• 17/04/2022 00:00

Santas imposiciones

Tenemos la creencia de que es bueno seguir manteniendo las zarpas de la religión en el Estado porque todos creen en el mismo dios que nosotros, porque el dios en el que creemos es Amor...

Acabamos hoy, Domingo de Resurrección, la Semana Santa, unos días en los que los cristianos reflexionan acerca de la muerte y resurrección de Cristo.

Una muerte, la del Cordero de Dios, que se entregó por nosotros, que, para los que creen, simboliza el perdón y la esperanza de una vida jubilosa más allá de este Valle de Lágrimas.

Como todos los años salen los odiosos y las odiosas, criticando rituales, desdeñando ritos, burlándose de las creencias. No tengo nada que decirle a aquel que no dedica tres minutos de su vida a entender aquello que denosta. No es por ahí por donde discurren los derroteros a los que quiero encaminar este Aullido.

Hace un par de días intercambié ideas en Twitter con uno de mis queridos amigos digitales, yo me burlé sarcásticamente de la señora Cano y su defensa de los hechos históricos en los que se basa la religión que ella profesa y me carcajeé de su declaración de intenciones de imponerlos en el país, porque, y parafraseo, ella cree que lo que es bueno para su familia es bueno para su país, ¡báilenme ustedes ese trompo en una uña!

Debatíamos acerca de la pertinencia o no de las creencias, y me rebatían con las palabras de Juan, 13:35, “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.

Porque, ¿quién puede negar que amarse los unos a los otros es algo bueno? ¿Quién puede negar que el que desees para el otro lo mismo que deseas para ti mismo es algo bueno? Pues yo, yo lo niego, lo niego porque en realidad partimos de una base equivocada, la de creer que todos entienden por 'bueno' lo mismo que entienden los que aplauden con las orejas esos postulados.

Tenemos la creencia de que es bueno seguir manteniendo las zarpas de la religión en el Estado porque todos creen en el mismo dios que nosotros, porque el dios en el que creemos es Amor, y porque la religión que hunde sus raíces en nuestras vidas es la judeocristiana. Nos parece bien la estupidez de la Ley Seca, retrógrada e hipócrita, la tontería de llevar a un sacerdote a todos sitios a todas horas, la estulticia de tener a Monseñor como el referente moral de la patria.

Pero no nos damos cuenta del peligro, que ya lo vio Juliano y por ello fue asesinado, de que la imposición pierda el norte. Que los miembros de uno de los estamentos de seguridad del Estado repartan folletos escritos por el inventor de la dianética, doctrina de la que surgió la cienciología, y que el jefe de los estamentos de seguridad del Estado defienda esto nos demuestra exactamente eso, que no hay un norte. ¿Reparten los panfletos de 'El camino de la felicidad' por ignorancia? ¿No saben quién es Lafayette Ronald Hubbard? ¡Lerdos!

¿Podemos entregar en el aeropuerto panfletos con las reglas de Ifá? ¿Puedo exigir que se respete la ley seca en los días en los que mi religión wiccana me lo exige? ¿No? Pues no, no, porque en la Constitución se reconoce que Panamá en un país cristiano, tal y como lo eran Alemania y Suiza en los siglos de la Inquisición, y poco amor cristiano encontraron allí aquellos que no entraban en el esquema de los que se consideraban puros de corazón.

No. No acepto las imposiciones, ni de bendiciones, ni de abstemia, ni de moral.

Déjenme libre de adorar a mi dios, o no.

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