La importancia de la multiculturalidad

Actualizado
  • 18/03/2023 00:00
Creado
  • 18/03/2023 00:00
Africanos, chinos, españoles, italianos, griegos, ingleses, portugueses, libaneses, holandeses, venezolanos, colombianos, nicaragüenses, estadounidenses, mexicanos, brasileños, indios, peruanos, japoneses, franceses... en Panamá cohabitan personas de distintas naciones
La importancia de la multiculturalidad

¿Qué es la multiculturalidad? Partamos por definir este concepto que cada vez más, y gracias a Dios, está no solo uniendo al mundo, sino también borrando esas absurdas fronteras mentales que el hombre ha creado sin sentido y que han generado tantos problemas como desigualdades, racismo y xenofobia.

Multiculturalidad es la existencia de varias culturas que conviven en un mismo espacio físico, geográfico o social. Abarca todas las diferencias que se enmarcan dentro de la cultura, ya sea religiosa, lingüística, racial, étnica, gastronómica o de género.

Es también un principio que reconoce la diversidad cultural existente en todos los ámbitos y promueve el derecho a esta diversidad para el bien común y desarrollo humano.

Panamá, al ser puente del mundo y corazón del universo, desde sus inicios, ha estado permeada por este concepto y, como nación, también ha crecido gracias a él, ya que aquí conviven ciudadanos de distintas partes del mundo, incluso, desde que se descubrió América.

Africanos, chinos, españoles, italianos, griegos, ingleses, portugueses, libaneses, holandeses, venezolanos, colombianos, nicaragüenses, estadounidenses, mexicanos, brasileños, indios, peruanos, japoneses, franceses... usted nómbrelos, aquí cohabitan personas de distintas naciones.

¿Lo positivo? Nos hemos beneficiado de sus riquezas culturales, gastronomía, idiosincrasia, lengua, costumbres o tradiciones y, gracias a esta multiculturalidad existe el mafá, el plantitá, el pan bon, patí, one pot, walet, Arraiján, Espavé, winchilwaiper, Las Tablas, pollera, parking, millo o pop corn, (escrito tal cual suele decirse) cuara, daim, peso, entre otras muchísimas palabras... palabras que hoy son tan panameñas como multiculturales.

En esta rica multiculturalidad hemos crecido también económicamente y gracias a sueños hechos realidad, como el Canal de Panamá y su expansión, la nación mantiene abierto ese puente para grandes negocios, oportunidades y sueños que día a día se forjan y proyectan a futuro.

Gracias a esa multiculturalidad existe uno de los sectores bancarios más fuertes de la región, una Zona Libre, hoteles, propuestas turísticas, cruceros, en fin, una economía pujante y, para ser honestos, una de las mejores de la región.

También, y si queremos verlo más positivo aún, con la multiculturalidad mezclada con la rica cultura e idiosincrasia panameña que la hace ser única, vinieron cualidades interesantes que bien podríamos copiar de gente trabajadora, honrada, visionaria e innovadora y, como bien se dice en Panamá, “echá pa lante”.

La multiculturalidad sana y positiva se caracteriza por: Promover el respeto y la tolerancia por las diferencias, desterrar prejuicios y estereotipos asociados, generar una convivencia armoniosa y crear intercambios entre los diferentes grupos. En este último punto se crea la interculturalidad.

La multiculturalidad y la interculturalidad son dos conceptos ligados entre sí. La multiculturalidad predica la diversidad cultural incluyendo la interculturalidad. La interculturalidad se refiere específicamente a la interacción e intercambios entre estos diferentes grupos y comunidades. Gracias a ellos tenemos un barrio chino (por ponerle uno de tantos ejemplos).

Ahora bien, hablemos de la educación multicultural. Cuando existe una presencia de grupos étnicos claramente diferenciados por razones de color de piel, lengua materna, valores y comportamientos religiosos y, junto con todo ello y otros elementos más, diferencias socioeconómicas, se reconoce la necesidad de una educación especial para atender tales diferencias.

Aplaudo aquellas escuelas que tienen un día para todas las naciones, un día para que los niños vayan con sus trajes típicos o comidas de sus países de procedencia para compartir y ampliar horizontes y compartir culturas, porque le cuento, amigo lector, seguir copiando esos modelos egoístas y llenos de falsos nacionalismos no invitan a nada, salvo a tener una visión limitada del mundo.

Animo a que más escuelas se unan a este tipo de actividades, así como a las universidades, porque no basta con tener ferias gastronómicas de vez en cuando, ya que el intercambio cultural es permanente y así lo ha sido desde hace siglos.

Qué positivo es que hoy en las escuelas se dicte inglés, mandarín, francés, alemán, portugués, holandés y algún otro idioma que se me escape, porque cada vez más el mundo, en especial el de los negocios, está requiriendo profesionales con pensamientos y educación multicultural además de innovadora y actualizada.

No existe nada más satisfactorio que hablar con un profesional de arte, cultura, música, política, ciencia, negocios, religión, entretenimiento, en fin, hablar de todo gracias a que él o ella domina, alimenta y expande su educación gracias a la multiculturalidad.

Tengo grandes amigos que tienen hijos y parejas de otras naciones, entienden lo importante y necesario que es hacer que nuestra cultura crezca, mezcle, respete y comparta con otras, y saben perfectamente que Latinoamérica, como tal, es rica y única gracias a esta situación.

Cierro con un fragmento del Imagine de John Lennon: “Imagina que no hay posesiones. Me pregunto si puedes. No hay necesidad de codicia ni hambre. Una hermandad humana. Imagina a toda la gente compartiendo todo el mundo...”

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