Ilya Espino de Marotta: ‘En el Canal de Panamá existe la meritocracia'

Actualizado
  • 17/10/2019 13:41
Creado
  • 17/10/2019 13:41
La ingeniera panameña será la primera mujer en administrar el Canal de Panamá. Ve un ‘proyecto poco probable' la creación de un canal interoceánico en Nicaragua. Cuenta su historia, sus miedos y su postura

1 :37 de la tarde. Edificio 729, Balboa, piso 2. Ilya Espino de Marotta (Ciudad de México, 1962) está sentada detrás de su imponente escritorio de madera. ‘¡Bienvenidos! Adelante, estoy muy ocupada, pero siempre hay tiempo', sonríe en un lunes de agosto cuando volvía a su oficina tras unas vacaciones en Alaska. A de Marotta le gustan las buenas charlas y más esas que pueden quedar registradas. Tal vez por eso se desenvuelve con naturalidad, ni poses ni maquillaje. Se siente cómoda ante el flash y lanza su historia, como una moneda al viento.

Llegó a su patria cuando apenas tenía tres meses de nacida. Dice ser una ‘una mujer con un liderazgo innato' que de pequeña afloró en su club de amigas, ‘Los cinco secretos' —del que era presidenta—, en el cual se dedicaban, entre otras cosas, a presentar obras de teatro para los más necesitados. Y es que ella es ‘la misma de ayer, pero mejorada'. En febrero fue elegida por la Junta Directiva de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) como la nueva subdirectora de la ruta interoceánica y desde enero de 2020 reemplazará en el cargo al ingeniero Manuel Benítez.

Cuando conversa, hay en sus palabras marcas tangibles de la gran admiración hacia sus padres y de su gratitud infinita. Ilya podría haber sido muchas cosas. O, mejor a aún, podría haber emprendido su sueño: ser bióloga, siguiendo los pasos de su único referente profesional, Jacques Cousteau. Pero escogió la ingeniería y construir en el camino que conecta el océano Pacífico con el Atlántico. Y está en ese lugar desde 1985. Allí conquistó. Ganó terreno. Siguió conquistando, cada vez más determinada.

En la ACP demostró la necesidad de ser parte de un proceso transformador en un país donde ver a mujeres en obras no era habitual. Ilya pidió paso y lideró la ampliación del Canal de Panamá. ‘Muchos apostaron que no podría', evoca. Desde entonces aprendió a librarse de esos lobos con capa de oveja y lanzó su grito de guerra: ¡Un casco y chaleco rosa de respeto! Y así calló los gritos misóginos con su capacidad en el terreno.

Aprendió a trabajar en silencio y esperó que el ruido fuese su éxito. Hoy disfruta, sin ánimos de disimular, su nuevo cargo, y, sin pretenderlo, contagia su alegría hasta al fotógrafo y a la camarógrafa: será ese espíritu de mujer beligerante.

Echando la vista atrás, ¿alguna vez se proyectó en la vida que lleva ahora?

( suspira ) De pequeña siempre tuve muchas iniciativas. Mis padres han sido piezas claves. De mi padre, tengo esa dedicación al trabajo. Esa perseverancia, ese nivel de responsabilidad de tener siempre excelentes resultados en la profesión. Mi madre es un poco más emprendedora que mi papá. Tiene cero temor a los retos, a tener cosas nuevas y diferentes. Siempre me impulsó a que participara en todo lo que había. Yo tiendo a ser más introvertida como mi padre, pero mi madre se esforzó para que fuese más extrovertida. De los dos siempre tuve muy buen empuje.

Lleva 34 años en la ACP y ha logrado escalar, ¿entonces quiere decir que ser mujer no le ha condicionado?

En el Canal de Panamá vale la meritocracia. El sistema de mérito funciona y si uno tiene un buen desempeño, definitivamente que tiene posibilidades.

Será la primera mujer que administre el Canal, ¿cómo lo lleva?

Espero llenar las expectativas… Durante mi trayectoria, que es de tantos años en el Canal, he trabajado por muchas áreas y cuando he pasado por tantos lugares nunca le he puesto mucho énfasis a saber cómo va a ser lo próximo. Siempre aprenderé lo que no sepa. Sé que lo voy a hacer. Jamás he tenido dudas de lo que seré capaz de lograr. Nunca pensé que iba a llegar al lugar que he llegado, no soy una persona que planifica metas, sino que cuando se me abre una oportunidad, la tomo. Siempre he pensado que uno no logra las metas solo, siempre lo hace con el apoyo de los otros.

¿Se refiere al trabajo en equipo?

¡Sí! Es muy importante cuando uno llega a una posición armarse de un equipo de trabajo en el que uno pueda tener confianza y descansar.

Usted lideró el proyecto de expansión del Canal de Panamá como vicepresidenta ejecutiva de Ingeniería, ¿cómo considera que esta obra influyó para afianzar la identidad del panameño?

El hecho de que esta obra de tanta magnitud —5,500 millones que hemos invertido a la fecha y que fuese liderado por panameños— es una muestra real al país de que los panameños podemos hacer grandes cosas. El 90% de esta obra fue panameña, y no es nada más la institución de la ACP, todos los trabajadores que buscaron los contratistas era mano de obra panameña. Cuando quiere, uno puede. Ese es el mensaje importante. Insisto: en Panamá podemos hacer grandes cosas. Hay que tener los valores y principios partiendo de la honestidad, la transparencia y, sobre todo, la capacidad, que sí la tenemos. Y no solo la ampliación, el tercer puente del Atlántico, una obra que también pudimos manejar. Mucha gente dudaba de la capacidad que tendríamos en una obra de tal magnitud. Pero se hizo muy bien, con los más altos estándares.

Y para esa gente que dudaba, ¿un casco y chaleco rosa?

(sonríe ) Nunca pensé que el casco rosado iba a tener el impacto que tuvo. Algunas personas no confiaban en mi capacidad por ser mujer. No pensaba que iba a llevar la obra. Y le dije a mi esposo: ‘debo hacer algo', y decidí comprarme un casco rosado para mandar un mensaje de que soy mujer y lo puedo hacer.

Es ingenuo considerar que una mujer no sacrifica cuando se emprende un trabajo como el suyo…

He tenido sacrificios, pero no han sido en detrimento de mi hogar. Primero porque cuando uno empieza en cualquier profesión o trabajo, uno va adquiriendo una reputación y va armando un grupo de apoyo. Y eso te ayuda cuando vas adquiriendo cargos de más alta jerarquía. Cuando uno empieza, uno tiene que cuidar su reputación y darse a conocer. Con el tiempo, aunque las cosas son más difíciles, tienes más apoyo. El apoyo de tu pareja es indispensable y saber priorizar. En la casa, siempre cenamos juntos. Eso no es negociable. Mis fines de semana, siempre con ellos.

Un estudio de la Universidad de Columbia y de Maryland, que consistió en repasar los resultados de las 1,500 empresas más grandes de Estados Unidos, afirma que a mayor índice de puestos de directivas, mayor es la productividad… ¿Qué opinión le merece esta investigación?

Pienso que cualquier institución se beneficia en cualquier rango si hay igualdad. No pienso que el hombre o la mujer, en el campo laboral, sea uno mejor que el otro. Juntos nos complementamos. Las tomas de decisiones se enriquecen cuando tienes los dos puntos de vista, vemos las cosas diferentes, prioridades diferentes y al final del día se llega a una mejor decisión. Pienso que las mujeres nacemos con un nivele de eficiencia, y precisamente por eso: nos toca manejar la casa, los hijos... el esposo... Tienes que manejar tantas cosas a la vez, tiendes a ser más productiva, por todo lo que tienes que enfrentar en la vida diaria. Las mujeres, a lo mejor, tenemos un sentido de urgencia más resolutivo. Las reuniones que son lideradas por mujeres son más cortas que las lideradas por hombres. En definitiva, sí somos un poquito más eficientes en ciertas cosas ( ríe ).

No es usual encontrarse a una mujer en cargos directivos en Panamá, ¿podemos hablar de igualdad?

En Panamá no existe la igualdad. Hay grandes movimientos para impulsar esa igualdad. No lo existe. Transformarlo va a tomar tiempo. Tenemos que demostrar la capacidad que tenemos para que abran más oportunidades. Siempre hay temor al cambio. A lo mejor para una junta directiva liderada por hombres, o para un gobierno a lo mejor es incómodo.

No es por el simple hecho de ser mujer que se merece uno un cargo…

¡Exacto! Eso es lo que yo le digo a todo el mundo: es por las capacidades, pero es importante que se den las oportunidades, para que uno pueda demostrar. Si yo no hubiera demostrado mi capacidad durante la ampliación del Canal, no me habrían dado la oportunidad del cargo. Una vez que se note una masa sustancial de cargos ejecutivos de mujeres, entonces ya este tema de igualdad de género perderá relevancia y no se hablará más de esto. ¿Por qué el énfasis está en el género? Porque hay una disparidad y eso debe dejar de existir. Lo ideal es que dejemos de hablar de género.

Hablemos de ambiciones. El presidente Daniel Ortega revivió la intención del proyecto de un canal interoceánico en Nicaragua... ¿Cómo lo ve?

Ellos vienen con esto de toda una vida. Un grupo estuvo en Panamá, les di una presentación. Estuve también en Nicaragua y realmente es un proceso muy ambicioso. La cifra que nosotros manejábamos era de 70 a 90 mil millones de dólares, basados en nuestra experiencia. Ellos hablaban de que se haría en seis años. ¡Imposible! Esto de allá es monumental. Desde el punto de vista de ingeniería, se puede hacer —no hay nada que la ingeniería no pueda lograr— el asunto es el costo. Es un proyecto poco probable

Hay realidades que no se pueden evadir. ¿Qué opina de los movimientos migratorios?

La migración es mundial y es un tema que debe ser regulado porque por resolver problemas de un país puedes crear uno más grande en el otro.

Ya. ¿Y qué espera del nuevo Gobierno?

Espero que se tomen las decisiones adecuadas para mejorar la educación, resolver el problema del agua, que es un problema grande que tiene el país. Me encanta que se creó el Ministerio de Cultura, es un paso importante. Que la corrupción desaparezca, es un mal que imposibilita todo lo demás. Parte del éxito del Canal es que aquí nadie está para su propio beneficio, sino por el beneficio del país y de la institución. Mientras uno vea el bien colectivo y no el singular, seremos mejor país. Siento que es importante ser desprendido, eso nos hace tomar decisiones correctas para el país.

Por último, tres preguntas cortas para Ilya: cuando habla de amor, ¿lo hace pensando en lo que todos entendemos como ese sentimiento romántico?

Me quedo con lo que se sabe: el amor mueve montañas.

¿Qué voces necesita escuchar en estos tiempos?

Hay que escuchar a todas las personas que la rodean a una. Nadie tiene la verdad al 100%.

¿Cuál fue su primer miedo al entrar al Canal? Y cuál ha sido el último...

Entrar a un mundo desconocido. Tengo miedo a que se pierda el sentido de que el Canal se debe al país y no que se debe a nosotros mismos.

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