de la mano con el Ministerio de Cultura para poder establecer qué necesitamos para que esa buena fortuna nos llegue. No es solamente que nos dejen abrir, es que además haya comunicaciones sólidas que le den acompañamiento a esa apertura del teatro”, opina la productora, quien siente que es contradictorio permitir la actividad mientras que el mensaje fuerte que acapara los medios en general es 'no asistas a este tipo de actividades'.

“Hemos visto la experiencia en otros países donde se ha dado una reapertura y ha funcionado; el mejor ejemplo es Buenos Aires, y eso que en Argentina hay bastantes casos de covid-19, pero ellos han abierto los teatros, primero, porque la gente necesitaba ese escape y hay un apoyo del público en general para asistir a las salas de teatro con todas las medidas sanitarias y las limitaciones de aforo que hay. También en España, los teatros dicen 'localidades agotadas', claro, dentro de las limitaciones de aforo. Eso significa que ha habido una buena reacción por parte del público, pero cuando vamos más allá, vemos que todos están cantando la misma canción y eso apoya a que esto genere actividad”, dice.

Guerrero afirma que “estamos con los dedos cruzados porque es lo que sabemos hacer, además sabemos que esto es una actividad que genera, da empleo a muchas personas y además conocemos todos los beneficios de tener teatro en un país. Así que nosotros estamos siendo lo más creativos que podemos para cuando esta apertura se dé, llegue la buena suerte, nos ganemos ese billete de la lotería y finalmente veamos que esto comienza a caminar”, afirma.

La suerte, esquiva y cambiante

El teatro La Estación ha estado apoyándose con una cartera de capacitaciones virtuales, así como obras en streaming a las que pueden acceder a través de teatrolaestación.net, mientras no se den las condiciones para la reapertura de las salas y mantiene su intención de desarrollar en 2021 los proyectos que ha dejado pendientes desde 2020. “Estamos trabajando en ello, nuestro compromiso con la cultura es total y la actividad teatral debe seguir dándose en Panamá”, concluye

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