Marixa Lasso: 'En estos momentos, entender el pasado es más importante que nunca'

Actualizado
  • 24/03/2020 06:00
Creado
  • 24/03/2020 06:00
La historiadora panameña, quien dirige el departamento de Investigación en MiCultura, explica la importancia de su profesión. Cuestiona a quienes dejan a un lado el rigor de las investigaciones

Marixa Lasso (Florencia, 1968) vive para hacer recordar ese legado tan desconocido para muchos. Historiadora, profesora y escritora, que hurga en el pasado para que aprendamos de él. Es también una investigadora patria que, aunque nació en Italia llegó a nuestro país con apenas un año de edad.

Marixa Lasso, durante la entrevista con este diario en la plaza Francia.

Lasso es una mente brillante y lúcida que generosamente contriubuye con la sociedad. 'Erased, the untold story of the Panama Canal', su último trabajo, desmenuza los hechos relacionados con el establecimiento y desarrollo de la Zona del Canal y la decisión del gobierno de Estados Unidos de despoblar dicha área.

Después de fortalecer su academia en Estados Unidos y Colombia, regresa a su tierra para presidir la Dirección Nacional de Investigación y Publicaciones del Ministerio de Cultura. "Es un sueño que se hace realidad", suspira.

Conversamos con ella en la Plaza Francia, donde retrató con honestidad y confianza, su vida, cuestionó las injusticias y subrayó la importancia del rigor en todo lo que se narra. He aquí una mujer fundamental para afianzar las raices y delinear el futuro.

¿Quién es Marixa Lasso?

La primera palabra que me viene a la cabeza es una historiadora panameña. Tal vez soy una de esas mujeres que se indentifica mucho con su trabajo. Me gusta, me apasiona. Pero también es una niña que creció rodeada de libros y jugando con sus amiguitos. De niña me gustaba muchísimo los personajes históricos, como los piratas y la damiselas de la edad media. La manera como uno crece impacta en el trabajo que uno hace. También es una niña que pasaba sus veranos en la casa de su abuela en un pueblito llamado El Cristo, de Agua Dulce. Una niña que le gustaba montar a caballo y agarrar marañones. Toda mi infancia forjó la manera de pensar en el pasado. De pensar en la importancia de estudiarlo, para nosotros.

Estudié la licenciatura en la Universidad de Panamá. Y luego me fui hacer la maestría y el doctorado en Estados Unidos y me quedé trabajando allá por 20 años. Estuve unos años en la Universidad Nacional de Colombia y allí, estando a una hora de avión de Panamá, empecé a acercarme otra vez a mi país.

Desde allí nació su amor por la historia...

Sí, mi amor por la historia empezó con libros de cuentos y literatura. Mi mamá me compraba libros y me gustó leer desde muy chiquita. No pensé hasta más tarde que iba a dedicar mi vida a la historia. Mi mamá era una gran lectora, ella decía que quería ser bibliotecaria. Mi papá era un hombre muy comprometido, era médico. Él creía en los derechos de salud para todos y ser un buen servidor público. Tal vez mi pasión por enseñar a todo el mundo viene de eso.

¿Qué considera que no nos han contado de la historia panameña? ¿Existe un silencio histórico?

Lo que pasa es que no hay suficientes historiadores y no hay suficientes investigadores. Más que algo que no nos han contado es algo que no hemos averiguado. Es distinto, no es que nos estén guardando un secreto. Es que las historias se encuentran, se investigan. Se buscan en los archivos, en las historias orales. Y eso lo tienen que hacer muchas personas. Creo que es importante que seamos muchos los historiadores trabajando

¿Cuándo cobrará fuerza el rol del historiador?

Ha cobrado fuerza el interés; y una de las metas que tengo en Panamá, ahora que he regresado, es crear un espacio donde más personas se dediquen a esto. Que se puedan dedicar profesionalmente. Como todo en la vida: no es lo mismo ser un músico profesional que uno aficionado. Las dos cosas son válidas, pero son distintas.

En estos tiempos de manipulación, ¿considera que la historia ha sido politizada?

Hablar de historia es pasado y es tan amplio... Nos pertenece a todos. Todos podemos hablar de ello. Y se puede politizar, y se ha hecho a lo largo de la historia. Pero hay una ética profesional de los historiadores profesionales de evitar que esto suceda. Nosotros decimos las cosas como fueron entendiendo al pasado en su manera de ser. Esto quiere decir que tú no le vas exigir a una persona del siglo XIII que piense como una persona del siglo XXI. Es un poquito como ser antropólogo, uno va a otra cultura. No debemos inventarnos cosas, Debemos ser fiel a lo que te dicen las fuentes. También investigar. Si se agarra un papelito de cualquier momento y no estudias el contexto, ese papelito se puede interpretar muy mal.

¿Hay riesgo de que la sociedad interiorice una historia falsa?

En estos tiempos y en todos los tiempos. La historia y la mitología se cruzan muchas veces. Por eso es que hablo e insisto en la ética del historiador profesional y el mal uso de la historia por otros.

Hay quienes dicen que la historia es aburrida...

Hay que revisar los libros de textos. Sobre todo porque no han cambiado desde mis tiempos, porque se memoriza y se hace aburrida. No permite que el estudiante cuestione… La historia no te impide cometer errores pero si te ayuda a tomar mejores decisiones.

¿La historia se puede narrar de una manera pasional?

Creo que sí. Esa es la apuesta. Y hay otros historiadores que estamos pensando así. En estos momentos entender el pasado es más importante que nunca. Debemos llegar a un público amplio y que no deje de permear por la manera que está escrita. La gente tiende a decir que la historia es aburrida, pero nosotros debemos saber contarla y hacemos un esfuerzo grande para hacerla accesible. Y a veces no debemos tener miedo de involucrar los sentimientos, porque el pasado los tiene. Eso sí, sin inventar.

Tenemos una gran influencia de otras naciones, pero particularmente muchos rechazan la americana... ¿a qué se debe?

Decir que nos ayudaron.. es mucho.. Si tuvieron una influencia y son parte de quienes somos, igual que los españoles, y que los esclavos… Pero pensemos en las recetas de nuestros abuelitos, en la influencia en nuestra cultura, hablando de la música jazzitas por ejemplo… Hay también influencia en la forma de ser de nosotros, algunas cosas positivas y otras no tanto.

Si tuviéramos que rescatar un episodio histórico para que afiancemos nuestra identidad, ¿cuál sería?

UUltimamente estaba hablando mucho del arrabal de Santa Ana. Porque nosotros somos un puerto historico, un puerto importante y le hemos dado la espalda a nuestro puerto. ¿Qué quiero decir con eso?, que esa riquieza cultural a veces la vemos como un problema, como una amenaza y no como una riqueza. Y en parte porque se piensa que el puerto es solo de élites y no es solo de ellos, es de todos los inmigrantes pobres, los esclavos, todos los que llegaron. Por eso me gusta el arrabal porque es una manera de ver el mundo cosmopolita pero más popular.

Hay una democracia popular que surge también en ese arrabal y si rescatamos esa historia y esa democracia nos ayudaría muchísmo en estos momentos.

Usted le dedicó una exposición a Justo Arosemana en Colombia, ¿qué significa ese personaje para usted?

Así es. 'Las preguntas de Don Justo'. Fue una exposición binacional. Se expuso también en el Museo del Canal. Decidimos recordar que los grandes intelectuales como él, se preguntan y dan grandes respuestas. Siempre fue un hombre adelantado a su época. Quería que nos sintiéramos orgullosos de su creatividad intelectual y política.

¿Qué debemos aprender de las mujeres del pasado?

Que se atrevieron muchas veces. Creo que esa fue la lección. Que no dejaron que se les diera que no podían.

Algunas referentes…

Me encanta Clara González, me parece un referente importante. Otro mucho más cercano es el de mi abuela que fue una educadora que hizo carrera y llegó a ser directora y supervisora de escuela, en una época donde las mujeres se quedaban en casa.

Hablemos del departamento de dirige en el Ministerio de Cultura...

Hay una dirección de investigación y publicaciones que estoy dirigiendo. Y estoy muy contenta. Se están cumpliendo cosas, porque para desarrollar un Centro de Investigación de verdad, con todos los estándares internacionales de investigación científica en historia, antropologia, arqueología, musicología, que pudiera apoyar nuestros museos y nuestro patrimonio, hay que hacer muchas cosas. He estado trabajando todos estos meses en hacer esto una realidad. Es muy importante empezar con pasos firmes e ir construyendo sobre bases sólidas para que quede.

¿Es ahora que se reconoce su academia y talento en el país?

Pues... Es que las estructuras no existían. No había un lugar donde yo podía llegar. Esa Marixa joven que acaba de terminar su doctorado, no tenía donde llegar. En parte por las estructuras universitarias nuestras que no tienen el tipo de concursos profesorales. Al final tenía dos opciones: o me olvidaba de ser historiadora y me dedicaba a otra cosa, o seguía mi sueño y significaba estar en otras universidades que si tenían concursos profesorales y me fue bien.

Entonces, ¿como llega al Ministerio?

Esas casualidades de la vida, conocí al ministro (Carlos Aguilar) unos meses antes de que a él le ofrecieran el puesto. Estaba presentando mi libro y el estaba presentado su documental. Eramos dos panameños en Washington DC, presentando sus trabajos. Nos conocimos y fuimos a visitar museos. Estábamos en el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana y recuerdo decirle: ¡Imagínate que existieran lugares así en Panamá! Creo que en esa conversación quedaron muchas cosas; y él me cuenta después que pensó que si lo escogían ministro me iba a llamar, y así fue. Y no lo dudé. Estoy trabajando por primera vez por mi país. Esto es un sueño profesional que se hace realidad…

¿Cómo imagina que se retratará la historia de estos tiempos?

Nos van a juzgar y vamos a quedar bien mal (risas). Van a decir: esta gente le decían una y otra vez los científicos que estaban destruyendo el planeta y no hicieron caso. Estas personas estuvieron a punto de romper la democracia. Les dejaron unos sistemas de educación pública que funcionaban y que dieron gran movilidad social y casi lo colapsan. Y no solo hablando de Panamá sino en el mundo. Ojalá nos despertemos para que quedemos un poquito mejor.

Imaginemos que no está... ¿cómo le gustaría que le recordaran?

(sonríe) Me gustarían que me recordaran como una persona que se reía en los momentos duros y que tenía buenos amigos. Que le gustaba trabajar en equipo. Que se relajaba escribiendo. Pero también dirán que Marixa no era paciente

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