¿'Selfies' o narcisismo 4.0?

Actualizado
  • 24/04/2021 00:00
Creado
  • 24/04/2021 00:00
En muchos países se están proponiendo leyes donde se prohíba el uso de los celulares en colegios, bibliotecas y en algunos casos, hasta universidades
Las redes aparentemente lograron sacar a la luz cosas que ya estaban presentes en la sociedad o en las personas.

Recientemente he visto en las redes sociales un boom más que exagerado de selfies. El ser (self) es una búsqueda constante de quién soy, por tanto, podríamos deducir que quien vive para hacerse selfies aún no ha descubierto quién es.

Vemos a menudo en las redes sociales a personas comiéndose un helado, en el café, recién amanece, tomando, riendo, en el gimnasio mostrando los abdominales: siempre se trata del “yo”.

Las redes aparentemente lograron sacar a la luz “cosas” que ya estaban presentes en la sociedad o en las personas.

¿Bueno o malo?

Todo ser humano por naturaleza tiene su toque de vanidad, la verdad no creo que sea malo al 100%, sin embargo, todo en exceso sí lo es.

La búsqueda del reconocimiento siempre estará entre las primeras necesidades psicológicas del ser... ¿pero a riesgo de qué?

Partamos por definir la condición patológica denominada narcisismo, la palabra proviene del mito de Narciso, quien estaba enamorado de su imagen.

El psicólogo Sigmund Freud lo introdujo, si bien se puede aludir a una serie de rasgos propios del ser, el narcisismo puede también manifestarse como una forma patológica extrema cuando hay desórdenes de personalidad, donde el paciente sobrestima sus habilidades y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación.

En su uso coloquial designa un enamoramiento de sí mismo o vanidad basado en la imagen propia o ego.

Como ya comenté, la palabra procede del antiguo mito griego sobre el joven Narciso, de especial hermosura, quien se enamoró insaciablemente de su propia imagen reflejada en el agua. En la psicología consideran que el narcisismo patológico coincide también con una autoestima baja.

Decía Honoré de Balzac, escritor francés: “Hay que dejar la vanidad a aquellos que no tienen otra cosa que exhibir”. ¿Recuerda El Principito? Cuando llega al segundo planeta, se encuentra con un vanidoso... “Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores”. Invito a que vuelva a abrir las páginas de tan maravilloso libro y lo analice.

Este exceso de selfies o narcisismo 4.0 como lo llamo, ha venido a desencadenar una serie de aplicaciones, creadas única y exclusivamente para alimentar dicha condición, Snapchat, Tic Tok, Instagram, YouTube, Facebook... entre otras. No meto tanto a Twitter porque en la mayoría de los casos se postean solo textos, aunque también tiene lo suyo, genera otras adicciones, últimamente se ha vuelto muy tóxico y crea ciertas necesidades, en especial en tiempos de cuarentena.

Con ellas los artistas, políticos, bloggers, tuiteros, youtubers, han amasado millones de seguidores y lo más increíble es que lo hacen explotando su imagen (a veces banal) logrando que jóvenes sacrifiquen la búsqueda de su propia identidad para imitarlos. Esto también ha provocado temas como el bullying o “acoso escolar” que genera otro desastre: el uso de la violencia.

De lo que se sabe públicamente, en España el bullying ya ha cobrado dos víctimas y en Argentina, una, y ni hablar de la cantidad de jóvenes que están en terapia en muchas partes del mundo. Esa búsqueda casi adictiva de aceptación social hace que muchas personas se vean envueltas en escándalos, acosos, peleas y hasta suicidios.

En muchos países se están proponiendo leyes donde se prohíba el uso de los celulares en colegios, bibliotecas y en algunos casos, hasta universidades.

Esta adicción como es aprobada socialmente, le expone más allá de lo racional, es producto de muchas cosas que a veces se juntan y son detonantes como: el ocio y aburrimiento, una pobreza de valores, la presión o abuso escolar o social, evadir la realidad y el estrés, la morbosa curiosidad, alardes de falsos logros...

Esta búsqueda de aprobación por parte de los demás, es un serio problema cuando se convierte en una necesidad. ¿Para qué se toma una selfie?

Tenemos que tener en cuenta que cada persona es un mundo, un ser único e irrepetible; agradar a todos es imposible. Hay que aceptarlo, de lo contrario estaríamos limitando nuestro crecimiento personal. Por ello es importante detectar estos comportamientos que podamos tener, y poner manos a la obra, para que la necesidad de aprobación no se vuelva nuestra enemiga.

Por último, recuerde que al buscar la aprobación de todos, quizás a veces busquemos esa inmunidad al dolor y la decepción, como expresa Wayne Dyer, psicólogo estadounidense, y que si no nos enfrentamos a la desaprobación, no conseguiremos aprobarnos completamente a nosotros mismos.

Les Brown, uno de mejores motivadores decía: “La opinión de los demás sobre usted, no tiene que volverse su realidad” y le cuento, muchos de nosotros no estamos viviendo nuestros sueños porque estamos viviendo nuestros miedos, los cuales se reflejan en una selfie.

Terminaré con estas preguntas... ¿Para qué son? ¿Para qué sirven? ¿Qué hace esa exposición por usted? A veces la línea entre un selfie espontáneo y transformarse en un narcisista 4.0 puede ser muy delgada.

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