El camino del té
El té verde matcha es el protagonista de la ceremonia japonesa del té, sin embargo, más que la degustación de una bebida caliente, implica el crear un momento de armonía y contemplación

La ceremonia del té se ha convertido en uno de los rituales más importantes de la milenaria cultura japonesa. En sus inicios estaba reservada para la nobleza y las clases altas, por lo que se llevaba a cabo con utensilios muy valiosos y en una atmósfera cargada de lujo.
Pero luego, con la intervención de figuras como Sen no Rikyu, monje del budismo sen, adquirió cualidades como la simpleza y la austeridad.
Estas explicaciones, así como el significado de la ceremonia del té, en japonés chanoyu – agua caliente para el té- o chado – el camino del té, fueron ofrecidas por Keito de Endara en una ceremonia del té ofrecida a invitados especiales en la residencia del Embajador de Japón en Panamá, Hideo Fukushima y su esposa Kaori Fukushima.
“La anfitriona en todo momento debe practicar omotenashi, o sea, una hospitalidad auténtica”., dijo. El objetivo es hacer sentir a sus invitados relajados y bien atendidos, con paz y tranquilidad. Omotenashi fue el slogan utilizado durante los más recientes juegos olímpicos en Japón. “De allí se deriva el espíritu del chanoyu”, asegura la anfitriona.

Participaron como anfitrionas de la ceremonia Keito de Endara, Luz María Karazawa y Bárbara de Ledezma. Cada una de ellas preparó el té para un grupo de invitados.
“El chanoyu era una ceremonia muy lujosa que utilizaba utensilios traídos de China o de otros países elaborados con los más exclusivos materiales. La habitación donde se efectuaba la ceremonia era igualmente decorada de forma suntuosa”, explicó De Endara.
Esto cambió con la inclusión de elementos del budismo zen. Así se alejaría a las personas de los deseos materiales con una ceremonia más sencilla y espiritual.
“El fundamento del chanoyu es el wakeiseijaku, palabra formada por cuatro caracteres: wa- armonía, kei -respeto, sei -pureza y jaku -tranquilidad. Entre anfitrión e invitados debe prevalecer la calma, la modestia y el respeto”, agregó. Otra frase que se relaciona mucho con este momento es ichi-go ichi-e 'atesoremos momentos como este en el que estamos reunidos porque nunca se repiten de igual manera'. Por ello se evitan elementos que propicien la distracción.

La ceremonia del té se lleva a cabo preferencialmente en una casa de té, pero se puede celebrar en cualquier lugar, mientras los invitados puedan atender la ceremonia sentados. El espacio principal se llama tokonoma. No debe haber allí más que una caligrafía y un arrglo de ikebana, que variará según la estación del año. La intención es admirar la belleza de lo simple. La anfitriona se ubica sentada frente a la hornilla con la tetera de hierro (kama) que mantendrá el agua caliente y los utensilios necesarios para la preparación.
El chanoyu empieza con la purificación de los utensilios, una manera de demostrar el cuidado y el respeto para con el invitado y la humildad de su anfitrión. Luego de hacer una reverencia, la anfitriona inicia la limpieza, uno por uno de los utensilios que tomarán parte en la ceremonia: La taza o cuenco (chawan) donde se prepara el té. A diferencia de los occidentales no tiene asa y es más ancha para permitir batir el té en su interior; el recipiente para almacenar el té (natsume), la escobilla de bambú que se utiliza para mezclar el té (chasen), la cucharilla de bambú con la que se mide la cantidad correcta y se sirve el té en polvo (chashaku), el cucharón de bambú que se utiliza para servir el agua de la tetera al cuenco (hishaku), el pañuelo blanco de lino que se usa durante la ceremonia para limpiar el cuenco (chakin) y el paño de seda utilizado durante la ceremonia para limpiar la cucharilla y el envase del té (fuksa).
Con movimientos estudiados y armónicos, la anfitriona procede con la purificación. Primero el envase del té, la cucharilla y la escobilla de bambú. Con delicadeza, el pañuelo de seda es doblado para la limpieza de la cucharilla y el envase que guarda el té. Luego, con el cucharón se vierte el agua caliente en un cuenco para limpiar la escobilla. El cucharón es utilizado y vuelto a colocar en el sitio exacto donde estuvo inicialmente. No hay palabras ni movimientos innecesarios.
Completada la purificación se da inicio a la preparación del té.

Existen dos formas básicas de celebrar una ceremonia del té. La denominada chakai, ceremonia de hospitalidad que incluye la preparación e té ligero ususha y un dulce que suele prepararse con una mezcla de harina y arroz en polvo por fuera y pasta de frijoles en el interior.
La ceremonia completa se llama chaji, es mucho más elaborada y suele incluir una comida llamada kaiseki, la preparación de un té denso llamado koisha, además del té ligero y puede llegar a durar unas cuatro horas.
En la ceremonia chakai (la cual observamos) el té ususha se sirve en cuencos individuales, por lo que el servicio se realiza completo en cada uno de los invitados.
La anfitriona sirve el polvo de té (matcha) en el cuenco. Luego toma el cucharón de bambú para servir el agua caliente y colocarla en el cuenco para luego batir con la escobilla. Mientras la anfitriona prepara el té, el invitado debe comer el dulce que para ese momento ya ha llegado a la mesa.

“El dulce japonés se sirve antes del té para disfrutar del balance con el sabor amargo del té verde”, explica de Endara. Debe comerse en uno o dos bocados. Cuando el té está listo (se ha disuelto completamente el polvo en el agua caliente y se ha generado algo de espuma) una asistente toma el cuenco y lo entrega al invitado.
La mejor cara
Cuando la anfitriona termina de preparar el té, presenta frente a sí el cuenco, y le da vuelta para presentar la mejor cara del cuenco hacia el invitado. Asimismo, quien entregue el cuenco al invitado, sea el propio anfitrión o un asistente, entregará el cuenco y presentará su mejor cara hacia el invitado. Luego hará una reverencia.
El invitado, a su vez, debe responder con una reverencia, tomar el cuenco con la mano derecha, apoyarlo en la mano izquierda y con la mano derecha, dar vuelta para que la mejor cara del cuenco quede hacia el anfitrión.

La intención es detallar la belleza del cuenco (el budismo zen aboga por la sencillez y la belleza de lo imperfecto, por lo que los cuencos utilizados en la ceremonia del té son más bien rústicos, a diferencia de la porcelana china) y no ensuciar con la boca la mejor cara o el frente del cuenco. Todos los giros deben hacerse hacia la derecha.
El invitado se lleva el cuenco a la boca y debe tomar el té en tres sorbos. El anfitrión o su asistente no retirarán el cuenco hasta que este esté completamente vacío. A penas el invitado termina, el asistente retira el cuenco y lo lleva al anfitrión. Terminado el servicio para el primer invitado, se inicia para el segundo ya sí sucesivamente. Concluido el servicio para el grupo, la anfitriona realizará la limpieza de los utensilios de manera inversa en que la realizó al principio. Al finalizar la limpieza el anfitrión hará una reverencia que indica que la ceremonia ha terminado.

El segundo grupo de invitados fue atendido por la anfitriona Luz María Karazawa y el tercero, por Bárbara Ledezma.

Una ceremonia del té tradicional solo puede ser realizada por un anfitrión quien tiene una que avala sus conocimientos en el tema. Inicialmente este papel era exclusivo para los hombres, pero con el tiempo las coss han cambiado y, en gran mayoría son las mujeres quienes ejercen como anfitrionas. Esta certificación toma muchos años en los cuales los anfitriones deben aprender no sólo sobre el té y todo lo que rodea al Cha-do, o camino del té, sino otras artes como el arreglo floral y jardinería, los instrumentos, las cerámicas, los kimonos, la caligrafía, entre otras cosas, porque hay muchos otros caminos de la vida en la cultura japonesa.
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